El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el PBI real del Perú para este 2024 crecerá alrededor de 2,5%, luego de analizar una serie de factores económicos y políticos del país.
Una misión del organismo se reunió con autoridades peruanas del 21 de febrero al 7 de marzo para discutir sobre las condiciones que se presentaron en el 2023 y las perspectivas para este 2024.
“Se proyecta que el PBI real crecerá alrededor del 2,5 por ciento en 2024, con una brecha de producción negativa que se cerrará gradualmente hasta 2026″, señala el FMI en sus conclusiones.
“Se prevé que la cuenta corriente regrese a un déficit bajo en 2024 a medida que el crecimiento se normalice y se estabilice en alrededor del -1,5 por ciento del PIB en el término medio”, agrega.
Del mismo modo, consideró que la inflación podría disminuir hasta la mitad del rango meta, ayudada por la normalización de los shocks de oferta y una brecha de producción negativa, mientras el Banco Central de Reserva continúa con su ciclo de flexibilización para llevar la tasa de política a un nivel neutral.
LEE TAMBIÉN | Presidente de la SNMPE cuestiona al Ejecutivo por no observar norma que deroga medidas contra la minería ilegal
Precisamente, el FMI destaca el manejo de la política monetaria por parte del BCR, ya que con una fuerte supervisión “mantuvo la estabilidad financiera”.
Tras destacar también la sólida posición fiscal, el FMI indicó que se espera una recuperación en 2024 y que el crecimiento convergerá hacia su potencial a mediano plazo. Con ello, una fuerte recuperación de la agricultura y la pesca después de que termine El Niño.
De otro lado, se prevé una política monetaria más laxa (consistente con una inflación más baja) que respalden una reactivación del crecimiento.
“Sin embargo, sólo se espera una modesta recuperación del consumo y la inversión privados, ya que la incertidumbre política sigue obstaculizando la confianza de los consumidores y las empresas”, apuntó.
En cuanto a los riesgos internos, estos siguen siendo los relacionados a la incertidumbre política, el malestar social y las crisis relacionadas al clima; mientras que los riesgos externos incluyen el débil crecimiento de los socios comerciales, la volatilidad de los precios de las materias primas y un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras globales.
“Por el lado positivo, un resurgimiento decisivo de la confianza, catalizado por grandes proyectos de infraestructura y minería, podría fortalecer el consumo y la inversión privados. La resiliencia macroeconómica comprobada del Perú se ve reforzada por colchones muy sólidos que incluyen una baja deuda pública, abundantes reservas internacionales, acceso a los mercados internacionales de capital en términos favorables y acceso a la Línea de Crédito Flexible (FCL)”, remarcó.