
El escándalo estalló el lunes cuando Jeffrey Goldberg, redactor jefe de la revista The Atlantic, publicó un artículo en el que narra cómo fue testigo durante cuatro días de una conversación de altos funcionarios de seguridad nacional que coordinaban los planes para lanzar ataques aéreos contra los rebeldes hutíes en Yemen.
Goldberg fue añadido al chat grupal, en la aplicación de mensajería encriptada Signal, el 11 de enero. Fue invitado a unirse al llamado “Grupo pequeño de PC Hutí” por una cuenta que tenía el nombre del asesor de seguridad de la Casa Blanca, Mike Waltz. Había 18 participantes en total, incluidos usuarios clave como el vicepresidente, JD Vance, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el de Estado, Marco Rubio, y la directora Nacional de Inteligencia, Tulsi Gabbard.
Aunque el periodista dudó por varios días de la autenticidad del chat, el 15 de marzo, mientras estaba sentado en su auto en el estacionamiento de un supermercado, el ataque en Yemen que se había estado detallando en el chat finalmente ocurrió. Con ello confirmó que todo era real.
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“Hasta casi el último minuto no pude creer que esto estuviera ocurriendo realmente (…) No podía creer que el liderazgo en seguridad nacional de los EE.UU. se comunicara a través de Signal sobre inminentes planes de guerra”, dijo Goldberg a Radio Atlantic.
En su artículo, el periodista relata el contenido de las conversaciones, obviando la información que considera delicada para la seguridad nacional. Afirma que Hegseth reveló un plan detallado sobre los objetivos y características de la operación horas antes de que ocurriera. Además, fue testigo de las dudas del vicepresidente JD Vance sobre la realización del ataque.
Crece la presión
La Casa Blanca confirmó que la cadena de mensajes es auténtica, pero minimizó su impacto. “No se discutieron ‘planes de guerra’” y “no se envió información clasificada”, dijo en X la portavoz Karoline Leavitt, quien detalló que el gobierno “trata de entender” cómo el número de Goldberg fue añadido accidentalmente.
Trump afirmó el martes 25 que es “el único fallo en dos meses, y resultó no ser grave”. Reiteró su respaldo a Waltz y afirmó que el asesor de seguridad de la Casa Blanca “aprendió la lección y es un buen hombre”.
Añadió que Waltz no tiene nada por lo que disculparse y “probablemente” se abstenga “en un futuro inmediato” de volver a utilizar Signal.
Aunque el Consejo de Seguridad Nacional declaró que el chat parecía ser auténtico, Waltz afirmó que “hay muchos periodistas en esta ciudad que se han hecho famosos inventando mentiras”.
La presión creció luego de que el escándalo fuera tratado en una audiencia de inteligencia en el Congreso que ya estaba prevista. Senadores demócratas criticaron el manejo de la información sensible en el chat de Signal, calificándolo de imprudente y peligroso, por lo que pidieron la dimisión de Hegseth y Waltz.
Los dos principales jefes de espionaje del país, el director de la CIA, John Ratcliffe, y el director de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, enfatizaron que la información intercambiada en el chat de Signal no era clasificada, pero reconocieron la sensibilidad de la información sobre los objetivos del ataque.
El líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, criticó duramente a Hegseth por discutir detalles sensibles de un ataque militar en el chat grupal en el que estaba un periodista.
La mayoría de los legisladores del Partido Republicano prefirieron no criticar al gobierno, pero algunos sugirieron que podrían investigar cómo se había producido la filtración.
La filtración ha puesto la atención en las cualidades de los altos mandos vinculados a inteligencia y defensa. La nominación de Hegseth, un antiguo presentador de Fox News, para dirigir el Pentágono fue aprobada por el Senado por un estrecho margen, en medio de cuestionamientos por su poca experiencia y acusaciones de agresión sexual y abuso de consumo de alcohol.
“Los aliados de Estados Unidos deben estar sumamente preocupados, porque ya de por sí había temores por la frágil confianza en las estructuras de inteligencia dado quienes fueron las personas nominadas y confirmadas por el Congreso. Ahora esto le está dando la razón a quienes se oponían a que estas personas estuviesen en esos cargos. Eso es lo que han dicho los expertos del campo de la inteligencia. Han alertado de que esta filtración es sumamente grave y que alguna cabeza tiene que rodar”, dice a El Comercio la politóloga María Puerta Riera, profesora de Gobierno Americano en el Valencia College de Orlando.
Las revelaciones del contenido de las conversaciones también han puesto el foco en la actitud de Washington hacia Europa. En el chat grupal en Signal el vicepresidente JD Vance expresó dudas sobre llevar a cabo los ataques en Yemen pues odiaba “rescatar a Europa nuevamente”, al considerar que los ataques hutíes contra navíos afectaban más a los países de ese continente que a Estados Unidos.
Puerta señala que ha quedado clara la actitud y el desdén de Vance hacia el Viejo Continente. “Se ha comprobado que la postura de mano dura que el vicepresidente tiene hacia Europa no es una puesta en escena, sino que es una convicción real”
Posibles delitos federales
El manejo de datos sensibles en Signal abre la posibilidad de que los funcionarios de la administración Trump presentes en el chat grupal hayan incurrido en delitos federales, incluso si, como dice la Casa Blanca, la información enviada no era clasificada.
El diario “The New York Times” señala que la Ley de Espionaje de 1917 estipula que la información de defensa nacional no tiene que estar clasificada para ser perjudicial para la seguridad del país.
“Los tribunales han dictaminado que dicha información debe protegerse si se relaciona con la seguridad nacional, como asuntos militares o de inteligencia. Sin embargo, el Departamento de Justicia rara vez procesa las infracciones que no están clasificadas”, explica el medio.
Goldberg rechazó el martes las afirmaciones de la administración Trump de que los detalles compartidos en el chat no incluían información clasificada.
Pese a lo serio de la filtración, Puerta ve poco probable que se tomen medidas correctivas importantes. “En un mundo normal, en un gobierno distinto a este, primero que esto no hubiese ocurrido, pero si hubiese sido el caso, inmediatamente hubiese significado la destitución o la renuncia de los involucrados y el inicio inmediato de un proceso en el Departamento de Justicia. Sin embargo, ya vemos que eso no va a ocurrir. Por lo que ha dicho el presidente es muy probable que nada pase y no hay garantía de que esto se vaya a subsanar”, apunta.
La filtración también puso el foco en Signal, cuyo uso no está aprobado por el Gobierno. Además, se trata de una aplicación en la que los mensajes desaparecen con el tiempo, algo problemático pues según las normas debe quedar registro de las conversaciones y discusiones sensibles del gobierno.
El grupo de vigilancia American Oversight presentó una demanda ante el Tribunal Federal de Distrito de Washington solicitando una orden judicial para preservar todos los mensajes en el polémico chat grupal de Signal.