El caficultor Luis Villegas García (45) no llegó a conocer el bosque con árboles nativos que abundaban en la parte baja y media de la provincia de San Ignacio, en la región de Cajamarca, donde nació.
“Cuando era niño, mi abuelo me contaba sobre el bosque, con sus michinos y acerillos, dos especies autóctonas de la zona. Pero para cuando crecí, quedaban pocos ejemplares. Todo fue talado para la agricultura; una tala indiscriminada que llevó a la desaparición de venados, añujes, sajinos y aves, privados de su hábitat”, recuerda Luis.
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A finales de la década de los noventa, comenzaron a plantarse árboles forestales en la zona, como laureles, pinos y eucaliptos, para diversos usos, desde la construcción de viviendas hasta la obtención de leña. “Sembrar árboles era nuestra forma de asegurar un suministro continuo de madera”, afirma Luis, quien hoy observa cómo esos mismos árboles protegen las plantaciones de café en su finca.
“El café debe cultivarse en sistemas agroforestales. Esto garantiza que contribuyo al medio ambiente y reduzco mi huella ambiental, ya que en mi finca estamos capturando CO₂ gracias a la presencia de árboles”, explica el caficultor. Su visión y compromiso con la actividad se han enriquecido gracias a las iniciativas que, en los últimos años, buscan agregar valor al café de Cajamarca, generando así mayores oportunidades de ingresos para los productores de una región que es reconocida como una de las principales productoras de café de alta calidad a nivel nacional.
Estas acciones promueven que en la región se adopten tendencias globales que demandan café sostenible, cero deforestación y café carbono neutro. Mediante sistemas agroforestales inteligentes, no solo se protegen los bosques, sino que también se reduce la huella de carbono asociada a la producción de café.
Oportunidades para el café cajamarquino
Armando Inga, facilitador de la Plataforma Multiactor del Café de Cajamarca (PMACC), instancia que reúne a diversos actores de la industria cafetalera regional, señala que con el impacto del cambio climático y el incremento de CO₂ en la atmósfera, hay oportunidades para el café de Cajamarca.
“El mercado exterior valora cafés responsables que limiten o disminuyen las emisiones de CO₂ Por eso, en los últimos años, han surgido iniciativas hacia la neutralidad del café de Cajamarca”, refiere Inga.
Destacan entre estas iniciativas las acciones emprendidas en los últimos tres años por la PMACC en colaboración con la ONG belga Rikolto, con financiamiento del gobierno de Bélgica y la empresa estadounidense-holandesa JDE Peet’s, para medir la huella ambiental del café, considerada como el punto de partida para comprender el impacto de estas industrias en el medio ambiente y realizar los ajustes pertinentes en las prácticas agrícolas, encaminándolas hacia una industria carbono neutro.
El productor Luis Villegas fue parte de los esfuerzos iniciales por medir la huella ambiental del café. “Entre agosto de 2021 y setiembre de 2022, como socio de la cooperativa Unicafec, recibimos la visita de técnicos que recogieron información sobre nuestras fincas para medir nuestra huella ambiental y determinar en qué puntos de nuestro trabajo se generaba la mayor contaminación”, recuerda Luis.
Para ello fue necesario realizar el análisis de ciclo de vida del café en la finca, lo que conlleva al estudio del manejo agronómico del café. Es decir, entender cómo se fertiliza y riega el cultivo, cómo se manejan podas y plagas, así como los recursos naturales que se consumen. Se estudian las emisiones, los residuos sólidos y efluentes que se producen hasta obtener el grano, explica Isabel Quispe, ingeniera industrial, investigadora y docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) que dirigió las investigaciones en medición de la huella de carbono. En este caso se tuvo en cuenta la producción de café verde orgánico, ya que no había emisiones relacionadas con productos agroquímicos.
Fue así como se identificó que los puntos críticos de mayor impacto ambiental de la producción de café se concentran en el llamado beneficio húmedo, donde se realiza el despulpado, principalmente por el consumo de agua y la generación de la pulpa de café. Este último es un residuo orgánico que al descomponerse emite metano, un gas que genera el efecto invernadero, y CO2. Se estima que entre el 70 y el 80% de la huella de carbono del café está en la etapa de beneficio húmedo.
Tras estos resultados, se recomendó a los caficultores usar la pulpa de café en la producción de abono orgánico para evitar su descomposición en el medio ambiente y realizar el tratamiento de las aguas mieles (como se denomina a las aguas residuales tras el proceso de despulpado y lavado del café) a través de pozos que las filtran.
Estas prácticas se difundieron a 300 productores de tres cooperativas cajamarquinas, se han replicado en la región y se espera que otras las adopten.
Una calculadora de la huella ambiental del café
Entre las acciones para medir la huella ambiental del café a nivel nacional, PromPerú y Rikolto han promovido el desarrollo de Calcafé, una calculadora de la huella ambiental donde los productores introducen datos relacionados con su finca y la producción del grano para que la herramienta determine, a través de fórmulas matemáticas, el impacto ambiental en cada etapa de producción y se identifiquen dónde se pueden corregir procesos.
CalCafé es parte de las iniciativas por generar una oferta de café diversificada, competitiva y sostenible que ya demandan los consumidores en el mercado europeo concientizados sobre el cambio climático y frente al marco regulatorio de la Unión Europea contra la deforestación de bosques, sostiene Jorge Barrientos Salinas, especialista del Departamento de Comercio Sostenible de Promperú. A la fecha, ya son 17 organizaciones de café de Cajamarca, Cusco, Junín, San Martín, Puno, Apurímac y Huánuco que realizan mediciones de la huella ambiental de sus cultivos.
Como parte de esta ruta, el proyecto COCO2: Más café y menos CO2 en Ecuador y Perú, cofinanciado por el Programa de Acción Climática G-STIC del Gobierno de Flandes (Bélgica), promovió entre 2022 y 2023 políticas y prácticas de adaptación y mitigación del cambio climático en el sector cafetalero de Ecuador y Perú. El proyecto se basó en evidencia del secuestro de carbono para promover sistemas de producción agroforestal sostenible, capacitando y certificando a técnicos, caficultores y organizaciones productoras en Ecuador y Perú.
El componente de investigación de COCO2 fue dirigido en Ecuador por Ángel Ramírez, director del Grupo de Investigación en Ingeniería Sostenible y Economía Circular de la Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL). Con el acompañamiento de la PUCP, desde Perú, realizaron un primer estudio de la huella de carbono en base a metodologías del impacto ambiental a usar y la revisión de resultados. También se capacitó a técnicos de campo y productores para calcular la huella ambiental del café en cinco fincas cafetaleras en Zamora Chinchipe, en Ecuador.
A diferencia de la parte peruana, en Ecuador se halló que el mayor impacto de la huella de carbono en las fincas cafetaleras está en los fertilizantes sintéticos que se usan y que proceden del petróleo, así como en el despulpado de café.
Acciones frente a regulaciones del mercado europeo
Rikolto y sus aliados buscan generar estrategias e impulsar políticas que permitan que Perú y Ecuador puedan cumplir con estándares internacionales y prácticas respetuosas con el medio ambiente que en los próximos años entrarán en vigencia en la Unión Europea.
“Hay regulaciones que marcan la pauta en el sector cafetalero en relación a la neutralidad del carbono. Además, están el Pacto Verde Europeo, que busca que el continente sea climáticamente neutro al 2050, y la Ley Europea del Clima. Hay que tener en cuenta la nueva regulación europea contra la deforestación en el sector ganadero, cacao, café, aceite de palma, soja, caucho y madera”, explica Napoleón Molina, ingeniero agrónomo y director del Programa Cacao y Café Sostenibles de Rikolto en Latinoamérica.
Frente a estas regulaciones es importante que los países productores de café empiecen a tomar acciones para asegurar a sus compradores, pero cumplir con estas normativas requiere de herramientas y capacitaciones que el productor de pequeña escala no puede asumir en términos económicos, refiere Napoleón. También requiere un marco institucional para corregir los problemas tradicionales que siempre han afectado al sector como acceso a financiamiento, asistencia técnica y prácticas climáticamente inteligentes que eviten la deforestación y la expansión de la frontera agrícola frente a la baja productividad de las tierras.
“Una de las causas subyacentes de la deforestación es la baja productividad de las tierras, que se da por la falta de recursos económicos para invertir en sistemas que le permitan a los caficultores producir más en la misma tierra sin tener que moverse hacia bosques o áreas protegidas. Mientras ellos no tengan ingresos dignos no van a poder mantener los bosques”, señala Napoleón.
Es una tarea compleja en la que se están dando los primeros pasos, los que incluyen al sector privado. “La industria requiere ser más responsable en los países donde compramos la mayor cantidad de materia prima; en nuestro caso nos interesa fortalecer capacidades locales a través de plataformas donde convergen todos los actores del café para generar iniciativas conjuntas de mejora de la productividad, la calidad y la sostenibilidad”, refiere Gina Canales, gerente de sostenibilidad de café verde para América Latina en JDE Peet’s.
JDE Peet’s es el importador de café más grande en Europa y compra café en 135 países, entre los que se incluye el Perú, en donde son aliados de Rikolto y co-financian acciones de la PMACC. En el marco del proyecto “Promoviendo la caficultora sostenible” promoverán del 2024 a 2027 acciones por la reducción de la huella ambiental incluyendo el fortalecimiento de la ruta de café carbono neutro en la que ahora se trabaja.
Cajamarca ha empezado a trazar ese camino de la mano con productores como Luis Villegas que solo esperan que sus esfuerzos por conservar sus bosques sean compensados. Por lo pronto, se ultiman detalles de lo que será la hoja de ruta que en los próximos dos años lleve a que Cajamarca realice sus primeras exportaciones piloto de café carbono neutro o con mínimas emisiones.