Estados Unidos llegó un acuerdo con la ONU por el que reduce drásticamente la financiación de los proyectos humanitarios de la entidad supranacional. Para el 2026 el gobierno presidido por Donald Trump aportará 2.000 millones de dólares, una fracción de la contribución que su país había mantenido durante los últimos años.
La medida se enmarca en la política de disminución de la cooperación humanitaria estadounidense, que tuvo uno de sus episodios más importantes con el desmantelamiento a gran escala de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) entre enero y setiembre.
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Marco Rubio, secretario de Estado estadounidense, calificó de “acuerdo histórico” el nuevo marco de colaboración e indicó que permitirá “salvar millones de vidas en 17 países”.
A pesar de que Tom Fletcher, jefe de operaciones humanitarias de la ONU, sostuvo que el sistema humanitario se está trabajando para maximizar su eficiencia, la noticia genera incertidumbre en torno a una merma de recursos que puede poner en serio peligro a diversas poblaciones alrededor del mundo.
APORTE GENERAL A LA ONU
En los años 2015 y 2016 la contribución de Estados Unidos a los programas de la ONU se situó en torno a los 10.000 millones de dólares. El entonces presidente Barack Obama buscó impulsar planes de sostenibilidad junto a la ayuda humanitaria tradicional.
Esa cifra se redujo desde el 2017 con el primer gobierno de Donald Trump, que promedió un aporte anual de 8.700 millones de dólares en sus tres primeros años.
Dichos números ascendieron a unos 9.200 millones de dólares en el 2020 y llegaron a unos 12.500 millones un año después, siendo estos incrementos provocados por la pandemia de COVID-19 y la toma de mando de Joe Biden, que reintegró al gigante norteamericano a diversos programas en los que Trump, durante su primer mandato, había dejado de participar.
El año 2022 supuso el pico histórico de contribuciones de Estados Unidos no solo por el contexto posterior a la pandemia, sino también por la guerra en Ucrania y otras graves crisis alimentarias que llevaron a que la contribución a la ONU superase los 18.000 millones de dólares. Los aportes en esta materia se redujeron a 13.000 millones de dólares en el 2023 y a 11.500 millones en el 2024.
En el ámbito estricto de los programas de la ONU, el que recibe mayor cantidad de recursos de Estados Unidos es el Programa Mundial de Alimentos (PMA), al que usualmente se asignan unos 3.500 millones de dólares. No obstante, esos aportes escalaron hasta los 5.133 millones en el 2022 por el conflicto entre Rusia y Ucrania, para luego llegar a su pico en el 2024 por la crisis humanitaria en Gaza.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) es otro de los grandes destinatarios del dinero estadounidense, pues en el último año se le otorgaron 2.900 millones de dólares, también debido al conflicto en Gaza. Durante el año previo había recibido US$1.900 millones.
Otros destinatarios de gran importancia son Unicef, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), las misiones de paz y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este último programa ha sido uno de los grandes afectados en el tiempo reciente, debido a que durante el primer día de su actual gobierno Donald Trump firmó la Orden Ejecutiva 14155 con la que retiró a su país de la OMS, lo cual supuso el congelamiento de los envíos de dinero a dicha entidad, algo que ya había hecho en el 2020 durante la pandemia de COVID-19. Estados Unidos por sí solo suponía entre el 18% y el 20% del financiamiento OMS.
Deuda y conflicto
Desfase económico
Estados Unidos y la ONU mantienen serias diferencias en torno al financiamiento de las misiones de paz, pues el organismo internacional calcula que Estados Unidos debe pagar el 26,9% del costo de las intervenciones de los Cascos Azules, pero el Congreso del estado norteamericano fija como límite el 25% del total. China es el segundo aportante con 24%.
Ese saldo de 1,9% presupuestario ha generado una deuda de miles de millones de dólares que Estados Unidos paga de forma marginal cada año para evitar perder su derecho a voto en la Asamblea General.
Lo anterior ha generado problemas de liquidez a las Naciones Unidas, los cuales se ven agravados por la brecha del calendario fiscal para los dos involucrados: la ONU lo considera dentro del año calendario, iniciando el 1 de enero; mientras que en Estados Unidos inicia su año fiscal en octubre, pagando con un retraso de nueve meses.
Los problemas de financiamiento han llevado a que las operaciones de los Cascos Azules tengan una reducción del 15% en sus presupuestos desde octubre, lo que en la práctica se traduce en una disminución del 25% de la capacidad operativa de estas misiones.
GASTO HUMANITARIO
Según indica la ONU, Estados Unidos es el principal financista de su labor humanitaria.
Durante el 2015, Estados Unidos invirtió en torno a 6.400 millones de dólares en programas humanitarios, cifra que aumentó a 7.000 millones en el 2016. Tras esto, los números se mantuvieron en un promedio de 6.500 millones en los tres años siguientes, hasta un aumento abrupto a 7.800 millones de dólares y 9.500 millones en los años 2020 y 2021, respectivamente, en medio de la respuesta al brote global de COVID-19.
El pico histórico del gasto humanitario estadounidense se marcó en los años 2022 y 2023 con pagos de 13.500 millones de dólares y US$13.100 millones, respectivamente. Para el periodo 2024 la contribución del país gobernado por Donald Trump alcanzó los 10.800 millones de dólares.
El reciente acuerdo de 2.000 millones de dólares supone un descenso radical en la contribución estadounidense visto en comparación con las cifras previas.
ESCENARIO PREOCUPANTE
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) había pedido a los socios aportantes unos 47.000 millones de dólares para financiar sus diversos programas humanitarios en el 2025, pero solo recaudó unos 12 mil millones y la falta de apoyo de Estados Unidos jugó un papel capital en ese desfase. Para el 2026 se han solicitado 23 mil millones de dólares y resta por ver el impacto final que tiene la reducción del aporte estadounidense a 2.000 millones de dólares.
La ONU señala que las crisis en Gaza y Cisjordania son parte prioritaria de su agenda humanitaria para el 2026, buscando un financiamiento de 4.100 millones de dólares para ese fin; sin embargo, en el acuerdo con el gobierno estadounidense este último eligió los territorios en los que deseaba emplear sus aportes, dejando fuera a los territorios palestinos. También quedaron fuera programas ligados al cambio climático.
DATO
Beneficiarios
Los países con situaciones de crisis que forman parte del acuerdo entre EE.UU. y la ONU son Guatemala, Honduras, El Salvador, Ucrania, Haití, Nigeria, Etiopía, Sudán del Sur, Mozambique, Myanmar, República Democrática del Congo (RDC), Sudán, Bangladesh, Siria, Uganda, Kenia y Chad. También forma parte del mismo marco el Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF) de la ONU.
El reciente acuerdo de Estados Unidos con la ONU supone una reducción sustancial y se muestra acorde con las cifras de la Oficina de Asistencia Exterior del país norteamericano. Según esta última entidad, el monto desembolsado de forma general en ayuda internacional dentro del marco de sus obligaciones fue de 20.000 millones de dólares durante el presente año, mientras que en el 2024 fue de 82.000 millones.




