
“Vamos a permanecer en la OTAN”, afirmó Rubio desde Bruselas, donde se celebra el aniversario 75 del bloque. “El presidente Trump ha dejado claro que apoya a la OTAN”, señaló en el encuentro, pero también añadió: “Queremos irnos de aquí con una senda realista para que cada uno de los miembros cumpla la promesa de llegar hasta el 5 % del PBI en gasto”.
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Actualmente, Estados Unidos invierte alrededor del 3,38 % de su PBI en defensa. La mayoría de países europeos apenas supera el 2 %, y algunos no alcanzan ni ese umbral. El nuevo objetivo propuesto por Rubio —más del doble del compromiso establecido— marca un giro drástico que ha sido recibido con respaldo político, aunque también con escepticismo sobre su viabilidad.
Exigencia histórica
Rubio justificó la propuesta apelando a las crecientes amenazas globales, como la guerra en Ucrania o las tensiones en la región del Indo-Pacífico. “Si las amenazas son tan graves como creemos, deben enfrentarse con un compromiso real”, expresó. También reconoció que será un reto político para muchos gobiernos europeos, con amplios sistemas de protección social, redistribuir recursos hacia la defensa.
En paralelo, el embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matt Whitaker, reafirmó el liderazgo de Washington. “Bajo el mando del presidente Trump, la OTAN será más fuerte y efectiva que nunca”, aseguró. Sin embargo, añadió que la vitalidad de la organización “depende de que cada aliado haga su parte justa”.
Reacciones mixtas
Varios ministros de Exteriores europeos expresaron su confianza en el compromiso estadounidense. “Nunca he oído nada sobre el artículo 5 que me preocupara por parte de los estadounidenses”, señaló el canciller checo, Jan Jipavsky. El artículo 5 del Tratado de Washington establece que un ataque contra uno de los miembros será considerado una agresión contra todos, y es la base del principio de defensa colectiva de la OTAN. Por su parte, la ministra de Exteriores de Suecia, Maria Malmer Stenergard, calificó a Estados Unidos como “un socio muy fiable” y sostuvo que “gastar más es la única manera de actuar en este momento”.
Algunos países incluso anunciaron aumentos concretos: Lituania dijo que prevé superar el 5 % del PBI en defensa para el 2026, y Finlandia aseguró que llegará a más del 3 %, sin contar los gastos vinculados al servicio militar obligatorio.
Pese a ello, persiste el recelo por la falta de un mensaje claro y unificado desde la Casa Blanca. Las críticas de Trump a aliados históricos, la reciente imposición de nuevos aranceles a socios de la OTAN y los rumores sobre posibles retiros de tropas estadounidenses alimentan la incertidumbre.
El propio secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se vio obligado a aclarar que “no hay planes” para una retirada repentina de tropas estadounidenses en Europa, aunque admitió que Washington busca centrar más atención en Asia.
¿Meta alcanzable?
Para el internacionalista Ramiro Escobar, esta exigencia debe leerse dentro del “sismo político que está provocando Donald Trump a nivel global”. Él señala que varios países europeos están comenzando a asumir que “Estados Unidos ya no es el socio de siempre” y se están planteando caminos hacia una defensa autónoma.
“Una exigencia de Trump de ese tipo no va a ser acogida ni aceptada. Para muchos estados europeos es inviable esa cantidad de dinero. Están buscando otra ruta”, advierte Escobar.
Y añade: “Lo que está ocurriendo es que Europa está comenzando a calibrar la posibilidad de defenderse por cuenta propia, sin que necesariamente la defensa del continente pase por la OTAN”.
Escobar también recuerda que figuras como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han planteado aumentar en 700.000 millones de euros el gasto en defensa europea. Esto, en su opinión, muestra que se está abriendo paso la idea de “una forma de defensa militar más autónoma en Europa, siempre pensando en el riesgo que representa Rusia”.
Para Escobar, lo que está en juego es más que una disputa presupuestal. “Estamos frente a un reordenamiento del mundo muy complicado, que puede tener como salida no la desaparición inmediata de la OTAN, sino el surgimiento de otro organismo de defensa autónomo que ya no incluya a Estados Unidos”, explica a El Comercio.
En ese escenario, añade, “parece estar surgiendo un nuevo orden mundial donde Rusia, Estados Unidos y China dirigen las fichas y se reparten zonas de influencia. En un mundo así, la OTAN tal como la conocemos pierde sentido”.
A esto se suma el impacto de los aranceles del 20 % impuestos por Trump a productos europeos, lo cual ha generado malestar en países miembros de la OTAN. Para Escobar, estas medidas podrían agravar la fractura estratégica entre ambas orillas del Atlántico.
“La alianza entre Estados Unidos y Europa no está rota, pero está quebrada. Los aranceles no responden a una lógica económica coherente, sino más bien a una forma de coerción, algo que coincide con el estilo de Putin”.
En ese marco, el internacionalista advierte que Trump no solo está aplicando presión coyuntural, sino que proyecta una lógica de poder a más largo plazo. “Trump parece estar pensando en una política internacional de largo alcance, aunque solo tenga ya menos de cuatro años por delante. Incluso ha insinuado que podría buscar la reelección”, sostiene.
“Su forma de entender las relaciones internacionales se basa en la amenaza, en la coerción. Eso es lo que lo emparenta con figuras como Putin. Ambos comparten una lógica de dominación más que de cooperación”.
Panorama actual de gasto
Actualmente, solo un número limitado de países miembros de la OTAN alcanza o supera el 2 % del PBI en gasto militar, objetivo establecido por la alianza. Estados Unidos lidera con un 3,38 %, lo que representa una inversión de 968 mil millones de dólares. Polonia destina un 4,12 % de su PBI (34,98 mil millones de dólares), y Grecia un 3,15 % (1,42 mil millones de dólares). En contraste, naciones como España, Luxemburgo y Bélgica se sitúan en el 1,28 %, 1,29 % y 1,29 % respectivamente, reflejando la disparidad en el compromiso financiero entre los aliados.
*Cabe notar que debido a que Islandia no cuenta con fuerzas armadas, su gasto militar no es incluído en el reporte de la OTAN. La información proviene de un reporte de la propia OTAN publicado en junio del 2024 que puede ser revisado aquí.