Esta tarde caminará por la pista de Monterrico y recibirá las palmas que se merece. Un deportista con 40 años de trayectoria, un jockey que llevó la hípica peruana a lo más alto en la exigente Argentina. Esta es la historia de Edwin Talaverano que hoy se despide en la cancha donde fue feliz.
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—¿Qué te genera el retirarte del deporte de toda la vida?
Es una pena, claro, pero lo que pasa que ya son 40 años corriendo y ya el cuerpo como que está cansado también porque para correr debes tener un peso determinado y hay que bajar de peso todas las semanas, entre 4 y 5 kilos y ya el cuerpo no es igual, ya no aguanta como antes cuando tenía 20. Ahora tengo 56 años.
—Pero te retiras con todo ganado
Yo estoy contento de haber logrado varios triunfos a nivel internacional y tener el récord de carreras ganas acá y en Argentina también. Eso ya es historia en mi trayectoria como deportista. Algunos amigos aún no creen que me estoy retirando, pero ya es el momento. He corrido desde que tenía 15, así que imagínate.
—¿Pudiste elegir otro deporte?
Recuerdo que me inicié en esto desde que tengo uso de razón. Inclusive estudié en el Colegio del Jockey frente al club. En un momento quería estudiar otra cosa, pero ya estaba en esto y no me daba el tiempo porque tenía que bajar de peso, trotar, ir a las carreras. Antes había carreras sábado y domingos en el día y en las noches los martes y jueves, así que se me complicaba y me dediqué a correr. Luego ya tocó ganar y tener algo para el futuro. Gracia a Dios tengo mi familia grande, consolidada a raíz de mi trabajo. La hípica a mí me dio todo, y todo eso lo gasté bien en mi familia.
—¿Cuáles han sido los momentos más gloriosos que has tenido?
El más glorioso ha sido cuando gané el Latinoamericano con caballos peruanos. También ganar los Carlos Pellegrini en San Isidro, en Buenos Aires. Ganar los cinco derbis acá y… uffff. Son muchas victorias. Tengo los clásicos ganados prácticamente de todo el calendario hípico peruano, récor de carreras y el récord de haber ganado los cuatro clásicos del Grupo 1 en Argentina.
—¿Y los más complicados?
Bueno, siempre ha habido alguna rodada, alguna fractura por la que tenía que aguantar tres hasta cinco meses sin correr. Había que descansar. Tuve fracturas de rótula, aplazamiento de vértebra, fractura de peroné y muchos golpes, inclusive en la cabeza. Gracias a Dios nunca quedé inconsciente o la recuperé justo en el tópico del Jockey, porque fue algo leve. Otros han quedado mal tras caídas, pero gracias a Dios yo no.
—¿Cuesta retirarse con tanta trayectoria detrás?
Claro que cuesta retirarse por la trayectoria que uno tiene, pero ya es momento, es lo que el cuerpo te dice porque en cualquier momento me podía dar un infarto o desmayar encima del caballo. Es por el peso, que por reglamento tiene que ser entre 54 y 56 kilos. Y correr con las monturas, con plomo. Mi peso normal es 60 y para correr tenía que bajar 5 kilos y eso me debilitaba y ya no podía comer nada. Eso fastidia mucho.
—¿Qué hizo que extendieras tanto tu carrera?
Yo pensaba correr hasta los 50 años, pero la misma gente, los mismos amigos decían que no me retire y mira, pasaron seis años hasta que mi cuerpo me dijo que ya no. Ahora ya estoy en la Escuela de Jockeys enseñándole a los chicos de cómo hacer las cosas.
—¿Qué se les dice a los chicos de la Escuela?
Son jovencitos entre 17 y 22 años, lo único que tienen que hacer es tener las ganas, tener hambre de querer ser algo, de ser un buen deportista, un buen profesional. Amar al deporte.
—¿Y cómo tratar al caballo?
Al caballo hay que conocerlo, porque pesan entre 400 y 500 kilos. Acá lo que se hace es que el entrenador debe contratar a un amansador que amanse al potrillo de 2 años hasta que tenga boca, sepa galopar y sepa correr. Después ya va el jockey para montarlo en la cancha. Y ahí tienes que amar a los caballos, porque los caballos conocen, presienten y sienten también como está el jinete. Si tiene miedo, lo va a votar en una. Hay que demostrar que tu tienes que dominar al caballo sin pegarle, pero el caballo siente todas estas cosas y hay que transmitirle todas las energías para poder correr.
—Es un deporte bastante especial
Este es un deporte especial, que ante se decía era el deporte de los reyes porque se invierte mucha plata. Una pensión de un caballo vale como 15 mil soles mensuales solo para su comida y pagar el box en el stud. Sin los propietarios no habría caballos, no habría carreras.
—¿Y a propósito de la inversión, les afectaba a ustedes que se catalogue como un deporte de apuestas?
Al inició si afectaba. Inclusive un directorio quiso que se me premiase con los Laureles Deportivos, como premian a todos los deportistas, pero no lo integraban como deporte y por eso no me premiaron. Dicen que, porque era un deporte de lucro, pero ahora todos los deportes son de lucro. Hay salas de apuestas y se puede apostar en fútbol, tenis, en todo.
—¿Los Laureles son una cuenta pendiente?
Claro, es como una cuenta pendiente pero más que todo para la junta directiva que debe pedir ese reconocimiento. Yo no estoy reclamando nada, ni los Laureles, ni nada. Eso es una decisión que se hace internamente. Creo que se debe incluir a la hípica como deporte federado. Nosotros somos deportistas, hay un entrenador de caballos. El jockey debe cuidarse físicamente, bajar de peso, estar con una dieta estricta, si no se retiran pronto. Yo aguanté 40 años porque fui disciplinado.

—Se está haciendo un libro de tu vida
Si, el señor Juan José Esquerre está haciéndolo. Todo lo que es escritura ya está, pero es una inversión y tenemos que buscar los auspicios para ver el editor, para imprimir y vender. Pero lo vamos a sacar, vamos a hacer más o menos 300 libros.
—¿Algo especial que se cuente?
Va a haber muchas cosas, más que nada es un libro de vida, desde mis inicios, cuando salí a correr afuera, todo lo que he contado. Lo que uno vive con la familia, cómo correr, cómo cuidarse. Todas esas cosas que me han pasado en mi trayectoria.
—¿Qué se siente despedirse habiendo conquistado la hípica argentina?
Es algo muy significativo. En el 2009 me dieron el Olimpia de Plata y en la ceremonia estuve junto a Maradona, como los mejores deportistas. Me junté con toda esa gente. Eso es algo muy importante porque estábamos los mejores deportistas. Nos tomamos fotos. Me sentí orgulloso de estar ahí. Me junté con todos los mejores, imagínate. Ese año gané todos los clásicos del grupo 1 de Argentina y me premiaron por eso. En el mismo hipódromo, también me dieron el Pellegrini del año, el máximo premio que le dan a un profesional.
—Ahora te despides en Monterrico
Me van a hacer un homenaje de despedida en el Gran Premio Nacional. Querían que corra, pero no porque ya pesó 60 kilos, ¿Cómo voy a correr? Tendría que bajar de peso y dije que no. Pero me van a hacer el homenaje, seguramente un premio, un reconocimiento. Ni sé lo que voy a decir, seguro me van a hacer llorar.













