1. ¿Qué es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)?
Es un padecimiento neuropsiquiátrico, caracterizado por la presencia de obsesiones y compulsiones. En primer lugar, está conformado por el lado obsesivo, cuando hay un pensamiento específico que afecta constantemente al paciente. Por otro lado, está la compulsión, que hace referencia al comportamiento repetitivo o ritual. Estas pueden variar en una diversidad de contenido, como religioso, de contaminación, perfeccionismo, contenido violento, existencial, entre otros.
El TOC puede presentar distintos niveles, con diversos grados de pensamientos intrusivos.
2. ¿Cuáles son los síntomas predominantes del TOC?
Si bien existe un gran número de personas que han presentando pensamientos intrusivos y/o conductas ritualizadas en algún punto de sus vidas, eso no significa que todas tengan TOC. Sólo los especialistas pueden diagnosticar el TOC, considerando 3 aspectos importantes:
Presencia de obsesiones: pensamientos, imágenes o impulsos no deseados e intrusivos que desencadenan sentimientos intensamente angustiantes.
Presencia de comportamientos compulsivos: comportamientos que una persona lleva a cabo para intentar deshacerse de las obsesiones y/o disminuir la angustia que le generan estos pensamientos.
Nivel de obstaculización en la vida diaria: Las obsesiones y compulsiones requieren de mucho tiempo y obstaculizan actividades importantes para la persona, como trabajar, ir a la escuela o pasar tiempo con un amigo.
Por lo general, los hombres desarrollan TOC antes que las mujeres, presentando síntomas entre los 6 y 15 años. Es posible que los síntomas se manifiesten en cualquier momento de la vida de una persona, desde preescolar hasta la edad adulta.
3. ¿Cómo se diagnostica el TOC?
El diagnóstico se realiza mediante una evaluación clínica, únicamente realizada por especialistas de la salud mental, ya sea un psiquiatra o psicólogo especializado en TOC. La prueba que ayuda a identificar la presencia de los síntomas y el grado de severidad de estos es ““Brown Obsessive Compulsive Scale (YBOCS- adultos / CYBOCS -niños)”.
4. ¿Qué causa el TOC y quiénes están en riesgo de desarrollarlo?
Hasta el momento, la investigación científica no ha permitido identificar las causas exactas del TOC.
Sin embargo, puede haber factores ambientales o genéticos que contribuyen a la aparición de los síntomas obsesivos compulsivos. Incluso, muchas personas muestran estos síntomas durante toda su vida sin llegar a desarrollar un TOC.
5. ¿Cuáles son las opciones de tratamiento disponibles para el TOC?
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) no puede ser “curado” en el sentido médico, pues no es una enfermedad que se pueda extraer del cuerpo. No obstante, existen métodos muy efectivos.
La terapia cognitivo-conductual (TCC), especialmente la técnica de exposición y prevención de respuesta (EPR), es considerada el mejor tratamiento para el TOC. La EPR implica enfrentar gradualmente los miedos del paciente sin realizar compulsiones. La combinación de la EPR con la terapia de aceptación y compromiso (ACT) y el mindfulness resulta en un tratamiento altamente efectivo. ACT y mindfulness ayudan al paciente a aceptar sus experiencias internas, como emociones y pensamientos desagradables, permitiéndole vivir una vida más significativa y enfocada en sus valores.
Es posible recuperarse notoriamente, como si el TOC hubiera desaparecido. Para ello, el tratamiento farmacológico complementario puede ser útil.
6. ¿Cómo afecta el TOC la vida cotidiana y las relaciones de una persona?
El TOC es uno de los trastornos más incapacitantes a nivel mundial. Los pensamientos intrusivos resultan tan atemorizantes y se ven tan reales, que el miedo llega a ser paralizante. Para que estos pensamientos no se presenten y no se vuelvan realidad, los pacientes optan por dejar de realizar actividades importantes para ellos.
Además, las compulsiones limitan a los pacientes a realizar sus actividades, pues les quita tiempo y energía en su día a día.
7. ¿Dónde y cómo se puede obtener ayuda y apoyo para manejar el TOC?
La terapia será el medio principal. Si el paciente no tiene acceso a un psicoterapeuta, la psicoeducación también será importante. Pueden informarse a través de libros, páginas web o grupos de apoyo en redes sociales. Considera que la psicoeducación no reemplaza a la terapia, pero sí es una buena forma de empezar.
Desde la familia, se recomienda no juzgar ni criticar al paciente con el diagnóstico, ya que no puede controlarlo. Deben brindarle respaldo, sobre todo en sus días con mayor crisis, pues hay múltiples altas y bajas. El apoyo incondicional hará que el paciente se mantenga optimista ante su situación y su proceso.