Ser algo más que un entrenador, dotar de un carácter distinto y complementario al equipo, mentorizar tanto al jugador como al padre y técnico, y en definitiva, ofrecer una nueva perspectiva de las cosas que provoque un salto cualitativo y personal en Stefanos Tsitsipas. Ésa es la titánica misión que se le encomendó a Mark Philipoussis, un hombre que cumple con todos los requisitos para saber gestionar la increíble tensión que se respira en ocasiones en una saga familiar tan privilegiada, pero también volcánica en lo emocional, como es la del griego. Apostolos Tsitsipas es una figura inherente a la del tenista, pero clamaba al cielo la necesidad de incorporar una voz externa al equipo, alguien con experiencia en grandes citas y que aportara una gestión emocional algo más racional y no tan apasionada como la del padre.
Con ese fin entró a formar parte del equipo técnico a mediados del 2022, con resultados dispares en lo deportivo y sin poder ejercer un cambio radical en otros aspectos. Sin embargo, todo indica que durante la pretemporada ha habido un cónclave de trabajo y familiar en la que el australiano, de origen griego, adquiriría un mayor peso en la dinámica del grupo. Han dado la vuelta al mundo las reacciones airadas de Apostolos durante este torneo, que contrastaban de forma radical con una absoluta calma de Philipoussis, acostumbrado a disputar grandes citas en su etapa de jugador. Uno de los puntos decisivos que precipitaron la contratación de Mark es el hecho de que hable griego con soltura, algo que facilita su interacción tanto con Stefanos, como, sobre todo, con Apostolos.
Philipoussis no solo asesora a Stefanos, sino también a Apostolos
Y es que lo que está claro es que el padre de Tsitsipas no va a dar un paso atrás, sino que la llegada de una voz externa tiene una importancia clave no solo por su asesoramiento sobre el tenista, sino también sobre Apostolos. Dirigir la carrera de un tenista de élite es muy complicado y la experiencia de Philipoussis es clave a la hora de mentorizar a Apostolos sobre cómo gestionar diversos aspectos tácticos, pero sobre todo, emocionales. Además, la mejoría al servicio de Stefanos ha sido manifiesta en poco tiempo, quedando claro que el australiano, consumado sacador en su época, ha dado certeros consejos.
“La razón por la que Mark forma parte del equipo es que aporta cosas muy positivas. Desde que entró, no ha habido ningún roce, nos entendemos perfectamente y jamás tenemos malentendidos que conduzcan a un conflicto. Estoy disfrutando mucho de su compañía y es fantástico tener a alguien que me ayude a mí, pero también que pueda asesorar a mi padre y juntos, ir adquiriendo experiencia”, señaló Stefanos en palabras recogidas por greekcitytimes.com. Es preciso recordar que Philipoussis ganó 11 títulos como jugador, fue finalista de Wimbledon 2003 y US Open 1998 y llegó a ser 8 del mundo. Su manera de calmar desde la grada, dar indicaciones concisas y apaciguar los exaltados ánimos de Apostolos Tsitsipas, son un aval muy importante para medir el impacto de Mark Philipoussis en la carrera de Stefanos Tsitsipas.