En el universo de la música moderna, donde las estrellas nacen y mueren con la rapidez de un single, Stray Kids ha iluminado el firmamento musical con una intensidad difícil de ignorar. Eran ocho muchachos cuya historia comenzó en 2017, cuando, apenas salidos de la adolescencia, enfrentaron las inclemencias de una industria feroz a través de un reality show homónimo creado por JYP Entertainment, donde los aprendices no solo demostrarían su talento, sino también su capacidad creativa al componer y coreografiar sus propias canciones.
Desde aquel momento, los jóvenes Bang Chan, Lee Know, Changbin, Hyunjin, Han, Felix, Seungmin e I.N -quienes originalmente eran nueve integrantes con Woojin- no buscaban ser simples intérpretes; querían ser arquitectos de su propio sonido, artesanos de un lenguaje musical que no tardaría en conquistar al mundo.
El grupo, forjado en el crisol de un programa de supervivencia, demostró desde sus inicios que no estaban destinados a ser uno más en el panorama del K-pop. Con Bang Chan a la cabeza, un líder que mezcla carisma y disciplina en dosis iguales, y un equipo cohesionado de talentos diversos, Stray Kids no solo se destacó por su música, sino por la profundidad emocional y narrativa que impregnaban en cada tema.
Desde sus primeros lanzamientos, la banda marcó un camino de éxitos que parecía irreal. Discos como “ODDINARY” y “5-STAR” no solo escalaban en las listas, sino que rompían récords y llevaban al K-pop a territorios que hasta entonces parecían inaccesibles. La energía de “Maniac” y la precisión de “God’s Menu” resonaban en estadios llenos de luces, donde cada presentación se transformaba en un ritual compartido entre artistas y seguidores. Stray Kids, sin proponérselo, no solo creaba música; estaba construyendo un movimiento.
Una revolución coreana
El grupo no solo ha conquistado la industria musical, sino que ha creado una revolución cultural y social. Apuestan por una estética y coreografías tan cuidadas que convierten a sus seguidores en Kpopers, un ejército de fieles que los sigue por todo el mundo. En noviembre de 2023, se abrió la venta de entradas para su único concierto en España como parte de su gira mundial. En cuestión de minutos, miles de fanáticos se unieron a una cola virtual interminable: 38.659 personas esperaban ansiosamente comprar un boleto para el show del 22 de julio en el estadio Metropolitano de Madrid.
El fenómeno Stray Kids no es aislado. En Francia, la demanda de entradas para sus presentaciones en París fue tan alta que se agregó un día más al calendario. Lo mismo ocurrió en Wembley, Londres, donde la banda hizo historia al llenar dos noches consecutivas un estadio que es símbolo de grandes logros musicales. Este aluvión de ventas es un reflejo del auge del K-pop en el mundo, que ha pasado de ser un fenómeno local a un movimiento cultural global que mueve masas.
Más allá de la música, Stray Kids representa una cultura de esfuerzo y dedicación que inspira a sus fans. En Corea, existen escuelas especializadas en formar grupos de K-pop desde una edad temprana, y los miembros del grupo han demostrado ser ejemplo de esa disciplina. Bang Chan, líder del grupo, ha destacado por su ética de trabajo y capacidad de liderazgo, mientras que Felix y Hyunjin han conquistado al público con su carisma y habilidades.
El impacto de la banda no se limita a los adolescentes. Desde jóvenes hasta adultos abrazan la cultura coreana que Stray Kids representa. Sus presentaciones en la MET Gala 2024 y su colaboración con marcas globales como Tommy Hilfiger refuerzan su relevancia no solo como íconos musicales, sino también como figuras culturales de alcance mundial.
Finalmente, el anuncio de su concierto en Perú para 2024 generó una ola de entusiasmo entre sus seguidores. El próximo espectáculo promete ser un evento inolvidable, que marcará otro paso más en la carrera de Stray Kids, una agrupación que sigue demostrando que su música trasciende idiomas y fronteras, consolidándose como uno de los actos más influyentes de nuestra era.