MIRA: “La duda ya no es si jugará, sino dónde lo pondrá Fossati”: Sonne, el jugador con ‘club de fans’ que debutará con Nicaragua | ANÁLISIS
Para la Copa América de julio faltan tres amistosos (con Dominicana el martes y dos en EEUU, probablemente), y para las Eliminatorias todavía una larga temporada donde puede pasar incluso que se recupere Cueva, pero si hay ya una ganancia en estos primeros siete días de trabajo de Fossati con su nuevo grupo de selección, esta es más anímica que futbolística. Más en la cabeza que con los pies. Un primer paso. Casi una exhumación. El equipo de cara molesta es hoy, la selección que sonríe, como signo inequívoco de haber recuperado vitalidad, energía.
SELECCIÓN DIRIGIDA | ESTADÍSTICAS |
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URUGUAY (2004-2005) | 23P-8G-8E-7P |
QATAR (2007-2009) | 12P-2G-2E-4P |
QATAR (2016-2017) | 11P-4G-3E-4P |
Esto, por supuesto, no vale nada si no tiene relación directa con un electroshock en la forma de jugar y encarar los partidos cuesta arriba que tiene Perú para remontar en la Eliminatoria. No sé trata de ganar un Miss Simpatía sino el cupo al mundial. Lo que puede ocurrir esta noche contra Nicaragua (8:30 p.m.) está relacionado más bien con la ejecución de una idea que siempre ha sido en Videna un antojo más no una ley: jugar 3-5-2. Alguna vez Oblitas, alguna vez Uribe, alguna vez Markarián, pero nunca nadie tan contundente como Fossati para decir, cómo le declaró a DT en febrero, “si no juego así no sería yo”.
Jerónimo Pimentel, columnista de DT, escribió hace unos días sobre la implicancia de este nuevo dibujo táctico. “El temor es fundado -dice Pimentel-. El 3-5-2 es un esquema muy competitivo, pero a la vez muy demandante, sobre todo para los carrileros, quienes se ven sometidos a una exigencia extrema. En los ochenta, cuando Bilardo popularizó el esquema, Olarticoechea y Giusti podían, mal que bien, cumplir el rol en la Argentina del 86. Décadas después, sin embargo, se consideraba que el ritmo de primer nivel impedía que los laterales-volantes pudiesen hacer la doble labor ofensiva y defensiva de manera cabal”.
Entonces surgen las preguntas. ¿Será Corzo el mismo stopper por derecha que vemos en la U o el rigor de una selección lo supera? ¿Podrán Advíncula y Marcos López hacer el recorrido ultraagotador que significa jugar con 5 volante ¿De qué jugarán Quispe y Sonne? ¿Lapadula puede ser segundo punta o conviene mejor tener a un Grimaldo o un Reyna? ¿Cuál es el minutaje ideal para contar con la excelencia de Paolo, 60, 70 minutos? ¿Zambrano tiene un sitio cuando baje unos kilos o será suficiente con Santamaría o Araujo, que tendrán juego en estos amistosos? ¿Tapia es más volante central para Fossati o podría ser líbero, como intentó Reynoso? ¿Alguno de los convocados hoy para el puesto de 6, es decir, Távara o Cartagena, tienen el recorrido del chileno Ureña en Universitario, el verdadero jefe de ese equipo campeón? ¿Podría ser Polo una opción de recambio para Advíncula o quizá pueda ser usado en el otro carril? ¿Edi Flores no es más extremo?
Los 90 minutos de hoy en Matute servirán, sobre todo, para testear todo ello y obtener respuestas. Cuando en los ochenta, los viejos reporteros llamaban “examen” a los amistosos previos a una competencia, se referían a esto que veremos hoy: una prueba para saber si esa alegría recuperada se convierte en energía para enderezar el camino. Fossati lo hizo en tres días con la U y nueve meses después lo sacó campeón. La fe tiene ese único argumento para sostenerse.
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