Lunes, Diciembre 30

El sector construcción viene mostrando un mayor dinamismo en el inicio del 2024, luego de ser afectado durante el 2023 por conflictos sociales y la baja confianza del sector privado para ejecutar nuevos proyectos. El rebote es liderado por el avance de la inversión pública, en un contexto de mayores obras de prevención de riesgos y una mejor ejecución en el segundo año de gestión de los gobiernos subnacionales. Sin embargo, el crecimiento del sector está aún lejos de consolidarse.

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Trimestre positivo

Tras cuatro trimestres en negativo, el PBI del sector construcción habría acumulado un crecimiento real de 6,6% entre enero y marzo 2024, según estimaciones del IPE. Este resultado obedece al mayor dinamismo de la inversión pública, acompañado de una menor caída en la ejecución de obras privadas. Durante el inicio del año, la inversión en construcción también estuvo favorecida por la ausencia de conflictos sociales, que limitaron los despachos de cemento en los primeros meses del 2023, principalmente en el sur del país.

Con ello, el IPE calcula que el sector habría contribuido con 0,5 puntos porcentuales del crecimiento de alrededor de 2% que registró la economía en el primer trimestre del año, cifra que revierte el continuo desempeño negativo que tuvo esta actividad a lo largo del 2023.

La inversión pública, por ejemplo, registró un incremento real anual de casi 45% en el primer trimestre del 2024, cifra significativamente superior al crecimiento mostrado en los últimos tres meses del año pasado (5,6%). Esta mejora responde al continuo avance en inversiones a cargo del gobierno nacional (33,2%), principalmente en obras de prevención de riesgos, y una recuperación de la ejecución en gobiernos subnacionales (55,6%) en su segundo año de gestión.

La recuperación de la construcción se ha traducido en un mayor dinamismo en la generación de empleos. Según cifras del BCR, los puestos de trabajo formales en la construcción registraron un aumento promedio de 3,7% durante los meses de enero y febrero del 2024, tras 18 meses en negativo.

Perspectivas 2024

En lo que resta del año, se espera que la construcción privada muestre mayores signos de recuperación ante menores costos de insumos para obras y la mejora en las condiciones financieras. Las colocaciones de nuevos créditos hipotecarios acumulan seis meses de crecimiento y sus tasas de interés están en un mínimo desde julio del 2022. Por el contrario, la desacertada decisión de aprobar un nuevo retiro de las AFP tendría un impulso limitado sobre el sector. Según Impronta Research, menos de un quinto de afiliados (18%) destinaría parte de su retiro a arreglos del hogar.

En contraste, la inversión pública se desaceleraría ante menores gastos por el fenómeno de El Niño y medidas de reactivación, especialmente en un contexto en el que se priorizará la sostenibilidad fiscal. El presupuesto de inversión pública que queda por ejecutar entre abril y diciembre del 2024 es 14% menor en términos reales que lo que se tenía al cierre de marzo del 2023.

En total, el IPE estima que el sector crecería 3,4% en el 2024 y aún se ubicaría por debajo de los niveles récord del 2021 y 2022. No obstante, este resultado se explicaría principalmente por un efecto estadístico tras la caída de 7,9% durante el 2023.

Expectativas

Hacia fines del 2024 e inicios del 2025, los 16 proyectos adjudicados por Pro Inversión en los últimos 15 meses –con un monto de inversión de más de US$6.000 millones– representarían un impulso importante para el sector. Además, el inicio del proyecto Reposición Antamina este año y Zafranal en el 2025 sumarían también significativamente a este crecimiento.

Pese a ello, las expectativas a 12 meses del sector construcción aún se mantienen en terreno negativo, muy por debajo del resto de la economía, lo que refleja la persistente desconfianza en la ejecución de nuevos proyectos. Para consolidar el crecimiento del sector hace falta un entorno político propicio y acciones firmes contra la delincuencia y el crimen organizado, que permitan gatillar iniciativas privadas de gran envergadura, principalmente en sectores como infraestructura y minería.

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