Conor McGregor y su pareja de toda la vida, Dee Devlin, sellaron su relación con una boda íntima dentro de los muros del Vaticano, celebrada en la pequeña iglesia de Santo Stefano degli Abissini, en Roma. La ceremonia, a la que asistió un grupo muy reducido de familiares y amigos cercanos, mantuvo la privacidad que la pareja buscaba, aunque poco después se conocieron detalles de la lujosa fiesta que siguió al enlace.
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Tras el “sí, acepto”, la celebración continuó en un exclusivo club de Roma, donde McGregor y Devlin compartieron con sus invitados una noche marcada por la opulencia. La velada contó con una barra de puros habanos, música en vivo, un ambiente decorado con un letrero de neón que decía “Casa de McGregor” y fuegos artificiales que iluminaron el cielo romano, elementos que destacaron en los videos difundidos en redes sociales.
La pareja, que comenzó su relación en 2008 y tiene cuatro hijos en común, se trasladó tras la ceremonia por las calles de Roma dentro de un Rolls-Royce Phantom III clásico, reflejando el tono distinguido elegido para el día. Si bien McGregor y Devlin habían soñado inicialmente con casarse en la Capilla Sixtina, las normas del Vaticano impidieron esa opción, por lo que optaron por una iglesia más discreta dentro de la Ciudad del Vaticano.
Este momento personal llega en un contexto complicado para el luchador irlandés, quien en los últimos meses enfrentó un caso civil relacionado con una condena por agresión sexual por la que pagó una indemnización, hecho que puso su vida privada y pública bajo escrutinio. A pesar de ello, McGregor y Devlin optaron por celebrar su matrimonio y compartir parte de esa celebración con sus allegados en un ambiente festivo y cuidadosamente planificado.




