Domingo, Mayo 19

El Comercio encontró a Alberto Onofre en la puerta 2 de San Marcos, ingresando muy temprano para sus clases de Derecho Civil IV. ¿Por qué dejó su carrera? ¿Qué lo motivó a retomarla? ¿A qué se dedicará al graduarse?

Los primeros años en San Marcos: ¿Por qué dejó de estudiar?

Luego de culminar el colegio con notas resaltantes, Alberto decidió postular a San Marcos para estudiar Ciencias Sociales.

Dio su examen de admisión el 29 de agosto de 1977 junto con más de 38 mil jóvenes que aspiraban a una de las 3.425 vacantes. Ese día ocurrió un hecho insólito: la prueba de ingreso se anuló luego de descubrirse que los policías encargados de la seguridad robaron el examen para entregarlo a la hija del entonces director general de la Policía de Investigaciones del Perú, quien postulaba a Medicina.

Todos los postulantes tuvimos que dar de nuevo la prueba en diciembre. Así fue como ingresé a San Marcos con 18 años y fui cachimbo en 1978 con muchas esperanzas”, recuerda Alberto.

Sin embargo, sus altas expectativas se disiparon en pocas semanas, pues la facultad de Ciencias Sociales padecía una grave crisis económica, que impactaba negativamente a sus estudiantes. “A los profesores y al personal administrativo les debían varios meses de sueldo. Esos problemas hicieron que solo avancemos un ciclo por año en 1978 y 1979″, narra.

Ante esta situación, Alberto temía no acabar la carrera y evaluó otras opciones. Fue así como decidió estudiar leyes en 1980.La elección no fue por una motivación personal, sino porque veía que la facultad de Derecho estaba más ordenada. Al llevar más y más cursos, empecé a agarrarle gusto a la carrera”, relata.

Alberto recibió clases de juristas de renombre. Uno de ellos fue José Santos Chichizola, su profesor de Derecho Penal, quien dirigió el juicio del caso Banchero Rossi.

Todavía mantiene contacto con los amigos de aquellos años de juventud, con quienes intercambiaba discos Long Play (LP) de bandas de rock en inglés y hacía ejercicio en el estadio de la universidad.

Los jóvenes estaban más compenetrados con la coyuntura política, que invadía las conversaciones en todos los pabellones de Letras. Nuestras intervenciones dentro de San Marcos y en las calles estaban ligadas la política”, recuerda Alberto sobre los estudiantes de su generación, quienes fueron testigos del fin del gobierno militar y el regreso de la democracia.

Aquella primera aventura universitaria llegó a su fin en 1982. Su primogénita había nacido un año antes y decidió casarse. Cuando su esposa quedó embarazada de su segunda hija poco tiempo después, decidió dedicarse por completo a su familia.

Desde entonces, Alberto desempeñó distintas labores. Su oficio principal fue el de panadero en un negocio familiar. “Pensé más de una vez en retomar la carrera, pero necesitaba trabajar por mi familia y la dinámica de estudio no se adecuaba a mis horarios. Volver a la universidad estaba descartado de mi plan de vida”, confiesa.

¿Por qué volvió a las aulas 40 años después y qué objetivos tiene?

Cuatro décadas después, en enero del 2022, Alberto recibió un mensaje de un excompañero de Derecho sobre el proceso de reactualización de la matrícula de San Marcos, que permitía a cualquier alumno que había dejado su carrera la reincorporarse a la universidad. Así, repentinamente, surgió su interés por retomar los estudios. “Si tengo esta oportunidad a mi edad, es el momento de aprovecharla. No habrá otra”, pensó.

Sin decírselo a nadie, inició el trámite para solicitar la reactualización de su matrícula. El último requisito era pagar por el costo del procedimiento en el banco. “En la ventanilla, me preguntaron por mi código de matrícula. Lo dicté temeroso, pensando que no iba a estar en el sistema, porque es el mismo con el que ingresé en 1978, pero la señorita me dijo que todo estaba conforme y me entregó el voucher. Esa fue una gran sorpresa y terminó por convencerme de volver a estudiar”, recuerda.

Alberto Onofre en las aulas de San Marcos. Foto: Julio Reaño.

En la segunda semana de marzo, Alberto recibió en su correo electrónico la resolución rectoral que confirmaba la reactualización de su matrícula. Su alegría era indescriptible y fue de inmediato a contar la noticia a su familia. “Mis hijos pensaron que todo era una broma. Cuando les mostré la resolución rectoral, se pusieron muy contentos y prometieron que me apoyarían siempre”, relata.

Fue así que, 40 años después, Alberto volvió a ingresar a estudiar a San Marcos en mayo del 2022. ”Cada día ha sido un reto desde entonces. Empecé la carrera desde cero, llevando cursos de Estudios Generales. Además, tenía 5 cursos virtuales y 1 presencial en el primer ciclo, así que tuve que aprender a manejar Meet y tomar apuntes desde la laptop”, indica.

Redescubrir el ambiente académico, profundizar en la investigación teórica y comprender la relación entre los conceptos y la práctica lo han dejado “maravillado”. Esa es la palabra que más repite al calificar su experiencia de regreso a las aula

Alberto cursa ahora el cuarto año de la carrera. Se ha ganado a pulso la admiración y respeto de sus profesores y compañeros. “Mi profesor de Derecho Procesal Civil ingresó conmigo en 1977. ¡Y el profesor que me enseño Derecho romano continúa hasta hoy! Antes los catedráticos dictaban para su pizarra, pero ahora interactúan con los alumnos a través de debates y herramientas digitales”, menciona.

Mis compañeros me llaman Alberto. Me asombra que a su corta edad destaquen por la coherencia entre sus ideas y las teorías que revisamos en clase. Sin duda, lo que no ha cambiado en San Marcos es la calidad de la enseñanza, que inculca a los jóvenes a profundizar en el estudio y argumentar con ideas propias”, afirma.

Acerca de sus objetivos al terminar el pregrado, Alberto confiesa que le gustaría desarrollar una carrera académica dedicada a la docencia o investigación. “Hay mucha competencia para ser catedrático en San Marcos, pero mis profesores me animan a aspirar a ello. También, estoy preparando trabajos de investigación para presentarlos al Vice Decanato de Derecho“, comenta entusiasta.

Hoy en día, Alberto Onofre tiene 5 hijos y 6 nietos. Este es su mensaje para todas las personas que dejaron su carrera universitaria y dudan sobre retomarla. “No hay edad para disfrutar la vida universitaria. Volver a empezar no es fácil, pero es un reto que los dejará maravillados. Es un privilegio pasarse la adultez y vejez estudiando”, asegura.

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