Un hombre que aún no ha sido identificado fue captado caminando alrededor y sobre el Candelabro de Paracas el último domingo. Así lo informó el Ministerio de Cultura (Mincul) un día luego, anunciando que el individuo ingresó a la zona intangible de este inmenso geoglifo y “afectó una parte de la milenaria figura”. Los daños aún están siendo evaluados por un grupo de expertos.
Tras conocerse la presencia de esta persona a través de fotografías, la Dirección General de Defensa del Patrimonio Cultural denunció los hechos y se coordinó con la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Ica la revisión de la zona. El equipo técnico “pudo constatar la presencia de huellas, que afectan la figura misma”, informó el Ministerio.
El grupo especializado del área de defensa del patrimonio que ha sido enviado al lugar está conformado por la arquitecta Rosa Coronado, el arqueólogo Alex Huamaní y el abogado Gonzalo Ochoa, así como el director de la Dirección Descentralizada de Ica, Alberto Martorell. De acuerdo con la entidad, realizarán una evaluación más detallada a fin de proponer las medidas correctivas correspondientes, en coordinación con la Dirección de Paisaje Cultural del Mincul.
Si bien las acciones de mitigación y evaluación han iniciado, las autoridades siguen sin conocer la identidad del sujeto en cuestión. Ante esto, el Ministerio de Cultura, por medio de la DDC Ica, “invoca a quienes pudieren tener imágenes o datos que puedan ayudar a ubicar a identificar al posible responsable de estos hechos, a través del correo electrónico [email protected] con la finalidad de realizar la respectiva sanción”.
No es la primera vez
El Mincul explicó que “la experiencia en la restauración del Candelabro de Paracas, permitirá que los daños sean minimizados”. Esta no es la primera vez que el Candelabro -también conocido como el Tridente o Tres Cruces- recibe daños a consecuencia de personas inescrupulosas que invaden el territorio.
En el 2022, una pareja de adultos y un menor caminaron libremente por el territorio, generando diversos daños al geoglifo. Al lugar llegaron representantes del Mincul y la DDC Ica, así como efectivos policiales, para investigar los hechos y realizar las acciones necesarias para mitigar los daños. Incluso, el patrón de una embarcación de turismo reveló entonces que la pareja caminaba “arrastrando un palo o una pala”.
En el 2016, Samuel Poza Oliva, José Miguel de Escovit Toce, Erick Hare Bedoya y César Peschiera García fueron responsabilizados tras ingresar con dos camionetas y una cuatrimoto a la zona intangible. Sus acciones dejaron huellas cercanas al Candelabro, afectando la zona protegida. Los involucrados intentaron darse a la fuga tras ser intervenidos, pero fueron detenidos por la Policía Nacional del Perú (PNP) a la altura de la garita de control de la Reserva Nacional de Paracas.
El Comercio conversó con el arqueólogo Nils Sulca, Director De Asuntos Comunales-Investigación y Capacitación del Colegio Profesional de Arqueólogos del Perú, al respecto. “La gente no tiene consciencia de lo que realmente tenemos. Este Candelabro ha sido varias veces afectados. No hay concientización”, comentó. “Las instituciones que están vinculadas a la protección de estos bienes no le toman importancia porque no hay una articulación [entre ellas]”, detalló el especialista.
Patrimonio vulnerable
Sulca señaló que al Mincul “le cuesta tanto [cuidar el Patrimonio] porque no invierte en la protección e investigación de los sitios arqueológicos”. “Hay que hacernos una pregunta. Si esto está sucediendo con un Paisaje reconocido, dentro de una reserva nacional protegida, imaginemos cuántos bienes están destruyéndose o deteriorándose en el Perú”, agregó.
El especialista advirtió que es necesario contratar personal especializado para proteger el Patrimonio Cultural. Para casos como el de Paracas, Sulca expresó que la labor de los guardaparques “no es suficiente para cuidar estos espacios con gran historia”. De igual manera, criticó que el Reglamento de Intervenciones Arqueológicas no se cumple. “Tenemos un decreto que está pintado”, sostuvo.
“Mucha gente piensa que las Líneas de Nazca son líneas, ondas, de mucha profundidad. La verdad es que son solo la superficie. Lo que permite que no se borren viene de la acumulación del calor que penetra la tierra del desierto. En el momento de enfriamiento, se genera una capa que protege [las líneas del viento]. Lo que pasa en Paracas [donde se encuentra el Candelabro] es similar”, explicó Sulca.
Respecto al caso específico ocurrido el último domingo, el arqueólogo advirtió que lo sucedido “es un daño irreversible que afecta la morfología [de la figura]”. Advirtió que las acciones de mitigación significan importantes costos al Estado peruano, mientras que los procesos judiciales en contra de las personas que generan estos daños pueden demorar años y “hasta ser archivados”.
Sanciones penales
El Candelabro de Paracas -que tiene cerca de 170 metros de alto y una profundidad de 1,20 metros- fue declarado como Patrimonio Cultural de la Nación a fines del 2016. En el Código Penal Peruano, el Título VIII determina las consecuencias para los delitos contra el Patrimonio Cultural.
El Artículo 230 del Código Penal establece que quien destruya o altere bienes del Patrimonio Cultural del país será reprimido “con pena privativa de la libertad no menor de dos ni mayor de cinco años y con noventa a ciento ochenta días multa”.