
Cajamarca es de las principales regiones norandinas que no cuenta con territorio costero, pero que destaca por su potencial económico en agricultura, ganadería, turismo histórico – paisajístico y minería. Dicho potencial podría desarrollarse de manera acelerada si se logra establecer la sinergia adecuada entre esas actividades.
El sector minero cuprífero, por los niveles de inversión requeridos, acompañado del desarrollo de infraestructura vial, energética, logística y de comunicaciones, debe ser el pilar de una planificación pública-privada que impulse a todas las otras actividades económicas.
El desarrollo del portafolio de proyectos de cobre en Cajamarca permitiría una inversión no menor a US$25.000 millones, y generar el ‘cluster minero del norte’, con una producción anual en torno al millón de toneladas finas de cobre.
Analizando este portafolio de cobre, su priorización y secuencia de desarrollo es clave para minimizar riesgos y lograr economías de escala que los haga viables.
En Cajamarca, la operación de mayor dimensión es Yanacocha. A pesar de que su titular (Newmont) ha anunciado su cierre, consensuar acerca de una secuencia de inversiones evitaría dicho escenario: 1) Quillish, donde se cuenta con toda la infraestructura minero-metalúrgica; 2) Conga, que requerirá una planta de flotación, una presa de relaves y un sistema de concentraducto para llegar al puerto de Eten o Bayovar; y que aceleraría la inversión en Galeno y Michiquillay; 3) Yanacocha Sulfuros, que requiere la tecnología de autoclave, con mayores desafíos operativos y financieros. Todo ello haría más viable los megaproyectos de La Granja (Cajamarca) y Cañariaco (Lambayeque).
En paralelo, se debería analizar la sinergia entre los recursos minerales de Coimolache Sulfuros y Antakori, junto con la infraestructura existente en Cerro Corona.
Es fundamental generar espacios de diálogo político que conecten a las comunidades locales, los gobiernos subnacionales, el gobierno central, las empresas mineras y otros sectores económicos, de manera que se construya una visión compartida y una hoja de ruta con objetivos claros y tangibles.