Miércoles, Noviembre 27

La inestabilidad política, trabas burocráticas, la baja productividad y corrupción son algunos de los factores que limitan la inversión privada en el país. Estas conclusiones se dieron durante el panel Inversión privada, gestión del Estado y bienestar, durante el CADE Ejecutivos 2024.

En este panel, participaron Elmer Cuba, socio de Macroconsult; Norman Loayza, director del Grupo de Indicadores Globales del Banco Mundial; David Tuesta, presidente del Consejo Privado de Competitividad y Ana Rosa Valdivieso, alta representante para el Proceso de Adhesión del Perú a la OCDE; Carlos Paredes, socio Fundador Intelfin Estudios y Consultoría SAC.

Cuba explicó que, con la crisis política, se ha roto una correlación que antes se tenía con los intercambios comerciales desde el 2022 y ahora es negativa. Así, resaltó la importancia de cambiar la productividad del país.

“¿Cuál es el potencial? es un poco más complejo que hablar de productividad laboral y trabajo. El potencial se puede componer en mano de obra capital y productividad total de factores. Hoy hemos llegado a 2,5% del PBI tendencial y, para romperla, no basta con inversión privada, tampoco con la reforma del Estado. Si movemos las dos cosas a la vez, podemos volver al 6,5%. No basta con un sector privado no moderno, no sofisticado, con un Estado del tercer mundo”, puntualizó.

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En tanto, Loayza, resaltó que en el último informe de desarrollo del mundo del Banco Mundial (BM), el 75% de la gente vive en países estancados en la llamada trampa del ingreso medio. Países que han podido crecer de manera moderada, pero que no han podido dar el paso hacia la convergencia con los países de alto ingreso. Además de ello, el BM dijo que, para dar ese salto a niveles de alto ingreso, se necesita un crecimiento del 5% del PBI. ¿Cómo ha estado el Perú en los últimos 10 años? alrededor del 1,9%.

“¿Cómo salir de ese entrampamiento? La clave está en el sector privado. A decir verdad, ya es un gigante económico. Emplea el 90% de la gente, produce e invierte alrededor de tres cuartas partes y contribuye al fisco un 80% de sus ingresos. Pero este gigante parece dormido en muchas economías, y también en Perú. ¿Cómo despertarlo? Creando un entorno empresarial y de negocios favorable”, resaltó.

Los mensajes que dejó el director del Grupo de Indicadores Globales del Banco Mundial fueron que es vital que en el Perú se retome la ambición y obsesión por el crecimiento económico. Que el sector privado puede ser nuevamente el motor del crecimiento y que el gobierno puede y debe apoyar, generando un entorno empresarial favorable a la inversión, la innovación y la competencia.

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A su turno, Tuesta mencionó que los peruanos están experimentando dolencias y el principal responsable es el Estado y eso plantea dudas hacia el futuro y hacia dónde vamos.

Con ello, una urgencia en la reforma del Estado por lo que presentó una hoja de ruta de urgencia en donde los primeros pasos es intentar dar solución a las dolencias, lo que implica trabajar desde dos frentes: mejorar la regulación, haciendo que la inversión pública se ejecute y que sea de calidad y lograr una buena conexión con el sector privado, generar mercados, traer eficiencia para que funcione.

Valdivieso, por su parte, anotó que el Ejecutivo ha iniciado un proceso de reformas que tomarán tiempo, pero se encuentran pendientes del proceso de adhesión a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

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“Consideramos que el proceso de adhesión a la OCDE va a ser determinante para mejorar la gobernanza y la competitividad del país. Y es un proceso que involucra diferentes actores. Si bien hay cerca de 400 funcionarios públicos que están trabajando en las distintas reformas, es un proceso donde el sector empresarial y los otros poderes del Estado son claves para que se pueda avanzar”, dijo.

Para la alta representante del Proceso de Adhesión del Perú a la OCDE, se necesitan beneficios de interés nacional, como una mejor articulación del sector público y privado, mejoras en la calidad institucional y el fortalecimiento de la confianza en el sistema económico.

Asimismo, la mejora de la competitividad del país, acceso a los estándares más altos y a la agenda global. “La colaboración del sector empresarial es esencial para asegurar el éxito de estas reformas, promoviendo así un futuro más próspero y competitivo para el país”, señaló.

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