El exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB) en el periodo de transición (2019 – 2020), Gabriel Espinoza, habló con El Comercio en la capital de este país y comentó que la nación se encuentra en un ciclo de cambios, caracterizado por inestabilidad económica y una inflación que ya alcanzó los dos dígitos.
Si bien, los precios tanto del gas natural como el tipo de cambio eran fijos generando un largo periodo estable y sin cambios para los bolivianos, desde este año, los precios han comenzaron a elevarse.
De acuerdo con los datos de Espinoza, los precios generales pasaron de 3,90 % en julio de este año a 11,30 % en octubre. En el caso de los alimentos, pasaron de 4,40 % a 11,90 % en el mismo periodo, pero no es el único problema económico del país.
Bolivia también acumula este 2024, once años de déficit fiscal. “El año pasado el déficit fiscal estuvo en el orden del 11% del PBI, son US$4.800 millones, 2.000 millones se utilizan para la subsidiar el combustible”, refirió.
Mira► Bolivia: ¿cómo pasó de ser el milagro económico a un país en crisis?
Los salarios también perdieron poder adquisitivo en alrededor de 6% a 8% – el problema comenzó en pandemia- y el crecimiento promedio del país no podría superar ni el 2 % al año, según las proyecciones. Esto no ayuda a mejorar los ingresos de los bolivianos.
Además, su moneda se ha devaluado frente al dólar, que equivale a 11 bolivianos en promedio en el mercado paralelo; aunque hasta hace unos días el tipo de cambio llegó a 17. Esto ha hecho que sus habitantes se refugien en el sol peruano por la “cercanía geográfica y la vinculación con el comercio informal”, explica Espinoza.
¿Cómo consigue dólares el gobierno?
Desde noviembre de 2011 no hay variación en el dólar, a pesar de un incremento importante en su ingreso a este país a través de las exportaciones del gas natural y la producción minera. “Al gobierno no le gustó y congeló la apreciación del tipo de cambio en 6,90 bolivianos hasta febrero del año pasado”, explicó Espinoza.
Con un dólar barato, era más conveniente importar que producir, incluso productos básicos como papa o cebolla, lo que afectó la productividad de Bolivia y ahora este país es más dependiente de los insumos traídos desde fuera. Pero, al no contar con la divisa extranjera, las compras también se ven afectadas; por eso, la oferta en diversos insumos se redujo.
Ante este escenario, el BCB ha tomado medidas para traer más dólares al mercado. Con el amparo de la Ley del Fortalecimiento del oro, puede vender hasta 22 toneladas de sus reservas (de las 42,5 toneladas que tiene).
Dicha ley lo faculta a condicionar al exportador, cuando el banco supera su límite de venta, para comprarle, lo que ha reducido el total de exportaciones mensuales del país: de 5 toneladas a 1,5 toneladas y media. “Con lo recibido por el oro y las exportaciones del gas natural, Bolivia gestiona las necesidades mensuales que son básicamente compra de combustible y pago de la deuda externa”, refirió.