Sábado, Enero 4

MIRA: “The Guardian” deja la red social X: ¿será una decisión aislada o habrá una reacción en cadena?

“En la medida en que haya una necesidad por parte de determinadas comunidades de expresar ideas, va a comenzar la aparición de redes sociales alineadas con el pensamiento de quien escribe. Sucedió con Donald Trump, que cuando fue expulsado de Twitter creó su propia red, Truth Social”, señala Erick Iriarte, abogado especialista en derecho digital, en diálogo con El Comercio. “Bluesky es una alternativa que salió de Twitter cuyo argumento es volver a los orígenes del servicio de microblogging, que fue concebido como una herramienta de libre uso y sin una tendencia concreta, así que con una visión más libertaria contraria a lo que tiene actualmente X”.

¿Qué es Bluesky?

Es una migración entre plataformas que tiene sentido, ya que Bluesky nació en el 2019 como una iniciativa del entonces CEO de Twitter, Jack Dorsey, en búsqueda de descentralizar más la plataforma, dándole a sus usuarios más control sobre su información y experiencia de forma similar a la que experimentó su rival Mastodon en el 2016.

Pero incompatibilidades entre el modelo de negocio de la empresa y las propuestas del grupo de investigación llevaron a que en febrero del 2022 Bluesky se independizara, reconfigurándose como una corporación de beneficio público (CBP), un tipo de empresa que no solo tiene que velar por los intereses pecuniarios de sus propietarios, empleados y clientes, sino también el bien público. Fue una división oportuna, porque salvó a la red social del inicio del proceso de adquisición por parte de Elon Musk que culminó con esta siendo rebautizada como X.

Con los lazos legales y financieros cercenados con la adquisición de Twitter, Bluesky continuó su periodo de gestación, pasando todo el 2023 en una versión Beta para finalmente abrir sus puertas públicamente el 6 de febrero de este año, atrayendo moderada atención principalmente por la participación de Dorsey en su creación. Aunque cabe señalar que la participación del ex-CEO de Twitter terminó en mayo del 2024, cuando dejó de formar parte de la junta directiva de la empresa acusándola de “repetir los mismos errores” que X.

Explosivo crecimiento

El crecimiento de Bluesky comenzó de manera más modesta, saliendo de su beta con alrededor de cinco millones de usuarios, número que incrementó de manera moderada a lo largo de los siguientes meses. Muestra de ello es que recién en julio cruzó el umbral de los seis millones.

En un giro irónico, el principal promotor de Bluesky es quien debe ser considerado su mayor rival, con movidas por parte de X y su dueño Elon Musk causando importantes saltos en el número de usuarios de la flamante red social.

Es así que en agosto Reuters reportó un aumento del 60% de actividad en Bluesky en el Reino Unido, luego de que Musk compartiera provocativos mensajes en torno a los disturbios en dicho país, incluyendo el afirmar que una guerra civil era “inevitable”.

A fines del mismo mes Bluesky vio un aumento de un millón de usuarios en un par de días, después de que problemas legales entre el Poder Judicial brasileño y X terminaran con la red social prohibida en el país. Y aunque el acceso a X fue restaurado solo un mes después, ello no quita que el impacto de esta medida fue tal que cuando Bluesky celebró haber superado los 10 millones de usuarios, lo hizo también en portugués, mostrando la importancia que tuvo este público en alcanzar tal hito.

A esto se le sumaron criticadas medidas de X durante el año, que incluyeron añadir sin previo anuncio una cláusula en los términos de servicio que les permitía utilizar el contenido e información de sus usuarios para entrenar su inteligencia artificial AI Grok, así como un controversial cambio en su política de bloqueo en la que se dejaba de ocultar a los usuarios las publicaciones de cuentas que los habían bloqueado previamente, decisiones ambas que causaron la ira de algunos ‘tuiteros’.

Pero ‘la gota que derramó el vaso’ ocurrió en los comicios presidenciales de EE.UU. en noviembre, cuando el fuerte apoyo que Musk otorgó a Donald Trump provocó que cientos de miles de usuarios terminaran por cerrar sus cuentas en X luego de que se conociera la victoria del candidato republicano. Fue un éxodo significativo, con alrededor de 2,5 millones de usuarios uniéndose a Bluesky a solo una semana de la fiesta electoral, y quizás más importante, fue el aceleramiento del crecimiento de esta plataforma, pasando de 16 millones de usuarios a mediados de noviembre a cerca de 26 millones en vísperas del nuevo año.

¿Nubes en el horizonte?

Pero un crecimiento explosivo no está salvo de problemas ni tampoco garantiza un aumento sostenible, con Erick Iriarte señalando que Threads, la red social de microblogging de Facebook, también experimentó un rápido crecimiento que terminó sin afectar los números de X.

“Experimentos como Bluesky son interesantes ejercicios y sirven para determinada comunidad, pero al final los usuarios vuelven a las redes que les son estables, útiles y prácticas”, advierte. “Cuando uno ahonda en los números globales, encuentras que todos los usuarios están localizado en Estados Unidos o en lugares concretos.”

Esta última afirmación viene apoyada por los datos, con la firma Semrush determinando que la mayoría del tráfico a la página de Bluesky proviene de EE.UU. (52,3%), Reino Unido (8,3%), Japón (6,6%), Brasil (5,4%) y Canadá (3,1%).

La sostenibilidad de la red social no es el único problema que aqueja a Bluesky, que con el aumento de usuarios también ha visto la aparición de actores maliciosos como suplantadores de identidades y redes de bots que intentan plantar desinformación e influenciar en la opinión pública. Problemas que Bluesky ha intentado enfrentar aumentando sus equipos de moderación pasando de 25 a 100, según Euronews- e implementando nuevos sistemas de detección de suplantaciones.

Pero su principal problema probablemente continúa siendo X, que a pesar de sus reveses continúa manteniendo una gran ventaja numérica con alrededor de 335 millones de usuarios activos, según datos de Statista.

“Al final, la tecnología no es buena ni mala, depende de su usuario, sea quien creó la herramienta como el que la usa”, considera Iriarte. En ese aspecto, el también presidente del Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana recuerda lo que ocurrió en el antiguo Twitter, donde en un momento tenías a más gente con un discurso de cierta línea que acabó por expulsar a Trump, para que estos luego fueran desplazados con la llegada al poder de Elon Musk. “La organización cambia, Trump vuelve, y los usuarios de la anterior línea ahora quieren irse. Pero los que quedan al medio, que son los líderes de opinión – incluyendo a la prensa-, así como los que toman la opinión o son formados por ella, no se salen de esta herramienta porque saben que deben quedarse donde está la fiesta.”

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