Martes, Noviembre 26

Miles de miembros de Hezbolá resultaron heridos tras la explosión simultánea de dispositivos beeper en varias zonas de Líbano. Se sospecha que los aparatos fueron intervenidos con explosivos antes de ser entregados a la organización armada.

Los dispositivos, conocidos como “beepers” o “pagers”, no suelen estar conectados a internet, lo que los hace más difíciles de hackear que los teléfonos móviles. Sin embargo, informes de inteligencia apuntan a que Israel habría colocado explosivos en un lote fabricado en Taiwán, específicamente diseñado para el uso de Hezbolá.

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Según fuentes anónimas citadas por medios internacionales, como “The New York Time” los explosivos se detonaron de forma remota cuando los usuarios recibieron un mensaje específico. Algunos miembros de Hezbolá notaron que los dispositivos se calentaban antes de explotar, pero no todos lograron descartarlos a tiempo.

Los beepers explotaron debido a la posible intervención del Mossad, que habría insertado materiales explosivos como PETN en las baterías de estos aparatos. Medios como “Al Jazeera” y “Sky News Arabia” señalan que la cantidad de explosivos era lo suficientemente potente para causar daños graves.

Los beepers, dispositivos creados originalmente en los años 50, nacieron como una solución para enviar mensajes de emergencia de manera rápida y eficiente. Funcionaban mediante señales de radio y permitían a sus usuarios recibir notificaciones o mensajes de texto básicos, lo que los convirtió en una herramienta popular entre profesionales de la seguridad y el personal médico.

Aunque su uso disminuyó con la popularización de los teléfonos móviles, los beepers siguen siendo valorados en ciertas industrias, como la sanitaria y la seguridad, debido a su fiabilidad. A diferencia de los smartphones, no dependen de redes móviles que puedan fallar en situaciones de emergencia o en zonas de conflicto. Además, su batería de larga duración y su resistencia hacen que continúen siendo útiles en situaciones críticas.

El gobierno de Taiwán negó que la empresa Gold Apollo, responsable de fabricar los beepers, haya exportado estos dispositivos a Líbano recientemente, atribuyendo la fabricación a una compañía húngara.

Hezbolá adoptó estos dispositivos tras advertencias sobre la vulnerabilidad de su red móvil ante la inteligencia israelí. Aunque los beepers eran considerados una alternativa más segura, esta tecnología ha sido ahora convertida en un arma de destrucción masiva, afectando gravemente a su infraestructura.

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