Lunes, Noviembre 25

Ashley García siempre fue un apasionado por el deporte y la aventura. Su pasión lo condujo a las motos, donde logró ser pentacampeón nacional de Enduro y también lo llevó a competir en un Mundial de Motos Acuáticas. Pero después de varios accidentes, su amor por los motores lo hizo conocer el mundo de las camionetas y al rally. Su conocimiento en mecánica y experiencia como piloto sembraron las bases para un proyecto que, sin imaginarlo, transformaría su vida. Hoy, el piloto profesional es también un emprendedor que pone a prueba su tenacidad y coraje en otras canchas: el rubro automotriz.

La pasión y una idea

Mientras conducía por las trochas y pistas deterioradas del Perú, Ashley identificó un problema recurrente en las camionetas 4×4. Al levantar la altura del vehículo, algo común en el país por las malas condiciones de las vías, la geometría original de las piezas se alteraba.

Esto causaba daños graves en componentes esenciales, lo que derivaba en costosas reparaciones. Los accesorios existentes en el mercado americano, aunque solucionaban este problema, presentaban un gran inconveniente: los usuarios dependían de costosos repuestos importados difíciles de conseguir.

Tras experimentar de primera mano las limitaciones de los accesorios americanos, Ashley decidió diseñar un producto adaptado al mercado peruano. Su objetivo era simple pero ambicioso: fabricar un trapecio superior que utilizara repuestos disponibles en cualquier rincón del Perú. Esto significaba que los usuarios podían reparar sus vehículos con piezas locales, eliminando la dependencia de marcas extranjeras. Así nació AG Shocks.

Desde Jamaica hasta Pakistán

“Yo soy piloto profesional, he viajado bastante por todo el mundo, y comentando sobre todo en Sudamérica, con amigos pilotos, con tiendas, me doy con la sorpresa de que este problema es de todo Sudamérica, con el tema de importaciones, impuestas, así es como llego a Brasil, llego a vender mi primer panel de trapecios de mi marca en el 2021. hoy en día hemos vendido a Chile, a Brasil, a Bolivia, incluso hemos vendido a Jamaica, hemos exportado a Pakistán, también un par de trapecios a Estados Unidos”, cuenta Ashley.

Lanzar un producto nuevo en el Perú no fue fácil. En un sector donde predominaban las marcas internacionales, Ashley tuvo que luchar para ganar la confianza de los clientes. A través de demostraciones, competiciones y resultados tangibles, logró posicionar su producto como una solución confiable y eficiente para los amantes del off-road.

“Curiosamente, la pandemia jugó un papel crucial en el crecimiento. Tuve más tiempo para concentrarme en mi taller y hubo una creciente demanda de viajes locales, logré perfeccionar su producto y aumentar su alcance. La pandemia, en lugar de ser un obstáculo, se convirtió en un catalizador para el negocio”, cuenta.

El desafío de crecer

Ashley no solo fabrica piezas; También las pone a prueba en las condiciones más extremas. En competencias como el Rally Caminos del Inca, utiliza sus propios productos, demostrando su resistencia y calidad. “No hay mejor forma de probar un producto que utilizándolo en la competencia”, afirma con orgullo.

Ashley no solo se dedica a su taller; También busca compartir su conocimiento y experiencia con otros. Tras competir en el Dakar y enfrentarse a los mejores del mundo, decidió enfocarse en su país, fortaleciendo su marca y contribuyendo al desarrollo del sector automotriz peruano. Ahora su objetivo es claro: convertir su marca en un referente no solo en el Perú, sino en toda Sudamérica.

“El año pasado fui el único peruano en el Dakar, corrí con el equipo de mis sueños, quedamos en un top 15 entre 600 vehículos, competí contra mis ídolos míos de toda la vida, de cuando era niño yo jugaba en Nintendo utilizando a estos pilotos, he corrido contra ellos, incluso les he ganado algunas etapas, la verdad un sueño, hemos corrido también el Mundial del Medio Oeste, corrimos segundos en la general, salí rankeado sétimo mejor copiloto del mundo en la modalidad de Rally Raid W2RC, y nada, hemos estado cumpliendo varios sueños afuera, pero este año me propuse dedicarme a mi país, a mi taller, a mi empresa, y a lo que quiero lograr acá”, sentencia.

La historia de Ashley García es un ejemplo de cómo la pasión, la innovación y la resiliencia pueden transformar un sueño en una realidad. Desde las pistas del Dakar hasta los talleres de Lima, su trayectoria demuestra que los desafíos, cuando se enfrentan con determinación, pueden convertirse en oportunidades.

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