
Durante la misa del Domingo de Ramos celebrada en la Catedral de Lima, el arzobispo Carlos Castillo realizó una enérgica denuncia contra la violencia y criminalidad que azotan al país, señalando la existencia de mafias que operan con el respaldo de sectores que las protegen a través de normas y leyes.
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“Estamos empezando esta Semana Santa en medio de la violencia que han instaurado un conjunto de mafias contra la vida de los peruanos y dentro de esas complicidades de muchos sectores que los protegen con leyes”, afirmó el prelado ante una catedral llena de fieles que acudieron desde temprano a la ceremonia litúrgica.
Castillo hizo un llamado urgente a un cambio profundo en el país, tanto desde lo humano como desde lo social. “Tenemos que cambiar el corazón del Perú para que ese corazón del Perú sea el corazón de Jesús, que sabe tratar con respeto, con dignidad y con reconocimiento de los valores de cada uno de nosotros”, expresó.
El arzobispo también recordó la importancia de la inteligencia y el trabajo constante en la lucha contra el terrorismo durante las décadas de 1980 y 1990, destacando cómo la investigación seria y comprometida permitió superar esa etapa oscura.
“Cuando hermanos inteligentes, sencillos, trabajadores, constantes, pacientes, pero muy inteligentes, investigaron profundamente y solucionaron el problema”, señaló.
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En la parte final de su homilía, Castillo subrayó la necesidad de unidad como camino para enfrentar la inseguridad actual en el país. “Jesús apunta a que nos hermanemos para que después encontremos soluciones políticas. Lo más importante es que tengamos en cuenta que sin la hermandad de nuestro pueblo, todo sigue igual”, concluyó.
Las palabras del arzobispo se dan en un contexto de creciente preocupación ciudadana por la inseguridad y la presunta penetración del crimen organizado en distintos ámbitos del Estado.