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El sí se lo dieron con el mismo escepticismo con el que leyó la lista de obras, planes, destrabes y ‘evaluaciones’ de lo planteado por congresistas. Por ejemplo, ‘evalúa’ colocar presos en el CECOT de El Salvador y así se contenta la bancada del Bloque Magisterial que presentó esa peregrina idea de la que -no lo duden- el PCM y el gobierno descreen. No había que provocar a los lobos antes del ‘sí confío en ti’, esa era la consigna, por eso no hubo Consejo de Ministros, ni conferencia de prensa el miércoles, por eso se aclaró por todos los medios posibles que el ‘tratado de altamar’ no es ‘el de Convemar’ y por eso han hecho señas de súplica al abogado de Dina, Juan Carlos Portugal, para que module su bronca con el cirujano estético Mario Cabani. No había que dejar, por nada, que se mezcle la rutina de la confianza al gabinete, con la guerra de las causales de vacancia.
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A los lobos no se los despierta ni se los provoca, se los soba en el lomo con algo como esto: una comisión integrada por Ejecutivo, Congreso y la academia para “proponer de manera seria y responsable una decisión consensuada sobre la continuidad del Perú en dicho Sistema [la Corte IDH]”. Por supuesto, ustedes, lectores aviesos, saben como el primer ministro Arana que eso no llegará a ningún lado como muchas otras promesas cuya ejecución será pateada para un próximo gobierno.
Arana está libre de ciertas tentaciones. Por ejemplo, no puede acompañar a Dina a ningún viaje porque un barajo del cuento del ‘ejercicio de la presidencia por vía remota’ es que el primer ministro le dé click a ‘unirse a la reunión’ en Palacio. Puede viajar solo, eso sí, y ya veremos si cae en esa tentación. Su primer viaje como PCM fue a Pataz, luego de la noticia de los 13 muertos. Al menos -¡todo es ‘al menos’ con este gobierno!- tuvo los reflejos para saber que su prioridad es el combate a la inseguridad y no la ‘reactivación económica según quién llore más’ del MEF ni la ‘diplomacia presidencial viajera’ de la cancillería. Ahora bien, una cosa es que lo sepa, otra cosa será ver qué hará al respecto.

“Eduardo Arana sabe que su prioridad es el combate a la inseguridad y no la ‘reactivación económica según quien llore más’ del MEF ni la ‘diplomacia presidencial viajera’ de la cancillería. Ahora bien, una cosa es que lo sepa, otra cosa será ver qué hará al respecto”.
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El circunspecto
A diferencia de sus predecesores, Arana es nuevo en la política de altura, más no en los entresijos altamente politizados de la justicia. Fue jefe del gabinete de asesores del ex presidente de la corte suprema, Javier Villa Stein, y luego secretario general del extinto CNM. Ello provocó que incluyera en su abundante directorio telefónico, contactos y llamadas con ‘cuellos blancos’, tema con el que se le hinca de vez en cuando. Tras esa etapa, se fue a Europa a proseguir estudios de posgrado. Regresó y fue enganchado en el Congreso, como asesor de Gladys Echaíz cuando ésta presidió la Comisión de Justicia. Allí interactuó e hizo click con gente de este gobierno y guardó su guitarra -su pasión según sus amigos- para posar en las conferencias de Estado como ministro circunspecto.
Como ministro de Justicia tenía que estar cerca de la presidenta, para asistirla en cada dilema jurídico. Según me cuenta gente que lo conoce bien, le hablaba a Dina menos que otros pero ella lo escuchaba más que a otros. La clave para que surgiera la leyenda de que era el ‘premier en la sombra’ es que parecía tener más ascendiente que Adrianzén sobre ella; pero lo hacía evitando tocarle los temas espinosos y privados. Sin embargo, esos temas tendrá que tocárselos ahora sino quiere ser un primer ministro real pero en la sombra. La frivolidad presidencial es la mayor fuente de inestabilidad del gobierno -además de las redes de corrupción en varios ministerios- y ni Eduardo Arana ni su gabinete podrán taparla con un dedo. Tendrá que encararla.