A propósito de la llegada del sultán de Brunéi para el APEC 2024, el mundo vuelve su mirada hacia esta pequeña pero rica nación del sudeste asiático. Con una extensión similar a la región de Tumbes, Brunéi se destaca como uno de los países con mayor riqueza en el planeta. ¿Cómo ha logrado esta posición?
Su economía, basada en la producción de petróleo y gas natural, le otorga un Producto Bruto Interno (PBI) comparable al de grandes potencias como Estados Unidos.
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Esta realidad se explora en detalle en el libro América Latina y el Sudeste Asiático. ¿Cómo conocer al otro?, obra póstuma del economista Corrado G. M. Letta, publicada por el Fondo Editorial de la Universidad de Lima.
Una monarquía longeva y en crecimiento
El sultán de Brunéi, líder de una monarquía islámica de seis siglos, ha impulsado la modernización de su país. Su visión apuesta por la tecnología y una economía orientada hacia el exterior. Brunéi ocupa hoy el quinto lugar mundial en ingreso per cápita, solo por debajo de Catar, Luxemburgo, Singapur y Noruega.
Leyes sociales estrictas
En lo social, Brunéi ha adoptado políticas conservadoras. Desde 2014, las leyes incluyen sanciones severas, como la pena de muerte por lapidación para la homosexualidad y la prohibición de venta de alcohol en lugares públicos. Estas normas reflejan una orientación religiosa estricta en la vida cotidiana.
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Una economía impulsada por el petróleo
La industria del petróleo domina la economía y el empleo en Brunéi. La dependencia de este recurso ha moldeado tanto el mercado laboral como el estilo de vida de su población. Con el fin de reducir esta dependencia, el sultán promueve una cultura de autosuficiencia y trabajo entre sus ciudadanos.
Sin deuda y con estabilidad económica
Gracias a la abundancia petrolera, Brunéi mantiene una deuda pública casi nula, lo que le permite una notable estabilidad económica y social. Este modelo convierte al país en un referente de sostenibilidad en la región asiática, consolidándose como una de las economías más prósperas del mundo.