Sábado, Enero 4

El teatro peruano en 2024 no ha sido ajeno a la coyuntura del país. Se estrenaron obras que han incidido en la crítica social y han buscado reflexionar, por ejemplo, sobre la creciente corrupción actual; temas que han sido abordados también desde la mordacidad del humor. Este año estuvo marcado, además, por montajes de obras clásicas, pero renovadas con el espíritu de estos tiempos.

Invitamos a un grupo de críticos y directores a comentar la actividad teatral del año y las perspectivas sobre el que viene. Abrimos el telón.

Montajes arriesgados y de calidad

La dramaturga y directora Mariana de Althaus comenta que, debido a la polarización política y la crisis, el público teatral limeño ha sido menor que en años anteriores. “En la necesidad de mantenerse a flote —afirma—, muchos teatros se han visto obligados a presentar propuestas más ligeras o escapistas para no espantar al público, pero hubo montajes arriesgados e interesantes que simbolizaron la crisis política y social que vivimos”. En esta última línea, De Althus destaca obras como InBestia, de Luis Alberto León y Mariela Noles, quien la dirigió junto con Patricia Biffi; País del mañana, de Ricardo Delgado; Los Argonautas, de Rodrigo Benza; María Pizarro, de Rocio Limo; y la nueva versión de Discurso de Promoción, del grupo Yuyachkani.

“Dejando de lado las exigencias de contenido crítico a nuestra realidad —agrega de Althaus—, los teatros limeños, pequeños y grandes, han logrado ofrecer una cartelera muy atractiva y, con muchos sacrificios, mantener a un público fiel y sostener un teatro de calidad”. La dramaturga destaca montajes como María Estuardo, de Alberto Isola; Personas, lugares y cosas, de Juan Carlos Fisher; el clásico Tartufo, dirigido por Jean Pierre Gamarra, y Una hazaña nacional, escrita y dirigida por Alfonso Santistevan. Y entre las propuestas llamativas, menciona Solo, de la Compañía de Teatro Físico; y las adaptaciones de Tito Andrónico, de Mikhail Page y La señorita Julia, de Jean Pierre Gamarra.

El teatro resiste y persiste

Para el crítico Rubén Quiroz, 2024 ha sido un año muy dinámico tanto en propuestas escénicas como en la variedad de las salas que buscaron atraer todo tipo de público, “desde los más pedagógicos y planos, hasta los que buscan puestas más sofisticadas”.

“Muchas de las obras han incorporado la coyuntura —destaca Quiroz—, cuando menos en guiños, con tonos reflexivos y, algunas, con explícitas muestras de preocupación por nuestro derrumbe moral como país”. El también filósofo resalta la mayor participación de profesionales en los elencos y en la cadena de producción escénica. “Ello enriquece la vida teatral”, precisa.

“El teatro resiste y persiste —añade—. Sigue siendo una zona de meditación y crítica. Un espacio en el que la ficción es catártica y consciente”. A respecto, destaca La corrupta comedia, obra escrita por Daniel Subauste y Bea Heredia.

El reconocimiento de los clásicos

“He visto un año de mucho crecimiento y ganas; un año de gente joven muy metida en la creación, que encuentra maneras de expresarse a través del teatro musical o la enorme cantidad de obras de teatro breve”, opina el director y dramaturgo César De María.

“Pero también hubo —comenta— una búsqueda de reconocimiento de obras clásicas, y que se cierra con un homenaje a César Vega Herrera, y su obra Ipacankure, que es para mí un abre ojos para que todos nosotros volvamos a mirar la producción teatral peruana de los últimos 50 años, la revisemos con cariño y con ganas de entenderla y vernos reflejados en ella”.

De María resalta la tendencia por hacer un teatro más exigente. “Si La cautiva (de Chela de Ferrari) nos lo dijo hace algunos años —afirma—, esta vez fue La mariscala (dirigida por Mateo Chiarella y Lucho Tuesta) o el ciclo de obras con tema urbano, presentado en el ICPNA, que mostraron ese interés por hacer un teatro más pensante, pero al mismo tiempo sin perder la capacidad de emocionar y divertir”. De este ciclo, menciona la obra Colisiones, de Eduardo Ríos. Y en el teatro para niños, destaca el trabajo de La Mayu y de La casa de Tespis y su SOS, patas al rescate, obra dirigida por Katya De los Heros.

Mirada pospandémica

El crítico, profesor y dramaturgo Percy Encinas dice que todavía no salimos del ciclo marcado por la pandemia. “El mapa de la actividad teatral, al menos en Lima, no ha recuperado sus formas previas y está reconfigurándose, aunque todavía sin nitidez suficiente”, reflexiona.

Encinas resume así este año: “hubo un auge de salas alternativas, profusión de proyectos, nombres nuevos en la actuación, producción y creación de historias, y una recurrencia al humor para evidenciar problemas y generar conciencia del modo más ingenioso y fresco posible, y esta puede ser una defensa frente al exceso de rabia y tristeza que la pandemia nos impuso”.

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