Sábado, Octubre 26

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—Le dije ‘ya, profe, convoque a otro, no pasa nada. Ahí tiene bastantes clubes en Perú, saque su extremo de Sport Huancayo o de Ayacucho FC—, remata Carrillo en una cómoda conversación con Jefferson Farfán y Roberto Guizasola, conductores del programa Enfocados.

El conflicto Carrillo

Pero, seamos menos románticos y empecemos repasar algunos factores de una realidad incómoda. Si bien André Carrillo consagró una etapa olvidable en la selección peruana en la reciente Copa América, la cereza de un pastel que llevaba mucho rato decepcionando al aficionado cada vez que intentaba asumir el rol de protagonista se dio con una seguidilla de entrevistas en las que, a priori, parecía desbordarse de soberbia debido a sus cualidades deportivas. La anécdota en la que cuenta cómo es que le responde a Ricardo Gareca cuando éste pone en duda su convocatoria por irse a jugar a Arabia Saudita, desemboca la ira pública de un país cansado de ídolos caídos prematuramente como Christian Cueva.

Carrillo parecía sepultado por sus palabras. Y ante la duda, sepultado por su nivel de juego. Y es así como el entrenador uruguayo lo dejó de lado para los partidos ante Colombia y Ecuador. En ese tránsito, la hipótesis mejor consolidada se resumía en la agonía de un concepto que para Fossati era innegociable: la entrega.

Sin embargo, y teniendo en cuenta el alto valor de la diplomacia en las conferencias de prensa, el entrenador se encargo de aclarar los posibles malos entendidos: “Creo que André está mejorando lo mostrado la vez pasada, en cuanto a su estado físico y su dinámica. Pero pensamos que, si no estamos seguros que va a tener minutos, como en algún momento dije, si no es opción 1 o 2, me parece que no está bien traerlos”.

La urgencia, clave

Las palabras de Fossati encontraron asidero en el deseo popular. Caso resuelto. Sin embargo, cuatro partidos después (tres de ellos, derrotas), Es el momento ideal para reflexionar sobre las urgencias de un Perú que, aunque ya no es colero de las Eliminatorias gracias al desastroso Chile de Gareca, aún padece de casi todas las mismas incapacidades con que empezó este camino al Mundial 2026. Faltó de un universo convocable más amplio, con pocas variantes de jerarquía por puesto y un dolor de cabeza inagotable para encontrar, finalmente, la eficacia en ataque.

Salvo ante Uruguay, que resultó un rival muy menor a lo que normalmente es la selección charrúa, ante los otros tres rivales (Ecuador, Brasil y Colombia), Perú mostró muy poco además de un relativo orden defensivo y mucha entrega e intención para desfallecer en intentos. Es bajo este preocupante espectro que, aunque cueste admitirlo, ningún jugador que tenga las mínimas condiciones para ser convocado puede dejar de ser considerado.

A Carrillo se le criticó su estado físico y su aparente desgano en jugadas puntuales que exigían no solo jerarquía técnica, sino también resistencia física, pero sobre todo voluntad, entrega. Fue en ese aspecto que la relación aplauso/jugador se fue rompiendo. Estratégicamente, una ausencia relativamente corta de las convocatorias resulta también una fórmula efectiva para descomprimir esa relación afectiva entre su juego y la tribuna.

El nuevo Carrillo

Cuando se pensaba que su próximo paradero podía ser La Victoria, André Carrillo sorprendió aterrizando en el Corinthians, gracias a un técnico que para él también es un viejo conocido, el argentino Ramón Díaz. Con el ‘timao’, la ‘Culebra’ ha dejado de ser extremo, posición que por las exigencias físicas de continua explosión y vértigo, su realidad ya no le permitía rendir a tope.

La variante que ya había probado con el mismo Ramón Díaz en Arabia escondía una estrategia mucho más efectiva en un fútbol como el brasileño. Jugar de volante interior le permitiría recobrar protagonismo y adaptarse a las mejores cualidades que todavía conserva: buen panorama, criterio para decidir y jerarquía para moverse sabiamente con y sin la pelota.

Así, progresivamente fue ganándose un lugar en Corinthians y renovando una reputación puesta en duda. Carrillo se ha adueñado del mediocampo con cifras que resaltan un rol pensando como desconocido: el de la recuperación. Su experiencia y su buena marcha con la cabeza arriba, lo han convertido en un jugador clave para el desarrollo del juego, teniendo -por ejemplo- en el partido ante Paranaense un 94% de efectividad de pase, con 60 pases acertados de un total de 64.

Con menos desborde, su juego se ha adaptado a uno más de conductor, con buen drible y salida limpia, eficiente para el pase, Carrillo incluso ha llegado a ser apodado como ‘Zidane’. En sus últimos 5 partidos, la ‘Culebra’ ha dado una asistencia, tenido 2 pases decisivos y ha acertado en promedio un 86% de pases. Números que en un peruano en el exterior es bastante difícil de encontrar.

El plan ‘Culebra’

En Videna nunca perdieron contacto con Carrillo. Su evolución en cuanto a minutos de juego, rendimiento y estado físico es bastante bien conocido por el cuerpo técnico y el entrenador Jorge Fossati solo tiene una condición para su retorno: que su nivel actual sea sostenible en las próximas cuatro semanas. Si esto se concreta, su nombre estará en la lista de convocados.

Fossati entiende que el partido bisagra para Perú es el del 15 de noviembre ante la selección de Chile. Comprende también que será un duelo muy difícil no solo por lo deportivo, también por todo lo extradeportivo que rodea al duelo y que tiene que ver principalmente por ser precisamente Chile, un rival especial y clásico, además de la presencia del técnico Ricardo Gareca.

A Carrillo le quedan entre 3 y 4 partidos más antes de la convocatoria. Es difícil no esperar que mantenga su buen rendimiento en una nueva posición del campo y que se concrete su retorno a la Bicolor. La falta de variables sólidas en puestos determinantes ya han puesto en aprietos a Perú en los últimos partidos. El más claro ejemplo es el colapso que produjo una inesperada lesión de Alex Valera a minutos del partido con Brasil.

Que Carrillo vuelva no será tanto una medida desesperada, sino más bien una decisión consciente de que ante la escasez de mejores variantes, la ‘Culebra’, con un mejor presente, es ampliamente mejor opción que las que ya probamos. El riesgo, claro está, es que esa jerarquía vuelva a ser desprestigiada por una aparente apatía. Penúltimos y urgidos de ganarle a Chile, ese riesgo es factible de ser asumido en Videna.

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