domingo, diciembre 7

Pocas veces el nombre de un suplente es más aplaudido que alguno del once titular, pero eso logra Hernán Barcos en Matute. En la previa del partido, ante el temor latente de que pudiera ser el último encuentro del ‘Pirata’ con camiseta de Alianza Lima, los alrededores del estadio vendían polos, camisetas y banderolas con la cara del delantero de 41 años. Al final, no hubo hazaña ni recuerdo que opaque al desastre que implica la derrota en penales ante Sporting Cristal. Ni la forma ni mucho menos el fondo.

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Una vez que Alianza Lima y Sporting Cristal salieron a calentar, los cánticos de “Barcos no se va” ensordecían las cuatro tribunas. Por su parte, el ‘Pirata’ respondía este cariño con un saludo a la hinchada. Hasta ese momento, la expectativa era grande por el duelo pero no se anticipaba que sería el mejor tiempo de Alianza Lima incluso desde el Torneo Apertura.

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A los ocho minutos del encuentro, Jesús Castillo cometió penal y Martín Távara se encargo de convertir. Sin embargo, un endiablado Eryc Castillo puso a Alianza Lima arriba en el marcador por 2-1 con goles en los minutos 16 y 27. Celebró con ambas manos señalando al cielo y de rodillas en el campo de juego por la fe de creyente que lo caracteriza.

En la agonía del primer tiempo, con un Alianza Lima engranado y motivado, Paolo Guerrero convirtió el 3-1 tras un pase de Miguel Trauco y fue a celebrarlo con Comando Sur. Debido a todo el contexto reciente, lo gritó como un desahogo y celebró haciendo un corazón señalando a su familia ubicada en occidente. Guerrero, que había declarado hace poco que había quienes se ensañaron con él, se besó el escudo mientras ‘Pipo’ agitaba ambos puños en el aire.

Martín Távara marcó de penal en el Sporting Cristal - Alianza Lima.  (Giancarlo Ávila/@photo.gec)

En la tribuna, precisamente en sur, una gran banderola le ponía más color a la noche aliancista con el mensaje “Gracias viejo querido” dedicado a un Hernán Barcos que todavía no sumaba minutos y aguardaba en el banco de suplentes.

Ya para el segundo tiempo, cuando Alianza Lima parecía controlar el partido, apareció Martín Távara para anotar el 3-2 y con el ingreso de Hernán Barcos por Paolo Guerrero las tribunas corearon su nombre. Hasta ese momento, Sporting Cristal comenzó a agarrar más confianza y en ma agonía del partido apareció nuevamente Martín Távara para anotar un golazo de tiro libre y silenciar Matute.

Hernán Barcos se llevó las manos a la cabeza, quizá anticipando que sería su último partido con Alianza Lima en Matute. Una vez que sonó el pitazo final, los penales se asomaban y apareció la figura desdibujada de un plantel dividido: mientras Sporting Cristal se unía en un abrazo, jugadores de Alianza Lima estaban separados unos de otros.

El primer disparo lo erró Sergio Peña y selló una noche en la que no lució en ninguna jugada. Ese sería el penal que dejaría afuera a Alianza Lima de la competencia por el segundo lugar, ya que luego todos los pateadores acertaron en ambos clubes. El último en patear por el club íntimo fue Hernán Barcos, quien al término decidió ir a abrazar a Guillermo Viscarra previo al último penal. Fernando Pacheco supo vencer su portería y Cristal ganó. Pipo Gorosito, inmutado, solo atinó a caminar rápido hacia los vestuarios evitando cualquier conversación y evadiendo a sus jugadores.

En la tribuna, una banderola que decía “dirigentes mercenarios” fue arrebata entre un grupo y otro e inicio una gresca importante que la policía demoró en controlar. En la cancha, Guerrero miraba al piso al igual que sus compañeros y Eryc Castillo, cuyo doblete no alcanzó, contenía algunas lágrimas. El gran señalado fue Peña, que caminó junto a Aquino y Chávez en medio de pifias. “Que se vayan todos”, coreaba la tribuna sur.

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