Una de las características principales del periodo postpandemia en el Perú ha sido la altísima inefectividad de la política económica -tanto a nivel macro como micro- que se ha reflejado en que, a pesar de haber habido un incremento extraordinario del gasto público en este periodo, no se ha logrado reactivar la economía de manera significativa, cerrar brechas de acceso y de calidad a servicios públicos básicos ni disminuir la pobreza. Según la consulta amigable del Ministerio de Economía y Finanzas, el gasto corriente creció entre el 2019 y el 2024 en poco más del 40% (que equivale a un crecimiento anual promedio del 7%) y la inversión pública se incrementó en más de 80% (que corresponde a una tasa promedio anual de casi 13%).
Esta política fiscal expansiva, que se ha dado en un periodo de precios de metales que han registrado sus picos históricos, ha venido acompañada, sin embargo, de resultados decepcionantes. Si tomamos como variables de referencia para medir el bienestar de la población al producto bruto interno per cápita y a la pobreza monetaria, la primera creció en dicho periodo en apenas 0.8% en términos reales ( 0.1% anual en promedio ) mientras que la segunda variable más bien se deterioró significativamente pasando del 20.2% de los hogares peruanos que no alcanzaban a cubrir el gasto de una canasta de consumo básica en el 2019 al 27.6% el año pasado. En resumen, el periodo post pandemia se ha caracterizado por tener malos resultados económicos a pesar de gastar incluso más de lo que debimos si hubiéramos respetado tanto el marco macroeconómico multianual como las alertas del Consejo Fiscal.
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A diferencia de lo que viene ocurriendo en los últimos años, en el periodo 2011 al 2019, que no se caracterizó por bonanza en los mercados internacionales, el PBI per cápita creció al 2.4% anual y la pobreza se redujo en ese periodo en 7.6 puntos porcentuales. En el período 2004 al 2011, en que hubo altos precios de los minerales en parte importante de dicho periodo, la pobreza se redujo en 30.9 puntos porcentuales y el pbi per cápita creció al 6% anual en promedio. Es decir, la historia económica reciente nos da algunas lecciones importantes para aquellos partidos políticos que pretendan gobernar el país: Primero, sin crecimiento no hay reducción de la pobreza; segundo, no es suficiente tener un buen escenario internacional de precios de nuestra exportaciones si es que no los aprovechamos con un buen diseño y ejecución de política económica y, en tercer lugar, que no basta aumentar la inversión en ladrillo y cemento si ella no se transforma en mejores servicios básicos de calidad para los ciudadanos.














