
En el Perú tenemos algo más de 135.000 policías. Si tomamos como ciertas las cifras que expuso el primer ministro Gustavo Adrianzén esta semana durante su interpelación en el Congreso, resulta que contamos con casi tres vehículos nuevos por cada policía. “Se cuenta con 370.000 vehículos nuevos”, anunció pomposamente y sin dejar de arquear las cejas ante los pocos parlamentarios que lo escuchaban. Ojo,según esta versión, se trata únicamente de vehículos de estreno. Si sumamos los antiguos, la proporción de vehículos por policía en nuestro país debe ser mundialmente envidiada. O es eso o están contabilizando bicicletas, patines y scooters.
Al ser consultado sobre el estado de emergencia en Lima y Callao, Adrianzén afirmó que, al 5 de abril, se habían desarticulado 3.656 bandas criminales. Sin embargo, apenas unos días antes, el 22 de marzo, la presidenta Dina Boluarte, leyendo desde su teleprompter en el cuarto de guerra, aseguró que el número de bandas desarticuladas durante el estado de emergencia en Lima y Callao era 81. Algo no cuadra aquí.
Con su característico ceño fruncido, el primer ministro también sostuvo que se realizaron 291.516 operativos. Dos semanas antes Boluarte hablaba de 1.490 operativos. Sería bueno que el gobierno explique a qué llama operativos y cómo los contabiliza. ¿Parar en la calle a un borrachín para realizarle una prueba de alcoholemia cuenta como un operativo? Si son cinco los ebrios intervenidos, ¿se registran como cinco operativos?¿Pedirle el DNI a un universitario que regresa tarde de sus clases en un puente peatonal se considera un operativo? La ciudadanía exige resultados, pero también sinceridad.
Juan José Santiváñez se fue del Ejecutivo pero dejó como legado su set de maquillaje de cifras. “No podemos admitir que las medidas que adoptamos para la lucha contra la delincuencia hayan fracasado”, dijo Adrianzén ante el pleno. Ya quedó claro: nunca lo van a admitir.