Jueves, Noviembre 28

No se llama Libertad -como la canción de José Luis Perales-, pero una vela solar de la NASA está encaminando ‘viento en popa’ la exploración espacial. Denominado Advanced Composite Solar Sail System (Sistema de Vela Solar Compuesto Avanzado en español) o ACS3, este dispositivo de 80 metros cuadrados desplegó exitosamente sus brazos el pasado 29 de agosto, mostrando la eficacia de un modelo que se espera se imite en pares más grandes a futuro.

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Probadas por primera vez en 2010 con la misión japonesa IKAROS, las velas solares solucionan uno de los mayores problemas de los viajes espaciales: el combustible. Esto es debido a que los dispositivos utilizan la presión de la luz solar para la propulsión, inclinándose hacia o alejándose del Sol de modo que los fotones reboten en la vela reflectante para empujar una nave espacial.

Aunque la prueba exitosa de ACS3 se realizó solo hace unos días, la vela solar llegó al espacio el 24 de abril a bordo de un cohete Electron de la empresa espacial Rocket Lab.

El aparato iba plegado en un CubeSat de 12 unidades de tamaño – aproximadamente el tamaño de un microondas – y parte de los objetivos de esa misión era probar la eficacia del sistema de despliegue de la vela solar, construido por la empresa NanoAvionics a partir de polímeros flexibles y materiales de fibra de carbono diseñados para maximizar su rigidez y poco peso.

Con el éxito de esta etapa, la NASA pasará las próximas semanas poniendo en prueba el desempeño y maniobrabilidad del ACS3, información que será crucial para el diseño y lanzamiento de nuevas, y quizás más grandes, misiones de este tipo.

La importancia de las velas solares no se puede subestimar y pueden servir como satélites de alerta temprana de meteorología espacial, misiones de reconocimiento de asteroides y otros cuerpos pequeños, y misiones de observación de las regiones polares del Sol.

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