Conversé con ‘Vitocho’ García Belaúnde. También fue candidato. Me contó que al ver que la pugna escalaba entre las ambiciones de Barnechea y Chávez, se puso de costado e hizo su campaña concentrado en afianzar su candidatura en el número 1 al senado nacional. “Si hubiéramos pensado más en el partido que en los candidatos, esto no hubiera pasado”, concluyó.
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Antes de contar lo que pasó, una precisión de funciones: La Oficina Nacional de Procesos Electorales [ONPE] organiza y supervisa las elecciones, incluyendo las primarias de los partidos. El Jurado Nacional de Elecciones [JNE] vigila que se cumpla la justicia electoral y tiene la última palabra ante cualquier tacha, impugnación o desavenencia. ¿Por qué se bronquearon sus funcionarios? El domingo 30 de noviembre, 37 partidos eligieron a los delegados que votarían el siguiente domingo 7 de diciembre por sus candidatos presidenciales y listas al Congreso. La elección del 30 estaba enteramente a cargo de los partidos. Al finalizarla debían entregar la lista de los delegados electos al JNE y a la ONPE. Así lo hizo el Comité Nacional Electoral (CNE) de AP en Carta 025-2025 CNE-AP, el 3 de diciembre, con los nombres de los 75 delegados que votarían el 7 de diciembre en todo el país. La carta no la firmó la presidenta del CNE, Cinthia Pajuelo, sino los otros dos integrantes, Natalia Ubillús y Víctor Raúl Alderete; pues el mandato de Pajuelo, de acuerdo a los estatutos del partido, venció el mismo 30, el día de la elección de delegados. Pajuelo, en Willax, ha negado que esto sea cierto.
Sucede que el jueves 4 se hizo público, por el candidato Chávez, que Cintia Pajuelo había inscrito en el Registro de Elecciones Primarias (REP) de la ONPE una lista con 28 nombres distintos a la lista de elegidos que constaba en la carta en manos del JNE. Tras el piteo de Chávez, el JNE estuvo tan alerta que envió fiscalizadores al local de la ONPE en Lurín, donde se almacenan y embalan las cédulas de votación. Al constatar que había nombres de delegados que no coincidían con la lista que ellos tenían en mano, vino el jaleo. El informe 000399-2025-DNFPE/JNE, firmado por el gerente de la Dirección Nacional de Fiscalización de Procesos Electorales, Alberto Kuroiwa, dice que “se detectó que la lista de electores (…) no guardaba concordancia” con la enviada por el CNE. “Por lo tanto se estaría vulnerando el derecho de los delegados de dicha organización a participar este domingo 7”, agregan.

Que un ente electoral acuse a otro de vulnerar la participación política es peor que mentarle la madre. La ONPE respondió airada al informe de Kuroiwa que le fue remitido por la gerenta general del JNE, Gina Salazar. “Manifestamos nuestro rechazo a las observaciones formuladas”, dice el Informe 000597-2025-GOECOR/ONPE, suscrito por Ricardo Saavedra, jefe de la Gerencia de Organización Electoral y Coordinación Regional. Se defienden con este argumento: “[AP] cumplió, para el 7 de diciembre, con comunicar oportunamente, la lista de delegados a través del Registro de Elecciones Primarias (…) La responsable de usuario y clave del REP es la presidenta Cinthia Pajuelo”. Para la ONPE no valía la carta enviada por el CNE del partido con la lista adjunta de delegados; sino lo que Pajuelo inscribió en ese registro. Tampoco valía la carta que el día 6, víspera de la elección, los otros dos integrantes del CNE, presionados por la campaña pública de Chávez, enviaron a la ONPE advirtiéndoles que Pajuelo ya no presidía el comité.
Envíe preguntas por escrito a la ONPE y recibí esta respuesta sobre Pajuelo: “Cualquier revocación, renuncia, modificación o sustitución de los dirigentes, representantes legales, apoderados y personeros, debe inscribirse en el ROP (Registro de Organizaciones Políticas). De acuerdo al ROP del JNE, Cinthia Pajuelo Chávez sigue siendo la presidenta del CNE”. También me dijeron que Pajuelo les comunicó “la lista de delegados de su partido el 3 de diciembre (…), antes de la carta enviada por el CNE citando el informe del JNE”.
Quedan muchas interrogantes que hacer a los organismos electorales que no pudieron conjurar el fraude que estaba cantado que se produciría con semejante discrepancia entre los registros. Los 28 que se sabían elegidos apenas se hizo el conteo el 30 de diciembre y que no pudieron votar el 7 de diciembre, no se han quedado callados. Uno de ellos es Alonso Roel, hermano del ex vicepresidente de Congreso, Luis Roel, y ha expuesto su caso públicamente. Ya no hubo réplica escrita del JNE a la ONPE por ningunear a Kuroiwa. No era necesario. Al resolver las impugnaciones de Chávez y de varios delgados, respondieron con una nulidad que, de paso, fue el vuelto a la ONPE.
Vicio original
Quise conversar con Alfredo Barnechea. A través de un amigo común me envió, a guisa de respuesta, una cita de Fernando Belaúnde: “Cuando las aguas están turbias, cura de silencio”. Quien sí me respondió el teléfono fue Julio Chávez. Me confirmó que presentó impugnaciones a dos mesas. Por supuesto, su cálculo es que si se anulan los votos de ese par de mesas, revertiría la diferencia de 11 votos que lo separan de Barnechea (37 versus 26). Chávez, como presidente del partido y gestor de sus fondos públicos, ha viajado y organizado capacitaciones a militantes en todo el país, así que tenía bien mapeados a los delegados que votarían por él. Fue promotor, además, de la consulta no vinculante que lo dio de ganador. Tenía todo armado para ganar.
Le pregunté a Julio si era consciente de que su recurso de impugnación podría empujar al partido al abismo. “Por eso no busco la nulidad de todo, sino de dos mesas. No soy tan fatalista. Tengo la esperanza de que el JNE me dé la razón en mi recurso, sino lo hace, ahí lo dejo”, me respondió. Le repregunté si, en ese caso, apoyaría a Barnechea. “Nadie que haga fraude puede representar a un partido con la historia de AP. Allí hay un vicio original”, me dijo. En realidad, más allá de lo que hizo o dejo de hacer Chávez, igual otras impugnaciones activarían la decisión drástica del JNE.
José Naupari, experto en legislación electoral, me hace ver un límite a las competencias del JNE en esta fase de las primarias. Es el Art. 25 del Reglamento de las Elecciones Primarias publicado por Resolución 163-2025-JNE. “Los resultados de la elección primaria pueden ser materia de impugnación ante el JNE, después de publicados los resultados por la ONPE, siempre que sean planteados bajo sustento numérico”. O sea, no vale impugnar delegados, sino votos.
También conversé con el jurista electoral y ex ministro de Justicia, José Tello. Fue tajante: “Es cierto lo del reglamento que cita Pepe [Naupari], pero aquí el organismo electoral tiene que ponderar la seguridad jurídica del proceso. Es mejor que lo haga de una vez. Hemos visto un fraude y Acción Popular no merece seguir en el proceso electoral. El Jurado debe resolver los distintos recursos, no solo el de Chávez, que habrán puesto otros delegados y militantes de AP en estos días, sacando a ese partido de carrera”, me dijo. El JNE pensaba igual. Le pedí a José su opinión sobre la desavenencia entre los dos organismos. “Es el colmo, no están a la altura de lo que demanda este proceso electoral. ¡Cómo es posible que no actúen los dos al unísono contra un fraude! ¡Tienen que cerrar filas! Esto me recuerda un conflicto similar que hubo hace 20 años entre los dos organismos y que ahora también se está reeditando por el voto electrónico”.
Si a todas estas razones delatadas por los propios entes electorales, le sumamos las denuncias del fraude aparecidas en los medios; AP ya estaba herida de muerte. “Punto final” difundió el domingo pasado un audio en el que, presuntamente, Cinthia Pajuelo trata de convencer al militante John Plasencia de que pida a su esposa, miembro de una mesa de votación para la elección de delegados el 30 de noviembre, que se retire de ella. La finalidad, según explicó al programa el propio Plasencia, quien grabó la conversación; era poder controlar la mesa a favor de Barnechea. A cambio de ello, Plasencia obtendría trabajo en el Congreso a través de la influencia del congresista Ilich López. López estaría alineado con Barnechea a través de su asesora Tania Abad, segunda vicepresidenta en esa fórmula presidencial. Pajuelo, en el audio, le decía a Plasencia que la gestión la haría su ‘ex papi’. Se refería a Jorge Quintana, el jefe de campaña de Barnechea. Quintana ha sido alcalde de Jesús María y fue aliado de Chávez en la campaña para el Congreso Complementario en el 2020, pero hoy están enfrentados. Le escribí pero no obtuve respuesta.
Conversé con María Apolaya, quien está entre los 28 dirigentes elegidos como delegados el 30 de noviembre, y luego suplantados. Me contó que fue al local del colegio Mariano Melgar, en Breña, donde debía votar. Junto con otros delegados en el mismo trance dejó sentada su queja ante los fiscalizadores del JNE. Luego, con los otros dos delegados de su base de Lima Provincias, ha interpuesto una impugnación ante del Jurado Electoral Especial de su región. Cuando le pregunté si podía contarme por quién iba a votar, me dijo: “El voto es secreto pero acordamos expresar el sentir de las bases que en mi región era por ‘Vitocho’”. No solo la votación de Chávez se afectó con la temeridad de Pajuelo.
Quizás se le acabó la suerte al partido más lechero del Perú, que ha tenido 4 gobiernos (los dos de Belaúnde, el de Valentín Paniagua y el muy breve de Manuel Merino), que se dio el lujo de no participar ni en la Asamblea Constituyente de 1978 ni el CCD del 1993, que saltó con holgura varias vallas, que presidió varias veces el Congreso y que estaba pasando piola tras el escándalo de ‘Los Niños’. El JNE tuvo la última palabra; antes que las urnas.




