Los números reflejan que la administración de la presidenta de la República, Dina Boluarte, está en su peor momento. Según la última encuesta de Datum Internacional para El Comercio, la aprobación de la jefa del Estado volvió a registrarse en el mínimo negativo de 5%, y su desaprobación escaló ahora al 92%, la cifra más alta de su gestión y con lo que marca otro récord desfavorable.
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El estudio de opinión —realizado del 4 al 8 de octubre, a escala nacional— da cuenta de que el descontento de la ciudadanía se presenta de manera transversal, por regiones y niveles socioeconómicos. Aunque en este último caso, esto es aún más significativo en los sectores A/B y E.
A principios de año, Boluarte registraba una aprobación del 16% y 9%, respectivamente. Ahora solo llega al 3% en ambos sectores. Todo ello, a poco más de un año y diez meses que lleva en el poder.
A nivel de regiones, la desaprobación a la mandataria supera en cuatro de ellas el 90%: en el sur se registra en un 94%, mientras que en Lima/Callao, el norte y el centro se ubica en un 92%. En la zona oriente, la cifra llega al 87%.
Pero la amplia desaprobación alcanza también a su equipo ministerial, empezando por el primer ministro Gustavo Adrianzén, cuyo rechazo incrementó sustancialmente del 65% al 78% en el último mes, en tanto su aprobación bajó de 11% a 7%.
También llega a los titulares de las carteras de Economía y Finanzas (José Arista) e Interior (Juan José Santiváñez), cuya desaprobación subió hasta seis puntos porcentuales en ambos casos. Arista pasó de 66% en desaprobación que registró en setiembre a 72% ahora en octubre; mientras que Santiváñez pasó de 70% al 76% de rechazo en el mismo período.
Puntos de vista
Luis Benavente, director de la consultora Vox Populi, apuntó que ante la caída en la aprobación de Boluarte tras el Caso Rolex, la incapacidad de recuperación se debe a la crisis de seguridad ciudadana que llegó a niveles extremos y es consecuencia también de una gestión deficiente.
Boluarte no ha demostrado –agregó– sensibilidad para percibir las demandas ciudadanas y “vive aparentemente en un mundo de fantasía que nadie logra comprender”. Está, a su juicio, “en una situación crítica”.
“Es la falta de capacidad de poder ver las cosas y dar una respuesta que, muchas veces, no va a resolver el problema en 24 horas, pero que por lo menos da un aliento. Poniendo, por ejemplo, ministros con mayor liderazgo. Boluarte no está al tanto de lo que pasa en el país y está viviendo una realidad ficticia y se ha olvidado de que es presidenta de Perú”, incidió.
Por ello, Benavente dijo no creer que esta situación vaya a mejorar a favor de Boluarte en los próximos meses. “No lo creo porque no se ve en ella esa capacidad de reacción, esa capacidad política. Y tampoco un equipo político de fuste en el gobierno”, apuntó.
Daniela Ibáñez, politóloga del Centro Wiñaq, coincidió en que Boluarte no logra empatizar, siendo considerada como “superficial”. Al escándalo por el Caso Rolex, sucesos como su frustrado viaje a las Naciones Unidas, que fue rechazado por el Congreso, –acotó– son observados por la ciudadanía.
“La ciudadanía ve esos gestos y los ve como gestos desasociados a la realidad del país: ‘al final de cuentas, [la presidenta] se quiere ir de viaje, pero yo no puedo tomar mi transporte para ir a trabajar’. El discurso que puede tener no está conectando con las afecciones de la población en este momento”, opinó.
Mencionó que la desaprobación y la insatisfacción de la población respeto a la inseguridad y otros temas, pueden llegar a poner en riesgo su sostenibilidad en el poder.
Urpi Torrado, CEO de Datum Internacional
“El costo de no escuchar a la población”
El costo de no escuchar a la población y a los sectores que reclaman presencia del Estado puede ser alto. La desaprobación en aumento y con picos históricos no es más que la consecuencia de la gestión realizada. Más allá de la percepción ciudadana, es evidente que los índices de inseguridad se incrementaron, la pobreza siguió en aumento y el Ejecutivo no ha observado leyes polémicas, como la de crimen organizado.
Precisamente, las encuestas son una herramienta que permite entender las preocupaciones y expectativas de los peruanos. Aunque las diferencias sean pequeñas y algunas estén dentro del margen de error, en esta nueva encuesta de Datum-El Comercio sí se pueden leer algunas tendencias al ver la evolución mensual de los resultados. Se mantiene la crítica hacia la presidenta y su gestión sigue debilitándose, especialmente en los sectores más bajos, el sur y centro del país y entre quienes tienen el peso de la economía del hogar.
Los cambios en el Gabinete no solo no ayudaron, sino que es precisamente el presidente del Consejo de Ministros quien presenta el mayor crecimiento en la desaprobación (8 puntos) entre las personalidades evaluadas. Sus declaraciones y la falta de transparencia en relación al estado de emergencia, las paralizaciones y el crimen organizado son rechazadas por la población. El ministro del Interior, protagonista también de esta coyuntura, sigue la misma suerte (+6 puntos de desaprobación) pese a haber anunciado que pondrá su cargo a disposición si las medidas declaradas para combatir la criminalidad no funcionan en 60 días. No es la primera vez que se declara el estado de emergencia en algunos distritos de Lima, por ello el escepticismo de la población.
La población no solo percibe falta de liderazgo e incapacidad para manejar los problemas del país, también está en desacuerdo con la relación que el Ejecutivo tendría con el Legislativo. Aunque mantiene la aprobación, no debe pasar desapercibido que aumenta la desaprobación del Congreso. Los peruanos también sienten que esta institución es ajena a sus problemas. En una encuesta anterior que publicamos en marzo, las dos principales razones para esta calificación eran que los congresistas no trabajan en beneficio del país y que usan su cargo para beneficio propio.