A Perú no llegó en 1976, su año original de estreno, sino el siguiente, típico de una época sin internet, donde había que tener acceso a revistas especializadas para seguirle la pista a la cartelera internacional; pero cuando por fin se estrenó en el país, dejó huella. La película “Nace una estrella” (“A Star is Born”) llegó con Barbra Streisand como la protagonista que inspira el título de la cinta, pero que también presentó otro talento de quien en los próximos años sería un ícono cinematográfico de perfil bajo, pero que también trazaría su propio cauce: el estadounidense Kris Kristofferson.
Nacido en el conservador estado de Texas, Kristofferson siempre tuvo intereses artísticos, sea en la escritura, que fue su primera pasión, o la música y la actuación. Estuvo un tiempo en el ejército por presión de su familia, pero lo dejó, algo que no habría caído bien con sus padres; se desconoce si alguna vez se volvieron a amistar; su madre, particularmente, tuvo palabras duras hacia él. “Ella dijo que yo era una vergüenza para la familia. Les he dado momentos de orgullo, [como] cuando gané mi beca Rhodes [por la cual se fue a estudiar al Reino Unido], pero ella dijo que jamás se medirán con la tremenda decepción que siempre has sido”, contó el artista para un perfil de la revista Rolling Stone.
Para él no había trabajo feo, ni demasiado pequeño para alguien con sus aspiraciones. Llegó a ser bartender, también operario de limpieza en la sede de Nashville de Columbia Records. Y para más extrañeza, hizo boxeo, disciplina que bien podría haberle ocasionado los problemas de pérdida de memoria que experimentó en sus últimas dos décadas de vida (era eso o el Alzheimer). También jugó rugby, fútbol americano e incluso fue piloto de helicóptero.
Su vida fue intensa pero complicada por sus problemas con el abuso de sustancias. “Por un par de años fue el Jack Daniels, luego el tequila y de ahí ya cualquier cosa. Cuando estaba cantando, no podía imaginar parándome y haciéndolo sin beber”, contó tiempo atrás a la revista People. Una vida que reflejó en buena medida la de John Norman Howard, el personaje que interpretó en “Nace una estrella”. Pero mientras John murió, Kris sobrevivió a pesar de sí mismo y de las infidelidades cometidas por él que marcaron sus relaciones personales. El artista cuenta que al filmar la cinta sintió que el personaje de Streisand, golpeado por el dolor de perder a su marido, bien podría ser su propia esposa y que él no quería que pasara por lo mismo. Así, fue el cine quien lo llevó por el camino de la sobriedad.
Si bien Kristofferson ha sido revalorado con los años, en su momento no conquistó a todos. “La presencia de Kris Kristofferson (John Norman Howard, ídolo de multitudes) y su particular estilo para vivir con libertad, dentro de la presiones que le imponen cumplir con sus obligaciones comerciales, exigiendo a su comportamiento el éxtasis qué debe proporcionar a los miles de “fans” (desde la drogadicción hasta la efusividad alcohólica en escena) no consigue, excepto en la primera parte, mantener la atención de los espectadores”, dijo entonces el crítico de este Diario sobre la película.
Kristofferson siguió actuando. Puede que los millennials lo recuerden más por sus roles en la saga “Blade”, donde interpretó al cazador de vampiros Whistler, mentor del protagonista. Siguió activo en el cine, si bien no en cintas muy destacadas, sí aquellas que le permitían mostrar en partes iguales dureza y vulnerabilidad. Y no se puede ignorar sus contribuciones a la música, más allá de su carrera en el canto; escribió clásicos como “Once More With Feeling” que cantó Jerry Lee Lewis; “For the Good Times” para Dolly Parton e incluso “Me and Bobby McGee” para Janis Joplin. Sin duda, una estrella.