Los 196 países que forman parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) tendrán que rendir cuentas. Por lo menos, eso es lo que se espera que suceda durante la Conferencia de las partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16) que se realizará en Cali, Colombia, entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre de 2024.
Casi la totalidad de las naciones del planeta han ratificado el CDB, eso lo convierte en uno de los acuerdos internacionales más universales en materia de medio ambiente. Además, la COP16 genera mucha expectativa, ya que es la primera que se realiza después de que se adoptó el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal en 2022, el cual establece una hoja de ruta estratégica para la conservación y gestión sostenible de la biodiversidad global hasta el año 2030.
En el Marco Global se plantearon 23 metas para atender el enorme problema de la crisis de biodiversidad que enfrenta el planeta, debido a factores como la pérdida de hábitats, el cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales.
Los reflectores están puestos sobre la ciudad de Cali, porque es allí donde los países deberán presentar sus Planes de Acción y Estrategias Nacionales para la Biodiversidad (NBSAP, por sus siglas en inglés), en los que deben informar cómo cumplirán con las metas que suscribieron hace dos años en la COP15 realizada en Montreal, Canadá.
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Las 23 metas y los planes de acción de biodiversidad
Las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal se dividen en tres secciones. Las primeras ocho tienen como objetivo reducir las amenazas a la biodiversidad. Entre ellas están que, para 2030, al menos el 30 % de las áreas terrestres y de aguas continentales y al menos el 30 % de las áreas oceánicas del mundo estarán protegidas y gestionadas de manera efectiva y equitativa, contando con la participación de los pueblos indígenas y las comunidades locales, y que al menos un 30 % de las zonas de ecosistemas terrestres, de aguas continentales, costeros y marinos degradados estén siendo objeto de una restauración efectiva.
También se pretende adoptar con urgencia medidas de gestión para la recuperación y conservación de las especies, en particular, especies amenazadas; conseguir que el uso, la recolección y el comercio de especies silvestres sea sostenible, seguro y lícito; eliminar y reducir al mínimo las especies exóticas invasoras, así como reducir al mínimo los efectos del cambio climático y la acidificación de los océanos en la diversidad biológica.
Las metas 9 a la 13 tienen como fin satisfacer las necesidades de las personas mediante la utilización sostenible de la biodiversidad. Allí destacan temas como la gestión sostenible de especies silvestres en beneficio de las personas; mejorar la biodiversidad y la sostenibilidad en la agricultura, la acuicultura, la pesca y la silvicultura, y aumentar los espacios verdes y la planificación urbana.
Las metas 14 a la 23 plantean herramientas y soluciones para la implementación del Marco Global. En este grupo están, por ejemplo, integrar la biodiversidad en la toma de decisiones en todos los niveles; que las empresas evalúen, divulguen y reduzcan los riesgos e impactos negativos a la biodiversidad; garantizar la participación de todos los sectores de la sociedad en la toma de decisiones y acceso a la justicia y a la información relacionada con la biodiversidad, y movilizar 200 000 millones de dólares anuales para la biodiversidad, incluidos 30 000 millones de financiación internacional.
El Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal deberá cumplirse al año 2030 y reemplaza las 20 Metas de Aichi adoptadas en 2010 durante la COP10 celebrada, precisamente, en Aichi, Japón. Estas metas formaban parte del Plan Estratégico para la Biodiversidad 2011-2020. Sin embargo, la Secretaría del CDB concluyó, en 2020, que el mundo no alcanzó ninguna de las Metas de Aichi y que sólo seis de ellas se lograron parcialmente (9, 11, 16, 17, 19 y 20).
Una de las principales preguntas que surge ahora es, ¿qué se hará para que no ocurra lo mismo con el Marco Global que se aprobó en Montreal?
Expertos del World Wildlife Fund (WWF), The Nature Conservancy (TNC) y el Instituto Alexander von Humboldt en Colombia, creen que el nuevo Marco Global trató de incluir las lecciones aprendidas con las Metas de Aichi.
Ximena Barrera, directora de Relaciones de Gobierno y Asuntos Internacionales de WWF Colombia, comenta que “cuando se adoptaron las Metas de Aichi no existían mecanismos de reporte, monitoreo, verificación y cumplimiento de los compromisos. Lo que se hizo en Montreal fue adoptar muchos elementos de la discusión que se ha tenido en las agendas de clima, y así se adoptó un mecanismo con indicadores para hacer el monitoreo y un mecanismo que permita evaluar el cumplimiento de las metas. Todo esto para poder incrementar la ambición”.
Barrera menciona que en este 2024 los países tienen que entregar sus NBSAP y discutir temas que quedaron pendientes en 2022, sobre el marco de monitoreo que se usará para verificar el cumplimiento de esos planes de acción. “Para que no nos pase como con las Metas de Aichi”, enfatiza.
La entrega y análisis de los planes de acción es quizás la principal tarea en la COP16. Hay plazo para entregarlos hasta el inicio de la conferencia, pero hasta el momento sólo 16 de 196 países han entregado sus actualizaciones ante la Secretaría del CDB. El mismo Colombia, país sede de esta reunión internacional, aún no ha entregado la actualización de su plan, aunque la ministra Susana Muhamad ha dicho que se presentará antes del evento y desde hace varios meses se realiza un extenso programa de socialización y participación de la propuesta.
“Esta es una COP con un enfoque más de implementación y acción, donde lo que se requiere es una toma de decisiones que generen unas condiciones habilitantes para la implementación de ese Marco Global de Biodiversidad que se que se aprobó en la COP anterior (COP15 en Montreal)”, dice Catalina Góngora, líder de Política Pública en TNC Colombia.
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Participación de pueblos étnicos y financiamiento de la biodiversidad
Góngora menciona que en la agenda de decisiones durante la COP16 hay varias temáticas centrales, pero destaca la adopción del Programa para Pueblos Indígenas y Comunidades Locales. Este programa entraría a desarrollar el artículo 8J que se fijó en 1992, en el documento que dio origen al Convenio sobre la Diversidad Biológica.
“Se espera adoptar un marco programático que reconozca el conocimiento tradicional de las comunidades en la gestión de la biodiversidad. Las comunidades étnicas también solicitan el reconocimiento de un cuerpo subsidiario para ellos, para poder participar más activamente en la Convención”, comenta.
Este es uno de los temas sobre los que más ha hablado la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad: “En la COP16 se va a decidir la aprobación del plan de trabajo para los próximos 10 años para pueblos indígenas y comunidades locales. Si llegamos a un acuerdo en la COP16, esto implica cómo los gobiernos van a apoyar el trabajo de los pueblos indígenas, sus territorialidades y sus derechos, precisamente para que sean actores fundamentales en el cuidado de la diversidad biológica”.
Muhamad también comenta que los pueblos étnicos tienen dos aspiraciones: tener un cuerpo subsidiario permanente en la convención, es decir, quieren ser un organismo reconocido de forma permanente, lo que les dará más capacidad política de influencia, y tener acceso directo a recursos internacionales que se destinen para ese plan de trabajo.
Luisa Forero, oficial de Política y seguimiento Legislativo de WWF Colombia, menciona un segundo tema crucial en la COP16 y es el aumento de la financiación. “Se espera que la conferencia impulse la movilización de recursos financieros significativos para la implementación de estrategias de conservación de la biodiversidad a nivel nacional e internacional”.
Para Forero, esto es vital para algunas metas como la 14, que busca integrar la biodiversidad en la toma de decisiones; la meta 15 que pretende que las empresas evalúen, divulguen y reduzcan los riesgos e impactos negativos a la biodiversidad; la meta 18 que busca eliminar gradualmente los incentivos, incluidas las subvenciones perjudiciales para la diversidad biológica en al menos 500 000 millones de dólares al año para el 2030, y la meta 19 —objetivo financiero por excelencia del Marco Kunming Montreal— la cual propone movilizar 200 000 millones de dólares anuales para la biodiversidad, incluidos 30 000 millones de financiación internacional.
“Esperamos que haya compromisos ambiciosos en términos del financiamiento para el fondo global de biodiversidad”, dice Ximena Barrera.
El fondo al que se refiere Barrera también se creó en el Marco Global Kunming-Montreal y busca proporcionar recursos a los países en desarrollo para ayudarlos a cumplir con sus compromisos de conservación, lo cual es crucial porque muchas de las regiones con mayor biodiversidad del mundo se encuentran en naciones con recursos económicos limitados. El fondo también busca incentivar prácticas de conservación efectivas mediante la financiación de proyectos que protejan ecosistemas y especies en peligro, promuevan el uso sostenible de los recursos naturales y fomenten la restauración de hábitats degradados.
Góngora menciona que hay mucha discusión sobre si este fondo permanecerá o no, pero hasta el momento la conversación se ha centrado en dejarlo funcionar hasta la COP17, cuando se debe presentar un primer informe de avance de cómo van los países en la implementación del Marco, “y dependiendo de eso evaluar si el mecanismo financiero funciona o se requieren otras medidas”.
El financiamiento, coinciden los expertos, es un tema transversal para lograr el cumplimiento de las 23 metas, debido a la significativa brecha entre el gasto actual en la conservación de la biodiversidad y las necesidades estimadas.
Forero destaca que, según datos de 2019, el gasto actual en conservación de la biodiversidad oscila entre 124 000 millones y 143 000 millones de dólares por año, mientras que las necesidades totales estimadas para la protección de la biodiversidad se sitúan entre 722 000 millones y 967 000 millones de dólares por año. “Esto deja una brecha actual de financiamiento para la biodiversidad que va desde los 598 000 millones hasta los 824 mil millones de dólares anuales”.
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Agenda climática, monitoreo e información genética
Los expertos esperan que en Cali también se aborde la articulación de las agendas de clima y biodiversidad. Se espera que los países reconozcan la estrecha relación entre la biodiversidad y el cambio climático, buscando soluciones integradas que aborden ambas problemáticas de manera conjunta.
“Aunque la Conferencia de las Partes (COP) sobre el cambio climático (CMNUCC) y sobre biodiversidad (CDB) tienen sus propios espacios de negociación, es importante reconocer las sinergias”, menciona Luisa Forero.
El marco de monitoreo que se adoptó en Montreal durante la COP15 es otro de los temas prioritarios de negociación. Con él se quiere asegurar que los países puedan evaluar su desempeño en la implementación de las estrategias de conservación de la biodiversidad y ajustar las políticas si es necesario. Allí, dice Catalina Góngora, quedó pendiente por definir algunos indicadores para que permitan hacer la evaluación y es necesario que ese tema se aborde en Cali.
Forero también incluye entre las prioridades de negociación un tema científico y bastante complejo, pero no menos importante: poner en funcionamiento un mecanismo multilateral sobre el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del uso de la información de secuencias digitales sobre recursos genéticos.
En palabras un poco más simples, esto se refiere a la información genética obtenida de secuencias moleculares de ADN, ARN, proteínas u otras estructuras biológicas que se pueden almacenar, analizar y compartir en formato digital sin necesidad de acceder físicamente al material biológico original.
Catalina Góngora incorpora un último tema en el listado de asuntos prioritarios a negociar. Para ella, es vital plantear una estrategia a largo plazo para la integración de la biodiversidad en diferentes sectores. “Este es uno de los puntos clave, pues no se trata sólo de proteger sino también de cómo negociamos y cambiamos la forma en que producimos y consumimos, pues esto es lo que, en buena medida, nos ha llevado a pérdidas de biodiversidad”, afirma.
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“La COP de la gente y la paz con la naturaleza”
La COP16 que organiza el gobierno colombiano en Cali tiene como lema “Paz con la naturaleza”. El país sudamericano quiere establecer esta temática como eje transversal de todas las reuniones y eventos que se realizarán durante las dos semanas de negociaciones.
“En Colombia, la Paz con la Naturaleza significa recuperar los procesos históricos de los territorios y las luchas sociales, incluyendo a las comunidades, en la búsqueda de una convivencia armónica con el ambiente”, explica la ministra Susana Muhamad, y añade que la biodiversidad del país y la diversidad cultural son clave para dignificar los territorios y construir la paz, empoderando a las comunidades en alianza con el Estado.
“No sé si la paz con la naturaleza será altamente negociada, pero sí se espera que haya una declaración y una alianza o coalición en torno al tema”, comenta Catalina Góngora.
El gobierno de Colombia ha dicho públicamente que quiere llevar la COP no sólo a los líderes políticos y representantes de los países parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica, sino acercar la biodiversidad a los diversos sectores de la sociedad civil, academia y grupos étnicos. La ministra Susana Muhammad ha reiterado en diferentes ocasiones que esta será “la COP de la gente”. Por eso, Cali contará con dos espacios de eventos: la Zona Azul y la Zona Verde.
La Zona Azul tendrá como sede al Centro de Eventos Valle del Pacífico, a las afueras de Cali. Este sitio es gestionado por Naciones Unidas y el acceso está limitado a personas acreditadas oficialmente, como delegados de los países, negociadores, personal de la ONU, organizaciones intergubernamentales y algunas organizaciones no gubernamentales con estatus de observadores oficiales. Allí se darán las negociaciones oficiales, reuniones plenarias y sesiones de trabajo.
La Zona Verde está abierta al público y es gestionada por el gobierno colombiano. La sede será el histórico Bulevar del Río, en el centro de la ciudad. En este sitio puede participar una variedad más amplia de asistentes, como ONGs, empresas, estudiantes, activistas y público en general. En este espacio habrá eventos paralelos, exposiciones, actividades educativas, presentaciones y debates que involucran a la sociedad civil.
Los expertos insisten en que el tema del financiamiento y la participación activa de la gente son dos de los grandes retos de eventos internacionales como la COP de Biodiversidad.
Laura Forero asegura que más allá de las metas inmediatas del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, el panorama apunta hacia la necesidad de una reforma del sistema financiero global. “Aunque el mensaje sobre la urgencia y necesidad de esta reforma es claro, quedan muchos aspectos por definir, lo que añade una capa adicional de complejidad al ya difícil ambiente político internacional en torno a la financiación de la biodiversidad”.
La oficial de Política y Seguimiento Legislativo de WWF Colombia también comenta que es importante fortalecer capacidades y gobernanza en las comunidades locales, ya que su participación activa es crucial para el éxito de las políticas de conservación. Sin embargo, asegura que “garantizar la inclusión de las comunidades locales en la toma de decisiones sobre la gestión de los recursos naturales puede generar resistencia y conflictos”.
*Imagen principal: La gobernadora del Valle, Dilian Frnacisca Toro, la ministra de Ambiente Susana Muhamad, la vicepresidenta Francia Márquez y el alcalde de Cali Alejandro Eder (derecha). Foto: MinAmbiente Colombia.
El artículo original fue publicado por Antonio José Paz en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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