La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) advirtió el jueves que podría verse obligada a cesar sus operaciones a finales de febrero. Ello luego de que 13 países suspendieran sus donaciones por una supuesta complicidad de algunos de sus trabajadores en el ataque de Hamás a Israel del 7 de octubre. En consecuencia, si hoy la situación en Gaza es catastrófica para los civiles, lo que se viene es una hambruna a gran escala en el enclave palestino.
Ya el miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció que la población de Gaza “muere de hambre” debido a las limitaciones impuestas a la ayuda humanitaria desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás.
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“Es una población que se muere de hambre. Es una población que está al borde del abismo”, dijo el director del programa de emergencias sanitarias de la OMS, Michael Ryan, en una conferencia de prensa en Ginebra.
“Los palestinos de Gaza están inmersos en una enorme catástrofe”, pero “si me preguntan si la catástrofe puede agravarse, sí, completamente”, sostuvo.
“Los civiles de Gaza no son parte de este conflicto y deben ser protegidos, al igual que las instalaciones sanitarias”, manifestó.
Ryan aseguró que el sistema sanitario de Gaza pende de un hilo y que cualquier restricción adicional que se le imponga sería fatal. Recordó que el personal sanitario está trabajando en circunstancias aterradoras y con cada vez menos recursos.
El 90% de habitantes de Gaza
afirma que regularmente pasa un día entero sin comer, según un informe de Naciones Unidas de enero de este año.
Por su parte, el jefe de la oficina de la OMS para los territorios palestinos, Rik Peeperkorn, recordó que en Gaza los alimentos no faltaban antes de la guerra gracias al mar, que ofrecía en el pescado una fuente de proteína, al tiempo que se producían verduras y frutas. Pero las actividades pesqueras y agrícolas están totalmente paralizadas desde octubre, reseñó la agencia AFP.
La guerra se desató el 7 de octubre luego de la incursión sorpresa de islamistas de Hamás a Israel, donde mataron a unas 1.140 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a cerca de 250.
Ese mismo día Israel lanzó una ofensiva para “aniquilar” a Hamás. Los ataques en Gaza dejan hasta el momento más de 27.000 muertos, en su mayoría mujeres y niños.
Israel también impuso un bloqueo total de la Franja de Gaza. Se prohibió la entrada de alimentos, agua, medicinas, combustible y el servicio de electricidad.
Luego Israel flexibilizó la entrada de alimentos, pero la cantidad que ingresa al enclave es mínima en comparación con lo que necesita este territorio donde viven 2,4 millones de personas.
Un reportaje de CNN describió la tragedia que viven los civiles en Gaza.
La cadena estadounidense explicó que si los palestinos encuentran agua, probablemente no sea potable. Cuando los camiones de ayuda llegan al enclave, la gente se trepa unos sobre otros para agarrar lo que pueden. Los niños que viven en las calles, después de haber sido obligados a abandonar sus hogares por los bombardeos de Israel, lloran y pelean por el pan duro. Otros caminan durante horas en el frío en busca de comida, arriesgándose a quedar expuestos a los ataques israelíes.
La UNRWA fue creada en diciembre de 1949 por la Asamblea General de la ONU tras el primer conflicto árabe-israelí que estalló tras la creación de Israel en mayo de 1948, según una reseña de la agencia AFP.
Su función es aportar asistencia humanitaria y protección a los refugiados palestinos registrados en su zona de operaciones, “en espera de una solución justa y duradera a su situación”.
La agencia opera no solo en los territorios palestinos, sino también en Líbano, Jordania y Siria.
Unos 5,9 millones de palestinos están registrados en la UNRWA y se pueden beneficiar de servicios como la educación, salud, infraestructura de los campamentos, financiamiento y ayuda de emergencia incluso en tiempos de conflicto armado, indica AFP.
En la Franja de Gaza viven 2,4 millones de palestinos. De ellos, 1,7 millones tienen la condición de refugiados. Hasta antes del inicio de la guerra el 7 de octubre, el 63% de sus habitantes enfrentaban inseguridad alimentaria y dependían de ayuda internacional, y más de 80% vivía en condición de pobreza, según la ONU.
Martin Griffiths, jefe de ayuda de emergencia de la ONU, dijo a CNN que la gran mayoría de los 400.000 habitantes de Gaza categorizados por las agencias de la ONU como en riesgo de morir de hambre “en realidad están en hambruna”.
Además, CNN recuerda que los expertos en derechos humanos de la ONU han advertido que “Israel destruyó el sistema alimentario de Gaza y utiliza los alimentos como arma contra el pueblo palestino”.
“Morimos de hambre y de sed”
“Estamos muriendo lentamente”, le dijo a CNN Hanadi Gamal Saed El Jamara, cuya familia fue desplazada del norte de Gaza y ahora vive en Rafah, en el sur. “Creo que es incluso mejor morir a causa de las bombas, al menos seremos mártires. Pero ahora nos estamos muriendo de hambre y de sed”, agregó.
El Jamara comentó a CNN que la única distracción del hambre que tiene para sus siete hijos es dormirlos. “Ahora están débiles, siempre tienen diarrea, sus caras están amarillas”, contó la mujer, quien dice que intenta darles de comer a los niños al menos una vez al día.
Mohammed Hamouda, un fisioterapeuta desplazado a Rafah, narró a CNN el día en el que su colega, Odeh Al-Haw, murió mientras intentaba conseguir agua para su familia.
Al-Haw estaba haciendo cola en una estación de agua en el campo de refugiados de Jabalia, en el norte de Gaza, cuando él y decenas de personas más fueron alcanzadas por un bombardeo israelí, dijo Hamouda.
“Desafortunadamente, muchos familiares y amigos todavía están en el norte de Gaza, sufriendo mucho”, dijo a CNN Hamouda, quien es padre de tres hijos. “Comen pasto y beben agua contaminada”.
“La gente sacrificaba un burro para comer su carne”, agregó Hamouda sobre lo que le dijeron sus amigos de Jabalia a principios de enero, cuando la escasez de alimentos empeoraba.
“En los refugios no hay suficiente comida, el sol se pone sobre nosotros y ni siquiera hemos almorzado”, dijo a CNN El Baz, que vive con 10 familiares dentro de una tienda de campaña desgastada por el clima en Rafah. Cuida a su marido, quien, según ella, se cayó y se rompió el brazo mientras estaba mareado por el cansancio.
“No hay bebidas, ni agua potable, ni baños limpios, la niña llora pidiendo una galleta y ni siquiera encontramos algo para darle”, narra.
Shadi Bleha, de 20 años, dijo a CNN que su familia integrada por seis personas recibe dos veces por semana dos botellas de agua, tres galletas y a veces dos latas de comida de la UNRWA en Rafah.
“No es suficiente para satisfacer las necesidades de mi familia”, indicó.
El portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, dijo en una conferencia de prensa en Ginebra que la UNRWA tenía en Gaza 22 centros de salud antes de la guerra, pero a mediados de enero solo seis seguían funcionando.
Israel ha denunciado que al menos 12 empleados de la UNRWA, de un total de 13.000 que trabajan en Gaza, participaron en la operación terrorista del 7 de octubre. Ello provocó que Estados Unidos y otros importantes donantes cortaran la ayuda, por lo que la agencia de la ONU se quedaría desfinanciada para fines de febrero.
Ante esta situación, un grupo de 20 organizaciones de ayuda, entre ellas Oxfam y Save the Children, publicaron una declaración en la que dijeron que la suspensión de la financiación es un desastre: “La población enfrenta hambre, una hambruna inminente y un brote de enfermedades debido a los continuos bombardeos indiscriminados de Israel y la privación deliberada de ayuda en Gaza”, dijeron.