Habría que retroceder más de diez años para encontrar el dato: en 2014 la ADFP eligió a un mediocampista mixto como mejor futbolista del campeonato. Digamos que era, en realidad, un todocampista: Carlos Lobatón, usaba la 27, titular para Sergio Markarián en la selección y conocía cada rincón del estadio Alberto Gallardo como si él hubiese sembrado el césped. Encima, tenía el lujo del golazo cayéndosele del bolsillo. Por su movilidad, su pase, y su patada al gol, Loba representó aquel año lo más cercano que tenía el fútbol peruano a un volante moderno.
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Pasó una década y aunque con marcadas diferencias, la organización de la Liga 1 y la unanimidad de la tribuna -incluida la que lo sufrió en la final-, reconocieron en el volante chileno Rodrigo Ureña al mejor futbolista de la temporada. Todavía no se sabía que iba a ser el más determinante del tricampeonato, lejos, pero ya daba pistas. Ureña tiene, por supuesto, mucho menos gol -solo 1 en el año- pero una capacidad geográfica para instalarse en el campo tan decisiva que parece andar el campo con Google Maps.
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Y una influencia tan notable en el juego de aquella U de Jorge Fossati -como era de Bustos- que, si miramos de nuevo los partidos, el chileno podía ser un cuarto central cuando lo atacaban y un tercer atacante cuando su equipo, que al final fue campeón, tomaba la pelota. Por eso renovó tres años más. Por eso abrió la discusión de qué fichar primero, un futbolista o una estrella. Por eso hoy que es todavía 30 de diciembre, el año se terminó. Una era se terminó. Ureña se va de la U.
Hecho para un puesto que en Perú fue sello cuando mandaba José Velásquez una década -del 75 al 85-, el año 2023 de Ureña activó alarmas en los rivales clásicos. Ninguno pudo traer uno igual porque esa mezcla de personalidad, liderazgo, experiencia, ese combo tan caro, no existe casi para las posibilidades del mercado peruano. Y si lo hay, su paso por Lima es tan efímero como el vuelo de un cometa.

Dicho esto, y agradecido por todo el tiempo en que, más que jugar la camiseta, la defendía, este es el momento de despedirse del chileno. De la única forma en que hay que aplaudir a los hombres que enseñan: de pie, largos minutos. Con nostalgia. Sin ninguna duda, se va el futbolista extranjero más determinante del tricampeonato. Más afortunados aún, los Millonarios de Colombia. Suman una joya más a su riqueza. Y para quienes no tuvieron la suerte de ver en el campo a ese tractor que fue el señor José Luis Carranza, ese general valiente, pues debo decirles que Ureña honró ese oficio como ningún otro.
Pienso en Tri, el libro
Planeta de Libros Perú














