Hablar de agua potable en el Perú es hablar de una deuda histórica que el Estado nunca ha podido saldar. En Piura, ocho años después del Fenómeno de El Niño costero, ocurrido en 2017, muchas familias sobrevivieron gracias a camiones cisterna. La situación continúa en 2025, donde postas médicas en sectores como el distrito de Castilla se quedaron sin agua potable, paralizando la atención básica en salud y poniendo en riesgo miles de vidas. ¿La solución? Volver a depender de camiones cisterna como medida de emergencia. Este desabastecimiento de agua potable no se explica únicamente por factores naturales, ni por la mala planificación urbana, sino por un Estado que, pese a los graves daños ocurridos hace pocos años, no aplicó lecciones aprendidas, y hoy se resiste a actuar.
Los datos oficiales son alarmantes: mientras el promedio nacional de acceso al agua potable es de 17,4 horas por día (h/d), en Piura y otras ciudades la situación es crítica. En Paita, por ejemplo, se cuenta con apenas 6,52 h/d y en localidades como El Alto, la cifra cae a un dramático 1,7 h/d. Bajo estas realidades, la población se ve obligada a organizarse y a depender de camiones cisterna para cubrir el déficit existente. Esta realidad debe vivirla día a día.
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Sin embargo, ya existen soluciones para revertir esta realidad, como el proyecto de “Repotenciación de la Planta de Tratamiento de Agua Potable (PTAP) de Curumuy”, que busca potabilizar las aguas del río Chira. Con ello será posible reducir la actual dependencia del 70% de pozos tubulares y garantizar un servicio de agua sostenible en todo Piura.
La ruta es clara: garantizar agua en cantidad y calidad para más peruanos. Pero, para ello se requieren acciones inmediatas, empezando por acelerar los proyectos nacionales ya aprobados, que hoy avanzan con una lentitud desesperante, debido a la burocracia. El Ministerio de Vivienda debería liderar este proceso, aunque, ante su debilidad, una alternativa es impulsar esquemas mixtos de gestión público-privada que permitan acortar plazos y hacer realidad las inversiones.
La próxima contienda electoral será decisiva. Los candidatos tienen en sus manos la oportunidad de transformar vidas y terminar con la constante dependencia de los camiones cisterna. Negar agua al país no solo es atraso, sino condenar su futuro.














