El papa León XIV emprender su primer viaje internacional en medio de gran expectativa este 27 de noviembre. Su primer destino es Turquía, donde permanecerá hasta el domingo para luego dirigirse al Líbano. El viaje da cuenta del interés del pontífice por dialogar con el mundo musulmán y reforzar sus relaciones con las confesiones cristianas de Oriente.
“Mañana viajaré a Turquía y, después, al Líbano, para visitar a las queridas poblaciones de estos países ricos de historia y espiritualidad. Será también la ocasión para recordar el 1700.º aniversario del Concilio de Nicea y reunirme con la comunidad católica y con los hermanos cristianos y de otras religiones. Les pido que me acompañen con la oración”, indicó Robert Prevost, estadounidense que también tiene la nacionalidad peruana, en la red social X.
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Asumiendo tareas pendientes
La actual gira era parte de los planes originales del papa Francisco, los cuales no se pudieron concretar a causa de su fallecimiento en abril del presente año. Los medios internacionales coinciden en que León XIV busca completar la agenda establecida por su predecesor.
Francisco había programado un viaje al Líbano en junio del 2022, señalando que lo consideraba un objetivo prioritario, pero tuvo que posponer la visita debido a problemas de salud. El complicado calendario posterior hizo que se hiciera cada vez más difícil concretar esa visita.
Una situación similar sucedió con su llegada a Turquía, que había sido anunciada en el 2024 y estaba planificada para mayo de este año. Entre otras actividades, el anterior papa deseaba dirigirse a Iznik, nombre actual de la antigua Nicea, para celebrar los 1.700 años del Concilio que tuvo lugar ahí.
Turquía y un aniversario clave
El paso de Prevost por Turquía se prolongará por tres días y será la quinta visita de un papa a dicho territorio.
Si bien es un país con una abrumadora mayoría musulmana, este ha tenido suma importancia histórica para los cristianos y albergó una gran cantidad de personas de este origen religioso hasta inicios del siglo XX, cuando se produjeron los polémicos intercambios de población que mantuvo con Grecia y el infame Genocidio Armenio.

En la actualidad Turquía mantiene una pequeña población cristiana y se han registrado denuncias relacionadas a la libertad religiosa en un país que es nominalmente secular. Más allá de lo anterior, Estambul sigue siendo sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, institución que lidera la Iglesia Ortodoxa Oriental a nivel mundial y su patriarca, Bartolomé I, también reside en dicha ciudad.
La agenda del papa León XIV tiene como punto de partida un encuentro con el presidente de dicho estado, Recep Tayyip Erdogan, y otras autoridades en Ankara a su llegada el día 27. Si bien la relación con el jefe de gobierno turco ha sido formalmente cordial hasta ahora, se espera que el Papa dialogue con él sobre las problemáticas ligadas al ejercicio de las libertades religiosas.
Un día después, el líder Iglesia Católica llegará a Iznik para llevar a cabo la conmemoración del Primer Concilio de Nicea que no pudo completar su predecesor.

El evento citado tuvo lugar en el año 325 a instancias de Constantino I, el primer emperador romano convertido al cristianismo, y constituye un capítulo crucial para la Iglesia Católica a nivel teológico e institucional.
El concilio resolvió importantes discrepancias en torno a la naturaleza divina de Cristo y dio unidad a una doctrina cristiana por entonces bastante fragmentada. El sínodo también marcó el inicio del derecho canónico y a nivel político le sirvió a Constantino para dar cohesión a su estado por medio de la religión. Además de los católicos, las confesiones cristianas ortodoxas y parte importante de las protestantes aceptan los postulados surgidos de dicha reunión.
La jornada del viernes 28 en Iznik incluirá una oración ecuménica junto a otros líderes religiosos cristianos, incluyendo al patriarca Bartolomé I.
El programa de León XIV en Turquía tendrá su última etapa en Estambul con actividades como una misa para la comunidad católica local, una visita a la casa de las Hermanitas de los Pobres y más encuentros ecuménicos, que incluyen una visita a la Mezquita Azul de la antigua capital otomana.
Visita a un Líbano golpeado
León XIV llegará al Líbano el 30 de noviembre en lo que supondrá el cuarto viaje de un papa a dicho país, siendo el último pontífice en hacerlo Benedicto XVI en el 2012.
El arribo del líder religioso se produce en una situación conflictiva, debido a los ataques que ha mantenido Israel sobre dicho territorio contra los líderes y zonas estratégicas de Hezbolá. El último de estos incidentes tuvo lugar esta semana y significó la muerte de Haytham Ali Tabatabai, jefe del Estado Mayor Conjunto de la milicia chiita.
El pontífice ha expresado su preocupación por dichos incidentes y así lo hizo saber poco antes de partir a su primera gira internacional.
“Siempre es una preocupación. Invitaría a todas las personas a buscar formas de abandonar el uso de las armas como solución a los problemas y a unirse para respetarse mutuamente, sentarse a dialogar y encontrar soluciones”, declaró a la prensa al salir de su residencia en el Palacio de Castel Gandolfo.

Líbano es uno de los pocos países de Medio Oriente con una población cristiana numerosa, pues se estima que entre el 30% y el 40% pertenece a algún grupo confesional de esta línea religiosa, aunque la conflictividad en la región y la emigración puede haber llevado a que estos números se redujeran en los últimos años. El 60% restante del país está compuesto por musulmanes.
Desde el punto de vista de León XIV dicho estado es de particular importancia debido a que la mayor parte de los cristianos libaneses son miembros de la Iglesia Católica Maronita, una de las veinticuatro iglesias ‘sui iuris’ que constituyen la Iglesia Católica. Lo anterior implica que los maronitas están en plena comunión con el papa y reconocen su autoridad, diferenciándose básicamente por tener una estructura propia y emplear un rito diferente para los oficios religiosos.
No es un dato menor que el actual presidente libanés, Joseph Aoun, sea un católico maronita, siendo el único país de Oriente Medio con un jefe de Estado cristiano.

Gerardo Ferrara, especialista en historia canónica y Medio Oriente de la Universidad de la Santa Cruz, explica que el país es un escenario anómalo de convivencia religiosa en una región tradicionalmente conflictiva por esas causas, todo ello pese a un presente difícil.
“El contexto actual es complejo: desde 2019, el Líbano está ahogado por una devastadora crisis económica, con una inflación récord, servicios públicos colapsados y una población exhausta por la emigración masiva”, escribió en el medio católico Omnes.
“El rígido sistema político confesional, que asigna cargos según la pertenencia religiosa, dificulta la toma de decisiones. Y, pese a todo, el país sigue siendo un laboratorio de convivencia donde cristianos y musulmanes permanecen, a pesar de todo, lado a lado”, añadía Ferrara.
El sistema al que hacía referencia el experto es lo que se conoce como confesionalismo político, un acuerdo para el reparto del poder en el que el presidente siempre será un cristiano maronita, el primer ministro un musulmán suní y el presidente del Congreso un musulmán chií. La crisis política que enfrenta el Líbano fue tan severa que llevó a un vacío presidencial que se prolongó por dos años y no fue resuelto hasta inicios de este año con la designación de Joseph Aoun.

Esa complejidad política ligada a la orientación religiosa ha demostrado ser problemática y la presencia del grupo islamista chiita Hezbolá —que cuenta con un brazo político y otro militar— ha supuesto un condicionante todavía más difícil al ser una fuente constante de conflicto interno y con el vecino Israel.
La llegada de León XIV busca brindar un mensaje de cercanía a las comunidades cristianas, no solo católicas, en un contexto difícil para ellas.
El papa se reunirá con el presidente Aoun en Beirut durante el primer día de su estancia en el Líbano y también sostendrá encuentros con el presidente del Parlamento, Nabih Berri, y otros funcionarios.
Un día más tarde el pontífice acudirá la tumba de Chárbel Makhlouf, el primer santo católico libanés, en el Monasterio de Monasterio de San Marón, en Annaya.
En la misma jornada León XIV se desplazará a Harissa para visitar el Santuario de Nuestra Señora del Líbano y volverá a Beirut para participar en un encuentro ecuménico en la Plaza de los Mártires.













