En este diálogo con dos docentes de la Carrera de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), McEvoy refiere que las próximas elecciones del año 2026 pueden ser las más azarosas de nuestra historia. Que el Perú se encuentra en la pura contingencia y en el más puro azar.
LEE: Gobierno denuncia “violación del espacio aéreo peruano” de aeronave militar colombiana: Los detalles y las explicaciones de Colombia
Entrevista: Manuel Erausquin / Francesco Tucci
Newsletter Mientras Tanto
¿No cree que una de las razones de la fragilidad de nuestra institucionalidad está vinculada a una herencia colonial, donde en el ámbito político no se pudo estructurar de manera sólida?
Creo que no. Creo que hemos utilizado una suerte de explicación llevándolo todo al tema colonial. Ahora, es cierto que una colonia, un virreinato, marcan políticamente a una república. Eso se ve en el caso de Chile, que fue capitanía y tuvo mayor facilidad para poder construir un proyecto propio. En nuestro caso, ser el corazón de un virreinato un poco demora el proceso, pero las bases de esto están en la guerra revolucionaria, las bases están en la independencia, en cómo se pelea la independencia.
Una independencia muy compleja.
La independencia del Perú es la más difícil porque nunca los españoles iban a ceder este territorio. La posibilidad de una negociación, como lo pretendió hacer San Martín en la conferencia de Punchauca, aborta. No pueden esos generales regresar donde el rey y decirle que han cedido el imperio, el imperio que posee unos recursos mineros superlativos en comparación con el resto de la región. Entonces, allí se define el tema de la guerra. Y creo que allí entendió Miguel Ángel Centeno esta suerte de contrapunto entre la guerra y la construcción del Estado, que en el caso del Perú es la guerra en detrimento del Estado.
MÁS: Víctor Flores: Próximo presidente de la Comisión de Economía no transparentó vínculos a concesiones mineras con Reinfo
¿Cómo se desarrolla ese detrimento?
Porque justamente acuden los ejércitos de la región, porque la independencia del Perú es una independencia transnacional. En Ayacucho hay de todas partes: irlandeses, gran colombianos, chilenos, granaderos, remanentes de los ejércitos anteriores y guerrilleros. Por eso, en Ayacucho, en lugar de ser el final, es el inicio. El inicio de un modelo que para poder tener estabilidad tiene control sobre el Estado, que es el botín de guerra, pero es un botín de guerra que tiene que repartirlo entre diferentes regiones.
Bueno, teníamos a San Martín y a Bolívar.
Bolívar está allí y también San Martín. De esta forma, nuestra independencia es muy complicada en el sentido de que acuden fuerzas con sus propias agendas. Esa idea transnacional de la independencia va a obligarnos a crear un modelo perverso de institucionalidad, que es un Estado como botín de guerra.
Después de esta fase de la independencia se van a desintegrar los ejércitos de los libertadores y se van a formar unas élites que no son homogéneas. ¿Esto sigue siendo algo relevante hasta la fecha?
Absolutamente. Por eso aquí hay dos problemas. Uno es el problema de las camarillas que llegan al poder. Que llegan facciones que se detestan, que no logran compromisos mínimos. Eso lo hemos visto no solamente en el siglo XIX, sino en el siglo XX. La caída de Leguía es un ejemplo clarísimo, porque es un ajuste de cuentas contra él. No solamente termina preso en el panóptico y después pasa al hospital donde muere con 38 kilos. No hay juicio político. No soy leguiísta, pero digamos que el modelo peruano es el ajuste de cuentas y la desaparición del rival. Es decir, el rival desaparece deportándolo, lo desaparece asesinándolo, destruyéndolo simbólicamente. Ese es el modelo que se establece: facciones que no necesariamente terminan siendo élites tradicionales.

Algo muy similar a la actualidad.
Es lo que estamos viviendo en la actualidad: pactos para poder repartir el Estado. Y, por otro lado, que es importante y no se trabaja a cabalidad, es la necesidad de la movilidad social que no llega por los caminos adecuados, no llega por la vía inclusión el trabajo, no llega por las posibilidades vía la educación. Una movilidad social que se logra de manera perversa, por ejemplo, todo el tema de las economías ilegales, si lo ponemos en términos de sectores marginales al sistema, que van logrando posicionarse y que son desconocidos. En ese sentido, estamos hablando de qué tipo de élite: élite fronteriza, élite provincial que ahora está desafiando al centro porque muchas de las políticas que se están discutiendo en el Congreso son favorables a ellos. Que es el modelo del reparto del Estado como botín, que es el modelo de la prebenda, que es el modelo de las coaliciones para lograr beneficios económicos para todas las partes. Que es un poco, probablemente, el ejemplo más claro de lo que estamos viviendo en la actualidad.
Considerando la mirada que tiene Benedict Anderson sobre lo que es el concepto de nación (comunidad política imaginada), ¿qué clase de nación es el Perú a la luz de los escenarios actuales, en qué nos hemos convertido?
Bueno, en qué se ha convertido Estados Unidos, en qué se han convertido muchos países de Europa. Está pasando algo y no solo en el Perú. Y no quiero decir mal de otros, consuelo de tontos. Pero hay una crisis en la representación. Hay una crisis en el modelo liberal de representación que va surgiendo en el siglo XIX y que logra concretarse en el XX. Ahora, el país que se supone que era la primera república, que son los Estados Unidos, está viviendo sus momentos más amargos, con un presidente que es como un demente y que todos los días está cambiando de historia, y todos los días va llevando a esta república, a los Estados Unidos, por caminos jamás imaginados.
Y esto socava la institucionalidad.
Absolutamente, ahora acá (Estados Unidos) todavía existen lo que ellos llaman los balances de poder. Entonces, por allí el presidente hace algo y tienes una corte federal, tienes un juez. Y eso todavía está funcionando un poco, el equilibrio de poderes. Sin embargo, en países como el nuestro eso no funciona, porque la corrupción ha entrado a los fiscales, a los jueces, al Poder Judicial. Es difícil protegerse.
¿Cómo considera esta fascinación hacia la figura del hombre fuerte, a un estilo de hacer política que es populista y su relación con la actualidad?
Cuando los españoles no se quieren ir y se instalan en la sierra, viven de las minas, se llevan sus imprentas y el virrey se va y hace otro gobierno en el Cusco. ¿Entonces qué pasa con la República del Perú? Se justifica la llegada de Bolívar como dictador. Y es una república a la romana, es el tema de que hay un dictador necesario, que hay ciertos momentos en que la república se está autodestruyendo y hay que llamar al dictador. Y cuando Bolívar se va, quienes lo han rodeado, que son sus comandantes, como Castilla, Gamarra o Santa Cruz, han visto ese modelo, un modelo que funciona porque es la fuerza ante el caos. Entonces se justifica. Nosotros tenemos justificación histórica. Y la justificación histórica es qué hacemos ante el caos.
En la actualidad, teniendo una clase política no solamente fragmentada sino también incapaz y con pocas calidades profesionales y personales, ¿qué recursos faltan para que haya una movilización social?
Hay desafección de la política alrededor del mundo. Las personas, los ciudadanos, han decidido que ellos se meten en sus casas y se preocupan del bienestar de su familia, porque sienten que no tienen ningún poder sobre estas maquinarias mafiosas, perversas o estas coaliciones que funcionan con poderes económicos. Es la decisión de personas que sienten que esto ya no da para más. Hay todo un cambio de paradigma. Que no sé hasta dónde nos va a llevar, porque si no tienes la presión de la calle no tienes otra presión. Por eso se dan leyes y se cambian cosas de la noche a la mañana, porque el poder sabe que nadie lo va a desafiar. Y eso es un poco la tragedia.
¿Qué nos pueden deparar las elecciones del año 2026 considerando que no hay apuestas alentadoras?
Le tengo una gran admiración a Basadre y creo que Basadre tenía cosas muy valiosas en su lectura del Perú. Él siempre tuvo esta idea del principio de esperanza, este Perú problema y posibilidad. Pero hay un libro de Basadre que tenemos que comenzar a explorar, analizar, que se llama El azar en la historia. En este momento las elecciones son como un casino, es como una tómbola donde nadie sabe si te va a tocar una Coca Cola, una refrigeradora o un plátano. Estamos en unas elecciones, probablemente, las más azarosas de la historia del Perú. Y como historiadora, y me da pena decirlo, estamos en la pura contingencia y en el más puro azar, porque puede salir cualquiera y podemos entrar en una suerte de anarquía, porque cuando las personas no están contentas entran en una implosión. Y lo que digo es que el Estado peruano está implosionando y en esta implosión en cámara lenta podría ser que el punto climático sean estas elecciones. Ojalá que no sea así.














