Lina nació en 1933 en el pequeño caserío de Antacancha, en Huancavelica, una región remota y humilde a más de 450 km. de Lima. Era una niña más entre los ocho hijos de Tiburcio Medina y Victoria Loza, hasta que su cuerpo comenzó a cambiar de forma inexplicable. A los dos años y ocho meses, Lina menstruaba; a los cuatro, su cuerpo mostraba signos físicos de la pubertad.
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En una comunidad donde la medicina era un lujo y la superstición una guía, el abultamiento del vientre de Lina fue interpretado como un maleficio. Vecinos y familiares creyeron que una “culebra” habitaba en su interior, o que era víctima de los espíritus andinos. Los chamanes locales le practicaron rituales ancestrales, pero la barriga de la niña seguía creciendo, aumentando la desesperación de sus padres.
EL VIAJE A LA VERDAD: DE LOS ANDES A LIMA
Ante la falta de respuestas, Tiburcio, el padre de Lina, la llevó a Pisco (Ica), en la costa, donde el doctor Gerardo Lozada la examinó. El diagnóstico fue tan increíble como real: Lina estaba embarazada de ocho meses. El caso fue reportado a la Policía y, ante la magnitud del hallazgo, la niña fue trasladada a Lima, donde un equipo de médicos, encabezado por Gerardo Lozada, preparó la cesárea que cambiaría la historia de la medicina.
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El 14 de mayo de 1939, Día de la Madre, Lina Medina, con apenas 5 años, 7 meses y 21 días, dio a luz a un niño sano de 2.700 gramos y 48 cm. El bebé fue llamado Gerardo, en honor al doctor que salvó la vida de ambos. La noticia, publicada por El Comercio y replicada en medios internacionales, conmocionó a la opinión pública y fue registrada en los anales de la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología.

EL MISTERIO SIN RESOLVER: ABANDONO FINAL
El origen del embarazo de Lina Medina nunca se aclaró; su padre y su hermano fueron detenidos como sospechosos de abuso, pero liberados por falta de pruebas. En su pueblo circularon rumores que iban desde una concepción divina hasta que su hijo Gerardo era un enviado del Dios Sol. La ciencia explicó que Lina sufría de pubertad precoz, un trastorno raro causado por alteraciones en la glándula pituitaria.
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La historia de Lina Medina y su hijo Gerardo atrajo propuestas internacionales, como exhibirlos en la Feria Mundial de Nueva York o viajar a EE.UU. para estudios científicos, pero el Gobierno peruano les retiró la custodia a sus padres y prometió protección estatal. Tras unos meses en la Maternidad de Lima, rodeados de atenciones, regresaron a su pueblo, pero las promesas oficiales nunca se cumplieron
Gerardo creció creyendo que Lina era su hermana, hasta que a los diez años descubrió la verdad. Él murió a los 40 años de una enfermedad de la médula ósea, mientras Lina, marcada por el silencio y la discreción, rehuyó siempre a la prensa.














