
En total, Musk aportó alrededor de US$25 millones en la campaña, que incluyó entregar enormes cheques de un millón de dólares a dos selectos votantes, un gesto que ya había realizado durante la elección presidencial del año pasado. El multimillonario justificó su presencia calificando a la contienda electoral en Wisconsin como “una elección aparentemente pequeña que puede determinar el destino de la civilización occidental”, aunque cambió pronto el tono rimbombante tras la caída de su candidato.
Recordemos que Musk, el hombre más rico del mundo, se ha convertido en uno de los mayores aliados de Donald Trump en su segunda etapa en la Casa Blanca, esfuerzo que le fue recompensado con el control del recientemente establecido Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés), encargado de ejecutar un proceso extenso de recortes al gobierno federal.
La importancia de estos recientes comicios proviene de casos que están a punto de pasar por la Corte Suprema de Wisconsin: el derecho al aborto, los poderes de los sindicatos en la negociación colectiva, los relacionados con las reglas electorales y la demarcación de los distritos del Congreso, estos últimos que los republicanos temen sean redibujados en favor de sus oponentes demócratas.
Musk tenía una razón adicional para preocuparse por el resultado de esta elección, ya que recientemente su compañía automotriz Tesla ha presentado una demanda contra el estado de Wisconsin por su ley que prohíbe a fabricantes de autos ser propietarios de concesionarios, batalla legal que podría llegar a la Corte Suprema estatal.
Dicha corte está compuesta actualmente por cuatro jueces progresistas y tres conservadores, por lo que la victoria de Crawford mantendrá la mayoría progresista.
A razón de esto, se convirtió en la elección judicial más cara en la historia de Estados Unidos, según datos del Centro Brennan de la Universidad de Nueva York, con Schimel y sus partidarios gastando más de 53,3 millones de dólares, incluidos US$12,2 millones del comité de acción política de Musk, mientras que Crawford y sus seguidores desembolsaron alrededor de US$45,1 millones.
Bandera roja
Pero había más que cuestiones judiciales que dependían del resultado de estas elecciones, el primer gran reto en las urnas para Donald Trump desde que volvió a la Casa Blanca en enero. Una importancia carga simbólica lo daba el hecho de que fue en Wisconsin en julio del año pasado, donde se formalizó la candidatura presidencial del magnate durante la Convención Republicana.
No solo eso: Wisconsin es considerado uno de los estado ‘bisagra’, que rápidamente puede pasar de manos demócratas a republicanas y viceversa, lo que fue demostrado por el hecho de que Trump venció allí a su opositora Kamala Harris por menos de un punto porcentual (49.60% vs. 48.74%).

Para el analista político Octavio Pescador, los resultados de esta contienda deben ser una señal de alerta para los republicanos.
“Es una bandera roja, una señal de alerta en términos de las preferencias del electorado que se da a 19 meses de las elecciones intermedias de EE.UU.”, indica el también profesor de UCLA y comentarista de CNN en Español en conversación con El Comercio. Adicionalmente, recalca que estos hechos empiezan a mostrar las debilidades del modelo de hacer campaña -del que Musk es un abanderado- de meter muchos recursos económicos en búsqueda de buenos resultados. “Este era un estado donde habían ganado la elección presidencial, aunque por un margen pequeño, y ahora lo pierden por 10 puntos porcentuales”, remarca.
Una opinión similar a la de Nicolás Terradas, profesor en la carrera de Relaciones Internacionales de la PUCP, quien califica la pérdida en las urnas de Wisconsin como un ”claro mensaje de rechazo” al proyecto político de Trump.
“Estos resultados muestran que el electorado de Wisconsin no está contento con el camino que está tomando el gobierno”, apunta. “Más aún en una administración como la de Trump, que pone énfasis en cuestiones simbólicas como la agenda de género e ideológicas sobre materias políticas concretas, el poner tanto esfuerzo y dinero en poner a un juez de su color político en el escaño y no haberlo logrado es un golpe muy fuerte”.

“Es la primera derrota electoral después de la victoria de Trump”, asevera Terradas. “Demuestra que hay lugares donde uno puede ganar la presidencia y tener el gobierno por cuatro años, pero que las voluntades políticas se tienen que seguir ganando con el día a día”.
Terradas resalta que por el momento la economía estadounidense no pinta bien y que los temas en agenda como la inmigración y el atropello a órdenes judiciales no están ayudando a mantener la popularidad del gobierno a poco más de dos meses de su comienzo.
Pero para el experto la victoria de la jueza Susan Crawford no solo se debió a una respuesta contraria al gobierno, sino a lo que él califica como una tendencia, aunque a veces a una velocidad glacial, de la sociedad occidental a adoptar políticas progresivas. “Me parece que la elección de esta jueza de corte liberal es justamente por el voto femenino y por agendas como el aborto y la libertad reproductiva, entre otras cosas”, considera. “Aunque los republicanos ganaron por poquito, quizás por cuestiones económicas y de política exterior, hay agendas muy profundas en las que no hay oportunidades para que los republicanos construyan bases sólidas”.
¿Reacción antiMusk?
Quién quizás salió más golpeado de la contienda fue Elon Musk, quien puso no solo su esfuerzo, sino considerable capital (político y económico), en una campaña infructuosa.
“Es otro golpe para este personaje político. Ya se ha venido hablando en los últimos tiempos de las caídas de las acciones de Tesla y de los problemas de imagen de Musk, incluyendo rumores que se ha pedido de que bajara como CEO, pero habiéndose comprometido tanto más en la financiación y promoción de este candidato, esta derrota se convierte en una a nivel personal en su accionar político”, señala Terradas.
En ese aspecto, no descarta que la derrota sea una reacción anti-Musk, quien parece creer que hacer política es lanzar plata a los problemas e incentivar las voluntades con dinero, algo que ya varios expertos han dicho que es anticonstitucional.
“De hecho, aparte de ser ilegal y ser una violación de cartas fundamentales de principio en Estados Unidos, (estos resultados) te demuestran que no funcionan”, recalca Terradas. “Que la política es mucho más compleja que simplemente utilizar volúmenes de plata para mover voluntades. Y acá hay un claro rechazo tanto a esa fórmula de hacer política como a lo que representa”.
Tras bambalinas
La derrota puede ser la gota que derramó el vaso en cuestión de Musk, impopular por su papel dirigiendo el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en una cruzada que le ha costado el trabajo a miles de empleados federales y ganado la animadversión de un sector vocal de la población, que ha ido a protestar frente a concesionarios Tesla y que incluso ha afectado su billetera, con un notable descenso en la compra de sus autos eléctricos.

Una situación de la que también parece consciente la administración actual, y en las últimas horas se vienen escuchando rumores de que Musk estaría de salida, algo también publicado por la web Politico.
“Hay rumores soltados por alguien supuestamente cercano a Trump de que Musk saldrá del círculo visible del presidente, aunque podría quedarse en el equipo de asesores”, comenta Octavio Pescador. “Por dos razones: Primero, la pérdida en Wisconsin ha sido el golpe que le va a permitir a la clase política republicana cercana a Trump decirle que Musk ya no está rindiendo como antes. La segunda, y más importante, es que empresas de Musk como Tesla se están yendo para abajo”.
Una situación que el analista político considera no tan desventajosa para el magnate, ya que en su opinión hay dos razones principales por las que Musk está en el proyecto de Trump y MAGA. “La primera es patrimonial –que tiene que ver con su éxito en los negocios y que los números suban– y la segunda es personal, que tiene que ver con su creencia de que el movimiento progresista liberal es una amenaza a la sociedad e incluso a la humanidad”, relata. “En el primero ha salido golpeado por su tiempo en la administración Trump, mientras que, en cuestión al segundo, nada implica que tenga que desistir en su cruzada en una posición menos visible. Él puede dejar de estar al frente, pero puede mantener el apoyo en términos políticos, inyectando recursos a ciertas campañas de aquellos que compaginen con su proyecto sociocultural”.
¿Venganza?
¿Con Wisconsin propinando a Trump y Musk su primera derrota en las urnas, será posible que sufran consecuencias? Para Pescador, esta es una pregunta difícil de responder, pero señala que el jefe de Estado tiene pocos lugares que cortar en retaliación, tomando en cuenta que su “Día de Liberación” e imposición de aranceles afectará a corto y largo plazo a todos los estados -demócratas y republicanos- en materia de vivienda, salud, economía, educación y pensiones. “Ya no hay más dónde cortar, ya no hay más que hacer para castigar a un electorado”, puntualiza.
“Más que venganza, este momento va a servir para marcar cómo ya dejó de ser funcional e útil para el proyecto de Trump la visibilidad de Musk y será una coyuntura oportuna para que él y su círculo de políticos republicanos hagan a Musk a un lado del camino y dejar que él se lleve la derrota sin que esto repercuta en el presidente”, agrega.
Esta distracción será particularmente importante por lo que el catedrático califica como una peor derrota republicana que la de Wisconsin, y que ha pasado casi desapercibida: la que ocurrió en las salas del Congreso estadounidense el último martes, cuando un esfuerzo bipartidista para otorgar voto por poder para los congresistas que son nuevos padres fue bloqueada por el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, a pesar de contar con el apoyo de la mayoría, incluyendo algunos desertores republicanos.

Johnson, quien considera que esta implementación sería inconstitucional y contra el espíritu de la institución, tuvo que tomar la extrema medida de paralizar el Congreso por una semana. Para Pescador, esta insólita situación es importante, porque le muestra a un partido demócrata que parece a la deriva que deben seguir luchando.
“Vieron que cuando actúan pueden ganar y, por otro lado, cuando colaboran en ciertas iniciativas estratégicas para la sociedad –porque nadie se va a oponer a que una mamá o un papá cuide a su bebe-, incluso pueden doblegar al poder de turno”, considera. “Porque en estos momentos todos los republicanos parecen estar a merced de la voluntad de Trump, este es el único contrapeso que salió a decir que hay otros poderes que el Ejecutivo”.