
¿Qué hay más importante que el resultado?, se cuestionaba Marcelo Bielsa y enseguida se respondía, luego de darle un sorbo al café: la forma, advertía. La idea ayuda en algo a descifrar lo que por estos días pasa en Sporting Cristal, un club cuya afición -en parte- se ha dispuesto a sabotear la primera regla del decálogo del hincha: el apoyo incondicional. ¿Puede un amor sincero dejar de alentar cuando el club más lo necesita?
Primero el 5-0 a favor frente a Binacional en un Alberto Gallardo deslucido por la ausencia de hinchas en las tribunas. Luego este jueves, en el debut en la Copa Libertadores frente a un rival de fustes como el poderoso Palmeiras, donde una campaña viral por redes sociales elogiaba y reconocía la decisión de no asistir al partido por desacuerdos con el actual presidente y dueño del club Joel Raffo.
Decían que apenas se vendieron 3 mil entradas. Mentira. O por lo menos fue algo más de gente al José Díaz. Los aplausos, los cánticos, los silbidos y las lisuras se hicieron sentir. A través de la señal de la televisión no tanto porque ya entra la duda de si el audio es real o resultado de un botón. Pero de que hubo hinchas, los hubo. Y hubo muchos más de lo esperado.
Quizá fue la hora, una difícil, tal vez fue el descuerdo con la directiva o la poca fe a un equipo que con Farré puede que gane, pierda o empate, pero siempre se irá a las duchas sin convencer. Puede que haya sido un poco todo lo anterior, también. Lo cierto es que contra todos los supuestos, Cristal le hizo partido a un poderoso Palmeiras.
Al menos la primera media hora. Una en la que los brasileños parecían calentar motores para verse obligados a la exigencia si es que era necesario. En ese tiempo Cristal tuvo algunas opciones pero con la profundidad de un hoyo en la playa.
Ahí tuvo un tiro libre que muchos pidieron sea penal y luego un cabezazo que pareció que entraba pero el portero Gustavo Gómez supo esconder. Algún otro intento sin ideas hasta que Palmeiras despertó gracias a un error en la marca.
Partido | Fecha | Resultado |
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Sporting Cristal vs. Palmeiras | 03/04 | 2-3 |
Bolívar vs. Sporting Cristal | 09/04 | |
Cerro Porteño vs. Sporting Cristal | 24/04 | |
Sporting Cristal vs. Bolívar | 07/05 | |
Sporting Cristal vs. Cerro Porteño | 13/05 | |
Palmeiras vs. Sporting Cristal | 28/05 |
Minuto 38 y cuatro jugadores no pueden despejar una pelota en el área chica. Ni Chávez, ni Romero, ni Sosa ni Pretell supieron reventarla y ahí estuvo el vivo de Estevao para empujarla suavecito y poner el 1-0. La joya de 17 años, fichado recientemente por el Chelsea inglés a cambio de 36 millones de euros y con un valor de mercado de 57 millones solo tuvo que empujarla.
En la jugada también participó Vitor Roque, otro chiquillo de 20 años al que fichó Barcelona hace un tiempo y luego de una temporada sin espacio terminó por aterrizar en el Verdao para ganar la Libertadores.
Así acabó la primera mitad. Con el hincha viendo el partido por TV como respuesta a su desacuerdo con la directiva de Raffo, con otros hinchas en la gradería respaldando al equipo y con el técnico Farré renegando por la mala reacción de sus dirigidos en el gol de Palmeiras.

Luego vino el segundo tiempo y con él una reacción soberbia de un Cristal que se atrevió frente a un Palmeiras confiado y que no se hizo problemas por desperdiciar opciones de gol.
Cristal comenzó a probar. Hasta que a los 67 Távara ve a Pretell libre y sin marca y le da un pase suave, justo, como con dedicatoria. Jesús, que ya tiene 26 años y se quedó estancado en el rubro de “promesa”, no lo pensó mucho y respondió con un derechazo seco y formidable para el 1-1.
Luego vendría un error de Sosa y un penal que Palmeiras no desaprovechó. eso sí, la alegría por el 2-1 apenas le duró un minuto al Verdao porque en la jugada siguiente, apareció Martín Távara para un remate salvaje y monumental para el 2-2. Parecía milagro, parecía…

Porque con el empate, Sosa metió tres cambios para cerrar el partido. Alarcón, Wisdom y Alarcón entraron, pero a los 92 fue el golpe mortal. Tiro libre y otra vez, como en el primer gol, la pelota se pasea por el área sin alguien que despeje. La redonda termina en el segundo palo para la aparición de un cabezazo imposible. Odioso. Y el 3-2 para el visitante de la forma que más duele.
Otra vez se volvió loco Farré. Otra no lo podía creer luego de haber gritado como loco los goles de Távara y Pretell. Otra vez la impotencia, la indignación por la mala suerte, la falta de concentración o el cruel azar. Todo eso, digerido de inmediato para presentarse luego ante los medios.
El hincha, peleado ya con la directiva, distanciado del comando técnico de Farré y con el técnico, ahora sufre por la forma tan cruel de la derrota. Puede que acepte con resignación que ante Palmeiras hubo ocho canteranos en la cancha, puede que sonría un poco cuando revise que dos de esos canteranos marcaron unos golazos ante Palmeiras, aunque esos dos tengan ya 26 años y a estas alturas parezcan más “promesas eternas” que prometedoras ventas.
Puede que algo de eso fuerce la sonrisa, pero al final el dolor manda. Y con él, el drama.
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