
Óscar Calvo González, director regional de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, conversó con El Comercio a raíz de la presentación que hizo el Banco Mundial del estudio ‘Perú: Aprovechando oportunidades para el crecimiento y la prosperidad’ y su visita al país en el marco del evento ‘Hacia un crecimiento transformador en el Perú’ organizado por el Banco Mundial y el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES).
Como señala el representante del Banco Mundial, los desafíos que tiene el Perú se concentran en el aumento de la productividad, por lo que se requieren medidas estructurales que impulsen este aspecto, como en el ámbito tributario.
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¿Qué aspectos se resaltan del evento ‘Hacia un crecimiento transformador en el Perú’ que organizaron junto con el CIES?
El principal mensaje que me gustaría resaltar es que el Perú ya lo ha hecho, ya fue capaz de crecer de manera continua y elevada durante bastante tiempo. Ese periodo, que fue muy exitoso, obviamente se beneficiaba de un ambiente externo más positivo, pero también fue debido a reformas que el propio país adoptó. En el caso del Perú destaca dentro de la región latinoamericana por haber sido y seguir siendo uno de los países que realmente tiene un crecimiento más alto.
Ahora, es verdad que en los últimos años ese crecimiento se ralentizó debido a que empeoraron las condiciones externas, pero también debido a que es necesario hacer otro tipo de reformas adicionales para darle un nuevo empujón. Y yo mencioné en la conferencia que mi primera visita al Perú fue hace 18 años y decía esperar que si volviese dentro de 18 años el Perú podría ser un país de ingreso alto. Y eso sería posible. Es necesario tomar medidas para volver a retomar esa senda de crecimiento alto. Con tasas de crecimiento como las que consiguió el Perú, sí es posible convertirse en un país de alto en dos décadas. Ahora mismo, con las tasas de los últimos años, eso no se daría.
Nos encontramos en una tendencia de bajo crecimiento. Según el estudio del Banco Mundial ‘Perú: Aprovechando oportunidades para el crecimiento y la prosperidad’, el crecimiento promedio de la economía peruana entre el 2020 y 2023 es de 1,2%, cuando entre 2002 – 2013 era de 6,1%. ¿Vamos a continuar con esta tendencia de bajo crecimiento económico?
El contexto regional y global ahora mismo es un contexto bastante incierto y en estos momentos toda la región latinoamericana tiene tasas de crecimiento no tan altas. Estamos hablando de un poco por encima del 2%. No hablo del Perú, sino de toda la región, lo cual también refuerza mucho la idea de que al final Perú lo está haciendo relativamente bien.
Entonces, no son de desafíos únicos del país, sino de toda la región. Son desafíos que al final se reducen a aumentar la productividad. La productividad laboral es lo que nos permite que los salarios de la gente aumenten y que la gente salga de la pobreza y que tenga mejores empleos con mejores condiciones de vida y un mayor bienestar.
Lo que vemos es que las ventajas comparativas de un país como el Perú son obvias, son claras y hasta cierto punto hacia el futuro se ven incluso mejor, porque, por ejemplo, la transición energética redunda en que las ventajas de la minería que tiene el Perú son muy notables. Los precios de los ‘commodities’ serán importantes, pero nosotros vemos que hay un desarrollo bastante esperanzador para el país.
El Banco Mundial considera que el Perú tiene una fortaleza sólida, pero también llevamos dos años incumpliendo las reglas fiscales. ¿Esto se puede volver un nuevo componente de estancamiento económico si esto último continúa?
Lo que vemos es que el manejo macroeconómico del país, no solo en estos años, sino a lo largo de los últimos 20 años ha sido ejemplar en muchos sentidos. Sobre todo cuando uno lo ve teniendo en cuenta las dificultades de que, por ejemplo, todos los países han pasado por la Covid-19 y los años posteriores, que no todos han tenido las presiones fiscales que hacer frente a gastos inesperados y que además han ayudado a combatir el impacto tan grave de la pandemia.
Entonces, lo que vemos es que el manejo macroeconómico sigue siendo una fortaleza, lo cual no quiere decir que esto se puede dar por sentado siempre.
El estudio también señala que hay factores estructurales que inciden en el bajo crecimiento. ¿Las reformas de la década de los noventa no fueron suficientes o ya necesita renovar estas reformas?
Todos los países van resolviendo determinados problemas y otros problemas van surgiendo. Es algo normal, en el sentido de lo que atrajo inversión en una década determinada no necesariamente se conseguirá para atraer inversión en la siguiente. Hay unas cosas mínimas necesarias, pero también hay que ir ajustándose a las necesidades del mercado y del momento.
Hay algunas otras reformas que no es que caducaron, sino que tampoco se hicieron desde el comienzo. Hay reformas en los temas, por ejemplo, laborales que llevan pendientes bastante tiempo.
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Se menciona también la necesidad de reformas para aumentar la productividad y las eficiencias empresariales. ¿Esto puede significar una flexibilización laboral?
Necesitamos que las empresas formales creen más puestos de trabajo. Para eso se necesita que esas empresas crezcan. Vemos ahora mismo que no solo hay muy pocas empresas formales en el país, sino que estas apenas crecen.
Para dar un dato, una empresa que lleva más de 20 años como formal, la productividad de sus trabajadores apenas es 3% mayor que una empresa formal que lleva menos de 5 años. Esto quiere decir que esa empresa no fue capaz realmente de crecer. Esto se debe a muchos motivos, el laboral es uno de ellos.
Dentro del marco tributario, ¿cómo hacer amigable las transiciones tributarias para que las microempresas y pequeñas empresas pasen a ser medianas empresas?
Hay dos puntos que me gustaría enfatizar ahí. Uno, en todos los países siempre hay algunas medidas que uno toma y que luego tienen efectos no deseados y a veces [son] contraproducentes. Siempre hay que ser capaz de echarle un vistazo de nuevo a algunas medidas que aunque fueron muy bien intencionadas pueden generar algún tipo de distorsiones y que entrampan a algunas empresas.
El otro punto son los costos de cumplimiento. Cuando es costoso cumplir con las obligaciones, pasan dos cosas: que se dedican más recursos a eso y menos recursos a innovar, y también ocurre la falta de cumplimiento. Hay que trabajar en las dos cosas, asegurarse de que la regulaciones que tenemos en los libros sean eficientes y que no es muy costoso cumplir con ellas.
Pero todos los países necesitan recaudar, no se trata simplemente de pensar en la carga tributaria. De hecho, en toda Latinoamérica normalmente los estados necesitan recursos para poder invertir en temas clave, como la formación de capital humano, la educación que en toda Latinoamérica está rezagada con respecto a otros países, por ejemplo, de Asia Oriental, donde vemos que los logros de aprendizaje que consiguen son superiores, y en el largo plazo esto es muy importante para conseguir ese crecimiento que todos queremos.
¿Podría significar una simplificación tributaria?
El punto importante ahí es que todos los sistemas impositivos tienen que ser capaces de ser eficientes, ser equitativos y suficientes. Es decir, que recauden lo suficiente para financiar los bienes públicos que todos queremos.
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¿La informalidad empuja a los jóvenes a no encontrar empleo o que hayan pocas oportunidades laborales para el segmento juvenil?
Ahí lo que se trata es de conseguir cómo engancharlos en empleos formales desde el comienzo de su vida laboral. Puede requerir de algunas intervenciones específicas de emparejamiento entre la demanda y la oferta de trabajo.
¿La transición energética se presenta como una nueva oportunidad para la generación de empleos y de carreras profesionales?
La transición energética es una enorme oportunidad para el Perú. Si nos fijamos simplemente en los minerales que se van a demandar más por la electrificación, son minerales donde el Perú tiene una ventaja comparativa enorme. Además, los círculos virtuosos que se pueden dar si los precios suben, es posible recaudar más.
Esto puede mejorar la inversión pública, que puede generar capital humano que permite luego ser más productivo, innovar más y todo este tipo de dinámicas que ya vimos en el Perú y por lo que nosotros decimos que sí se puede, que el Perú ya lo ha conseguido. Ha tenido éxitos muy notables, pese a que, como el resto de la región, ha venido sufriendo un contexto un poco más difícil en los últimos años. Hay expectativas bastante positivas.
¿Las reformas estructurales pueden ayudar a reducir la disparidad regional en el Perú?
Hay dos cosas que me gustaría decir ahí. La primera es que el crecimiento económico siempre da lugar a algunas disparidades, ocurre en algunos sitios y no en otros. Esto de una manera natural genera tensiones. Lo que sí es posible es el segundo punto: se pueden aminorar y sobre todo empujar el desarrollo de los territorios menos beneficiados, apuntando a mejorar su capital humano, la conectividad y el acceso a oportunidades que pueden estar dándose lugar en otros sitios.
Entonces, se trata de las dos cosas, de reconocer que las ventajas comparativas te llevan a un proceso de crecimiento que puede ser hasta cierto punto desigual, pero que hay una labor por parte de la acción pública para asegurarse de que el acceso a oportunidades sea el mismo a lo largo de todo el territorio. Cuando decimos oportunidades tenemos cosas bastante sencillas: educación, salud, saneamiento, agua potable, infraestructura, conectividad, las tecnologías actuales digitales permiten que uno se pueda conectar de mil maneras y eso es lo que nosotros nos gustaría ver.
¿La disparidad regional y la volatilidad política vienen a ser algunos de los mayores desafíos para el país?
En el informe apuntamos varios [desafíos]. Hay un desafío también en cuanto al desempeño de las instituciones, pero que también es algo que lleva tiempo y que se puede convertir en una limitante.
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¿Esto se refleja en que el 40% de la inversión pública se encontraba paralizada hasta el 2023, como indica el estudio?
Ese es un indicador que lo usamos como una luz que nos da una idea de que algo está pasando y que es importante prestar atención. Pero la labor pública va mucho más allá de la inversión pública: va de conseguir articular esos servicios públicos que no son fácil en un territorio tan amplio y con tantas dificultades de acceso y diferentes niveles de gobierno.
También algo mencionado mucho en la conferencia fue la tramitología, los requisitos, el día a día de la interacción entre los agentes económicos y el Estado, todavía hay cosas que se pueden mejorar.
También se menciona que las exportaciones peruanas son en mayor medida materias primas. ¿Qué hace falta en innovación para pasar a ser exportadores de productos intermedios o productos terminados?
Ahí soy bastante positivo sobre el desarrollo que se ha dado. Cuando uno mira exportaciones y piensa ‘bueno son agrícolas, por tanto son de bajo valor’, es equivocado. Hay exportaciones agrícolas que tienen un altísimo valor agregado. Hay que cambiar un poco el chip de este sector.
Uno de los sectores que mencionamos en el reporte es el sector turístico, por ejemplo, que es exportación de servicios, no necesariamente son manufactureros. Ahí hay un potencial enorme en el país y un potencial para generar un producto de altísimo valor, por las características que tiene el país. El turismo es un ejemplo claro donde uno puede exportar servicios turísticos de bajo o alto valor agregado. Es cómo se hace esto, no necesariamente es el sector.
Ahí surge nuevamente el tema de infraestructura, como los aeropuertos, y la capacitación.
Sí, cada sector tiene sus necesidades, no soy un experto del sector turístico. Se necesita una mezcla de lo básico: buen manejo macroeconómico, asegurarse estabilidad, asegurarse capacidad del Estado, asegurar que las normas son claras y predecibles, y que tienen relativamente bajo costo de cumplimiento, como decíamos, una tributación equitativa, suficiente, un marco regulatorio laboral que no desincentive, pero también acceso a determinadas servicios específicos para cada sector.
Esa combinación de políticas transversales con políticas sectoriales concretas permite que puedan haber desarrollos mayores de exportaciones en este caso y de producción de los países.
¿Cómo pueden afectar las políticas proteccionistas, un eventual escenario de recesión económica en EE.UU. y la situación económica en China a un país con apertura comercial como Perú?
Las perspectivas económicas globales son inciertas en este momento. Es algo que nosotros seguimos de cerca, pero que de momento es difícil saber cuál va a ser, digamos, el impacto que pueda tener. Lo que me parece que es importante es no perder el norte, no dejar que el día a día nos haga olvidar las grandes oportunidades que hay. Cuando hablamos sobre el potencial minero, por ejemplo, esto es algo que es a mediano y largo plazo, y que tiene un potencial que va más allá de lo que puede pasar en una semana o la siguiente.