En 1984, David Yallop escribió “En nombre de Dios”, una investigación que sostenía que Juan Pablo I no murió de un infarto, como informó el Vaticano, sino que fue asesinado. El ‘Papa de la sonrisa’, quien falleciera 33 días después de haber asumido el cargo, habría sido víctima de una conspiración urdida por un grupo de personas temerosas de las reformas que estaba dispuesto a emprender.
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Años después, Yallop escribió “¿Cómo se robaron la Copa?”, un libro de más de 300 páginas sobre la corrupción en el mundo del fútbol, en la que dedica un espacio al partido entre Argentina y Perú del Mundial 78. Allí señala que el resultado fue producto de un arreglo entre los gobiernos de ambos países, el cual incluyó la entrega de 35 mil toneladas de grano, una línea de crédito por US$50 millones y sobornos a funcionarios peruanos. Señala también que miembros de la Junta Militar peruana habrían recibido dinero, al igual que tres jugadores, y que los seleccionados argentinos usaban drogas.
Yallop no da ninguna prueba contundente. Como tampoco lo hacen Pablo Llonto en “La vergüenza de todos” ni Ricardo Gotta en “Fuimos campeones”, libros que indagan sobre lo que ocurrió en Rosario, la noche del 21 de junio de 1978.
Tampoco las hay en “78, historia oral del mundial”, la monumental obra de Matias Bauso, base de la recientemente estrenada docuserie “Argentina 78″. La declaración de José Velásquez sobre el supuesto soborno a seis jugadores no es nueva. En 2018 dijo que Juan José Muñante, Raúl Gorriti, Rodulfo Manzo, Ramón Quiroga y otros dos jugadores recibieron dinero, también sin dar prueba alguna. El ‘Jet’, quien como Gorriti ya no está con nosotros, amenazó con enjuiciarlo.
Las principales dudas siempre han recaído sobre Manzo y Quiroga. El primero fue contratado por Vélez Sarsfield al año siguiente del Mundial y protagonizó un confuso episodio, en el que habría confesado haber sido sobornado. Luego lo negaría.
Quiroga nació en Rosario y, de acuerdo con él mismo, sus compañeros no querían que jugara. El video del partido bastaría con salvarlo de cualquier responsabilidad. Si esa noche no hubiese estado bajo los tres palos, la goleada habría sido más espantosa.
En 1998, el ‘Loco’ dio una entrevista al diario argentino “La Nación” en la que manifestó su desconfianza en Manzo y dijo algunas barbaridades (“Creo que todos los que agarraron guita … estoy seguro que alguno ha agarrado, aunque no te puedo asegurar nada… de los que habrán agarrado guita, varios murieron, y otros murieron para el fútbol, ¿te das cuenta? En ese partido jugó Rojas, un tipo que nunca había jugado. Él se murió en un accidente. Y a mí me explotó una bomba en un estadio y no me he muerto, ¿te das cuenta? Marcos Calderón se cayó en un avión y se murió”).
El video del encuentro muestra a un equipo errático, desconcertado, temeroso. Manzo regala al menos dos goles, Chumpitaz nunca pudo con Kempes ni Luque, Duarte solo le miró la espalda a Ortiz, Houseman se dio un picnic con Rojitas, Cubillas casi ni tocó la pelota, lo mismo Cueto, Quesada y el ‘Patrón’. Muñante mandó un tiro al palo y Oblitas erró un gol increíble.
Un par de meses antes del Mundial, Perú y Argentina se enfrentaron en dos amistosos. En el primero, en Buenos Aires, los albicelestes ganaron 2-1. Luego, en Lima, vencieron 3-1 (a los 30 minutos del primer tiempo ya ganaban 3-0).
¿Realmente necesitaban sobornar a nuestros jugadores para golear?
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