LEE TAMBIÉN: Fue idea del cerronismo, no tuvo debate y recibió 94 votos: así se gestó la eliminación de la detención preliminar
No estoy generalizando por gusto. Quero no fue el único lenguaraz en la tarde del miércoles pasado. A la misma hora, en la conferencia de prensa tras el consejo de ministros en el que no participó él, su colega ministra de la Mujer, Teresa Hernández, protestó contra el acoso que, según ella, practicamos los medios contra su SPR (señora presidenta de la república en la jerga burocrática del gabinete). Teresa, eso sí, escogió una altura prudente. Apartó los micrófonos y se tiró desde el borde de la mesa. Su pequeño salto pasó inadvertido ante el espectacular brinco de Morgan.
“Morgan no entró a escena para defender a su lideresa sino para atacar a sus enemigos. Había afinado su vocación. No era un simple escudero, sino un caballero andante… que se tropieza con la lanza”
Quienes conocimos al gestor público y politólogo con estudios en México y en Francia antes de que fuera ministro, advertimos un cambio notorio en él. Era un comedido tecnócrata tras bambalinas, asesor de Jorge Nieto cuando fue ministro de Cultura y de Defensa antes de hacer lo mismo para Dina en el Midis y en el mismísimo despacho presidencial. Pero su vocación no era ocultarse tras el biombo, sino entrar en la escena. Lo hizo breve y modestamente en Fondepes, órgano del Ministerio de la Producción. Cuando Dina lo llamó para que la asesorara en Palacio, quiso volver a tener un cargo. Ello no sucedió y se apartó un tiempo de la presidenta. Hasta que volvió empoderado como ministro de Educación. Presumo que Dina calculó que las maneras afables de Morgan servirían para mantener la calma en esa cartera en permanente campaña defensiva y, a la vez, se daría un tiempo para ser su escudero personal. Error garrafal: Morgan no entró a escena para defender a su lideresa sino para atacar a sus enemigos. Había afinado su vocación. No era un simple escudero, sino un caballero andante… que se tropieza con la lanza.
LEE TAMBIÉN: Morgan Quero: Los entretelones y el impacto del respaldo del gobierno al ministro de Educación tras su cuestionada frase
El descargo
Conversé brevemente con el ministro. No me quedaba dudas de que quiso decir algo estridente; pero sí tenía dudas sobre si realmente dijo ratas a los muertos en las protestas o a los violadores de niños, como salió pronto a explicar. Para completar este perfil en el candelero necesitaba saber los detalles que respaldaran su versión. La pregunta de la colega Almendra Ruesta se oye clarísima en el video difundido el miércoles y se refiere indubitablemente a los muertos, ¿de dónde, entonces, la confusión? “No me confundí al oírla, no oí la pregunta. Ella se acercó con un micrófono pequeño, lo tenía pegado a la boca, por eso la pregunta se oye bien en el video, pero yo no la oí”, me replicó ¿Si no la oyó porque le respondió?, fue mi siguiente interrogación. “Cuando terminó el evento [la inauguración del VI Consejo de Estado Regional en Piura] se me acercaron varios periodistas y las preguntas que respondí eran sobre el tema de la pena de muerte para violadores. La periodista se me acercó segundos después, cuando me estaba yendo”, dijo.
¿Por qué se tomaría el ministro el tremendo riesgo de soltar ante un micrófono desconocido una frase tan altisonante? Su respuesta es esta: “Muchas personas que tienen vínculos con el terrorismo se escudan detrás de los derechos humanos, por eso creo necesario abrir un debate para ampliar la pena de muerte. Y están los violadores de niños con casos atroces”. Tras esta breve conversación con el ministro, mantengo mi hipótesis: el ‘dinismo’ enervado por el escándalo de la cirugía fue el motivo del palabrón. ¿Porqué estas expresiones extremos del culto a Boluarte? La respuesta demanda un esfuerzo multidisciplinario, pero vaya un alcance simplón: Dina ‘es lo que hay’ para ministros sin partido, ni ideología, ni mayores expectativas futuras.
Morgan Quero estaba buscando acuñar un titular para apuntalar el debate sobre la pena de muerte; para que la agenda se vuelque sobre lo que dijo y la presidenta deje de sentir presión sobre su cara. Como ya les dije, él no defiende pequeñeces, quiere atacar en serio y en grande. No es alguien que se esconde entre las cortinas, sino que sale a escena a avivar la cortina de humo. E intentar cambiar de agenda. Pero la pregunta no fue por la pena de muerte sino por los muertos, eso fue lo que se oyó y eso fue lo que quedó. Dina tuvo que precipitar un mensaje a la nación el jueves en la noche, admitiendo que sí se operó aunque sin fines estéticos. Hasta el defensor del pueblo ha pedido la cabeza del ministro. El pitazo del fin de legislatura y la navidad le vienen de perilla.