El primer ministro de Líbano acusó este viernes a Israel de rechazar cualquier alto el fuego con Hezbolá, después de que el ejército israelí bombardeara bastiones del movimiento libanés en la periferia sur de Beirut.
La agencia nacional de noticias libanesa (ANI) reportó al menos diez bombardeos al sur de la capital, después de que Israel emitiera avisos de evacuación. Los ataques destruyeron “decenas de edificios” tan solo unas horas después de la visita de dos emisarios estadounidenses a Israel.
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Los diplomáticos estadounidenses Amos Hochstein y Brett McGurk llegaron a Israel el jueves para buscar una salida a la guerra en Líbano y avanzar hacia un alto en fuego en la Franja de Gaza, donde el ejército israelí combate al movimiento islamista palestino Hamás.
La situación en el norte de Gaza, confrontado a una ofensiva israelí contra Hamás, es “apocalíptica” y toda la población se encuentra en “riesgo inminente de muerte”, aletaron los jefes de 15 agencias de ayuda humanitaria de la ONU.
En Líbano, el primer ministro, Nayib Mikati, denunció los ataques israelíes y el estancamiento de las negociaciones de tregua.
“La prolongación, una vez más, de la agresión del enemigo israelí contra las regiones libanesas (…) y el hecho de que haya vuelto a atacar los suburbios del sur de Beirut con operaciones destructivas, constituyen indicadores que confirman su rechazo a todos los esfuerzos para lograr un alto el fuego”, afirmó Mikati en un comunicado.
En el barrio de Kafaat, un edificio seguía ardiendo, entre escombros y coches calcinados, sumergiendo los alrededores en una espesa humareda. Alrededor, milicianos de Hezbolá vestidos de negro, algunos con ametralladoras en sus fundas, establecieron un cordón de seguridad.
El ejército israelí afirmó que bombardeó objetivos de Hezbolá en Beirut y en Nabatieh, en el sur del país. ANI reportó ataques en las regiones de Aley, al este de Beirut, y Bint Jbeil, en el sur.
La región de Baalbek, en el este de Líbano, fue también blanco de ataques en los que murieron al menos 10 personas, según las autoridades libanesas.
Los bombardeos también alcanzaron la ciudad de Tiro, en el sur, donde se derrumbó un edificio frente al mar, según un corresponsal de AFP.
Jeanine Hennis Plasschaert, coordinadora especial de la ONU para el Líbano, advirtió en X sobre “el gran peligro” que se cierne sobre Baalbek y Tiro, dos ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Hezbolá abrió un frente con Israel el 8 de octubre de 2023, en apoyo a Hamás, que gobierna Gaza.
Pero lo que empezó con duelos de artillería diarios en la frontera se convirtió en una guerra abierta el 23 de septiembre, cuando Israel intensificó sus bombardeos contra posiciones del movimiento libanés. Una semana después, el ejército israelí inició incursiones terrestres en el sur de Líbano.
Al menos 1.829 personas han muerto en Líbano desde la intensificación de los bombardeos, según un balance de AFP basado en datos del Ministerio de Salud libanés.
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Plan estadounidense
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se declaró “profundamente preocupada” por los ataques israelíes contra los servicios de salud en el Líbano.
El objetivo de Israel es neutralizar a Hezbolá en la frontera y permitir el regreso al norte del país de 60.000 habitantes desplazados por los disparos de cohetes del grupo islamista desde hace más de un año.
En la Franja de Gaza, la guerra se desencadenó el 7 de octubre, cuando milicianos islamistas mataron en el sur de Israel a 1.206 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251, de acuerdo con un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes.
De los 251 capturados, un centenar siguen cautivos en el territorio palestino, pero 34 fueron declarados muertos por el ejército.
En respuesta, Israel lanzó una campaña que ya ha dejado 43.259 muertos en Gaza, según datos de su Ministerio de Salud, considerados fiables por la ONU.
Según fuentes gubernamentales citadas por medios israelíes, el plan preparado por los emisarios estadounidenses contempla la retirada de Hezbolá y del ejército israelí del sur de Líbano, que pasaría a ser controlado por las fuerzas armadas libanesas y los cascos azules de la ONU.
Funcionarios israelíes declararon que sus soldados no se retirarán del sur de Líbano hasta que se alcance un acuerdo que garantice los requisitos de seguridad de Israel.
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“La morgue está llena”
Además de buscar “una solución política” en Líbano, los emisarios estadounidenses debían centrarse en “medidas para poner fin al conflicto en Gaza”, según el departamento de Estado.
Bombardeos nocturnos mataron a nueve personas en Jabaliya, en el norte, y en Nuseirat, en el centro del territorio, indicó el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás en la Franja de Gaza.
“La morgue del hospital Al Aqsa de Deir el Balah”, en el centro de la Franja, “está llena de cadáveres”, alertó el director de hospitales de campaña del ministerio, Marwan al Hams.
El ejército dijo haber matado a “decenas de terroristas” en el sector de Jabaliya y en el centro de Gaza, y haber atacado “más de 200 objetivos de Hamás” en Gaza y de Hezbolá en el sur del Líbano desde el día anterior.
También aseguró el viernes que durante la noche interceptó siete drones lanzados desde “varios frentes” hacia el territorio israelí.
Gaza se enfrenta a una grave crisis humanitaria desde que empezó la guerra.
La situación se volvió crítica en el norte, donde Israel lanzó una nueva ofensiva por considerar que allí se están reagrupando los combatientes de Hamás.
“Toda la población palestina del norte de Gaza se encuentra en riesgo inminente de muerte por enfermedad, inanición y violencia”, escriben los jefes de quince agencias humanitarias de la ONU, que exigen que “el Estado de Israel cese su asalto a Gaza y a los trabajadores humanitarios”.